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Desde Samuelito, un pequeño local de venta de arepas, cerca al Puente de Boyacá, en jurisdicción de Ventaquemada, el presidente, Gustavo Petro, presentó el pasado 7 de agosto el balance de sus dos años de gobierno y dijo, entre otras cosas, que ha logrado sacar de la pobreza a más de millón 600 mil ciudadanos; y de la pobreza extrema a 1.150.000 ciudadanos más.
La cifra llama la atención y durante la última semana hemos leído y escuchado a los expertos criticando o defendiendo la información entregada por el Mandatario.
Desde que existen las estadísticas oficiales y el Dane se han cuestionado los informes del Gobierno en muchos temas. Aclaro que no me refiero a lo que está ocurriendo con el Gobierno Petro sino a lo que también ha pasado en el de Iván Duque, Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y de ahí para atrás muchos otros.
Dijo el presidente Petro en el Puente de Boyacá y en el pequeño negocio de doña Blanca Lucy Junco que la economía iba mal pero que ahora en Samuelito venden más arepas porque la economía está en franca recuperación. También se refirió a las magníficas cifras de otros sectores económicos, y me voy a referir en esta columna a algunos de ellos.
Como muchos colombianos, no le creo al Dane; no le he creído en ningún gobierno para que no digan que soy antipetrista.
A pesar de los informes oficiales que hablan de recuperación del turismo, la Asociación de Hoteleros de Colombia, Cotelco, dice que su negocio no tiene las cifras de ocupación y utilidad de antes de la pandemia del COVID-19; es decir que no existe ese boom turístico que reporta el Gobierno.
Los hoteleros, para hablar de solo uno de los actores del turismo, tienen problemas porque sus márgenes de utilidad han caído bruscamente, lo que obedece, en primer lugar, a la competencia que ahora tiene con glamping y casas de campo, que no pagan ni empleados, ni horas extras, ni impuestos.
Adicionalmente, los hoteleros pagan ahora servicios públicos muchos más altos, los afecta el IVA al transporte, pagan el Impuesto Agregado mucho más alto y la Reforma laboral los afectará porque tendrán que pagar más dominicales y horas extras, porque su actividad es de 24 horas y, especialmente de horas de la noche y de dominicales y festivos.
De manera que, por lo que dice Cotelco, las cosa no van bien para el turismo y eso lo pueden corroborar los sanandresanos, que tiene un paraíso, que siempre fue muy concurrido y que hoy enfrenta una de las peores crisis de su historia.
También está mal la minería y eso golpea fuertemente el bolsillo de miles y miles de colombianos y boyacenses.
En los pueblos mineros de Boyacá se han cerrado cientos de minas, y el carbón siderúrgico y el coque, que fueron por años los principales productos de exportación del departamento, tienen un precio muy, pero muy por debajo de los que tuvieron hace 4 o 5 años. El panorama para ellos es oscuro, como el producto que sacan de las entrañas de la tierra.
Del sector siderúrgico, ni hablar. Ustedes seguramente escucharon las declaraciones de hoy del gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, lanzando un SOS al Gobierno nacional para que se cree aranceles que frenen las importaciones que llegan desde China y que están inundando el mercado colombiano.
La industria de la construcción, que es una de las que más empleos genera, también está en crisis. Según la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol, apenas en abril de este año se sintieron señales de recuperación del sector luego de 16 meses de caída. Solo en el segundo semestre de este año Camacol Boyacá reportó que había algunas señales de recuperación, pero las cifras de ventas de vivienda nueva en Boyacá y creo que del país hace muchos años no registraban cifras tan flojas, como ocurre ahora.
Hay algunas señales buenas del Gobierno Petro que hay que resaltar, pero que no son en las actividades mencionadas antes.
El propio Petro, sus aliados y sus influencers, como Gustavo Bolívar o como el caricaturista Matador, han resaltado logros como los de la disminución de la deforestación, la reducción de las tasas de interés, el control de la inflación, los proyectos para la reactivación del transporte férreo, el récord en la incautación de droga, la mejora en las condiciones de la fuerza pública, la gratuidad en la educación pública y, según dicen, la recuperación del campo.
Creo que definitivamente es y será muy bueno que ahora, con la Reforma Pensional, el Gobierno le vaya a ayudar con bonos de 225.000 pesos a 3.2 millones de viejos y viejas que hoy sufren de hambre y pobreza monetaria. Dice el Gobierno que esa es la reforma social más grande de la historia de Colombia.
Sin embargo, vuelvo al tema de la pobreza, por algo que escuché el fin de semana en Paipa, la ciudad en donde vive mi madre. Allí estuve conversando con la propietaria de una pequeña tienda, en el barrio Sauzalito, quien me dejó preocupado con el diagnóstico que hizo sobre la situación que está viviendo la gente, en un barrio popular, de estrato entre 1 y 2.
Dijo la señora que las ventas, sus ventas, se han caído en el último año en más del 40 por ciento, que ya no le alcanza para pagar millón 600 mil pesos del arriendo: que sus clientes ahora compran frutiño y arroz, porque es lo único barato que hay.
También me dijo que ya casi no vende frutas porque, por lo menos en ese sector, muy pocos se dan el lujo de comerlas. “Compré cinco piñas para esta semana, me dijo la señora y me mostró que apenas había vendido una y las otras cuatro se estaban dañando.
Entre otras cosas, dijo que el tema de los precios del carbón y del cierre de minas está afectando la economía local porque muchos paipanos han perdido su empleo en los últimos meses. Al contrario de lo que muchos piensan, Paipa depende más de la economía del carbón que del turismo y el gobierno del presidente Petro está persiguiendo a los carboneros y quienes quiere subir aún más los impuestos con la Reforma Tributaria que proyecta.
Me quiero referir aquí a algunas cifras que el subdirector de la ESAP para Boyacá y Casanare, Jacinto Pineda, dio en una columna para El Diario, sobre la pobreza en Colombia y en Tunja.
El 64,5% de los colombianos viven con menos de 853.608 pesos mensuales, lo que es un dato vergonzoso y lamentable.
Según datos del subdirector de la ESAP Boyacá Casanare, en Tunja para el año 2023, hay 53 mil pobres (30,3 por ciento de la población), 33 mil vulnerables (18,6%).
Según los análisis del DANE, los pobres son aquellos con un ingreso per cápita inferior a la línea de pobreza monetaria, que para Tunja $575.440 mensuales; los vulnerables corresponden como aquellos con un ingreso per cápita entre la línea de pobreza y $853.608 mensuales y la clase media está compuesta por aquellos a quienes les corresponde un ingreso per cápita al interior del hogar entre $853.608 y $4.596.352 al mes. La clase alta está conformada por personas cuyo ingreso per cápita al interior del hogar corresponde a más de $4.596.352 mensuales.
Lo anterior quiere decir que, según el propio DANE, los 3.2 millones de adultos mayores que ahora recibirán un auxilio mensual de 225.000 pesos definitivamente seguirán siendo pobres.
Que les den una ayuda para que puedan suplir sus necesidades básicas en un gran logro, pero hay mucho trecho para que puedan salir de la pobreza. Esperemos cómo y con qué criterios van a repartir esos subsidios.