El año que se asoma

Intervención del artista Escif, en el Carmen, España. Foto | Germán Caballero
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Por | Silvio E. Avendaño C.

Escribo cuando inicia la cuesta de enero, mes desierto y sin moneda. Veo cómo la curva de los precios se eleva, mientras los deseos de prosperidad se diluyen con el paso de los días. Y viene el final de enero en la resaca, sin aliento, sin nada en el bolsillo, mientras el Servicio de la Deuda Pública Nacional crece como pozo sin fondo: 75,1 billones.

Vendrá el mes de febrero y el presupuesto nacional ejecuta en salud, educación y agua potable 49,6 billones. El 28 del segundo mes, en tiempos de cuaresma, asoma con la multitud de ancianos que fueron servidumbre, y los sábados pedirán a la puerta de la beneficencia un pan duro y, no faltará que a los mendigos se les compre el voto en los carnavales electorales de marzo.

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Viene abril, que ofrecerá sin falta el cuento del dios que se sacrifica por los pecados del mundo, para que con su sangre se laven los yerros del orbe. Llegarán las procesiones de parranda santa, escoltadas por el Ministerio de Defensa, el cual alberga medio millón de policías y soldados, respaldados por la módica suma 41,6 billones para la compra de bombarderos, máquinas de guerra, implementos antimotines.

Mas, ya mayo comienza con el primero de los trabajadores que saldrán a decir que el millón del salario mínimo no alcanza para un carajo, mientras las campanas y periódicos permanecen sordos ante la muerte de los líderes sindicales. Las importaciones del trigo, papa, algodón y hasta el café harán posible que por estos lares no haya trabajo, a no ser las bondades que ofrece la perseguida cocaína.

Pronto será el llanto por la madre y, la celebración de esas madres que son los maestros y profesores.

Si hay segunda vuelta en la elección presidencial será en el mes de junio, y en julio vendrá otra vez la celebración bromista del día de independencia y la instalación del nuevo Congreso.

La nueva administración perorará nuevos discursos y promesas que serán desmentidas con el paso de los cien primeros días de gobierno.

El aseguramiento de salud habrá terminado de gastarse en el mes de septiembre y, en ese mes se comenzará la nueva reforma tributaria porque el Estado necesita dinero para poder mantener la burocracia.

En el lapso de octubre soplará el cuento del derribo de las estatuas, de cómo es posible que se haya derribado la talla no solo de Colón, y en cómo convertir en olvido las figuras depuestas en el año aciago de 2021.

Y, los fantasmas de los muertos se asomarán por un día, ya que, los cubrirá el viento del olvido, en noviembre, pues el mundial de fútbol tendrá tantos goles que se meterán en las redes, y entrenadores que dejarán de serlo, pues no ganarán ni un partido.

Y, desde la cuesta de enero vale preguntarse si la pandemia del COVID-19 tendrá una nueva variante que hará necesaria que se tenga que comprar una nueva vacuna ante un virus rejuvenecido.

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