Educación, salud, seguridad, agro y medio ambiente: el clamor de la gente

Foto| El Tiempo
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Por: Darío Álvarez Morantes, dirigente agrario

En esta época preelectoral en que los políticos inician sus campañas con diferentes componendas, alianzas, estrategias, artimañas, argucias y promesas para convencer al elector, es el momento de que el pueblo despierte, analice, evalué y decida con autonomía, por qué méritos, capacidades de gestión y desempeño de cada una de las hojas de vida se va a votar.

Y es entonces cuando es indispensable reflexionar en ¿Cuánta culpa tienen los elegidos en su descaro y deficiente gestión y cuánta culpa tenemos los electores, para mantenerlos allí ejerciendo un mal gobierno? Cuando hablo de que la educación  debe ser el primer clamor de la gente, es porque de allí depende toda la riqueza y el desarrollo de Colombia, ¡la educación encarna la verdadera riqueza de un país!. Tocamos fondo en politiquería y corrupción, debido a la pésima formación de las personas, sin principios, sin ética, sin valores y sin temor de Dios, con exageradas ansias de poder.

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Por lo tanto, cuando existe tanta mediocridad y el fin justifica los medios, con la prevalencia de los intereses personales sobre los intereses colectivos, nada puede funcionar bien, ni aun en un país tan rico como el nuestro; Al ingeniero se le caen los edificios; el profesor se interesa más por el sueldo que por la formación de sus alumnos; el abogado analiza la ley según convenga; el contador cuadra las cuentas a pedido del usuario; el agrónomo sabe más de vender productos que de asistencia técnica; el veterinario atiende mascotas y le teme al ganado; el periodista dice lo que le digan que tiene que decir; el economista gasta más de lo presupuestado; el arquitecto cuadra los diseños sencillos más baratos y de mejor lucro; el empleado público se cree más importante que la gente a quien debe su función y mantiene su servilismo ante su patrón político, porque tiene la pobre idea de que le pagan no por lo que haga, sino por lo que dure en el cargo; el biólogo sabe cómo proteger la vida de los animales pero no le importa; el gerente conoce a su empresa pero su objeto no está en el rendimiento, sino en cuadrar la junta directiva para lograr estabilidad laboral; las nutricionistas son gordas pero cobran formulando dietas; el científico se esfuerza por la investigación pero no la hace justificado en que no hay recursos; el psicólogo ayuda al paciente si le paga bien, de  lo contrario lo vuelve loco; el médico no tiene sensibilidad y deja morir pacientes para aprender las causas de la defunción y ganar experiencia; el juez castiga al justo y beneficia al bandido; el policía asume su poder reprimiendo a la gente de bien exigiendo tajada económica y permite el delito; el comerciante le roba al productor y al consumidor final; y ,el político es declarado fuera de concurso por todos sus vicios, de modo que se le rinde culto al poder a cualquier precio y esto redunda directamente en la parte social, cultural, económica, técnica, y ambiental de la sociedad.

La educación debe reestructurarse para aplicarle los más altos estándares de calidad, toda la ética, principios, valores  y calidad de desempeño de las personas en cada profesión tendiente a suplir las necesidades del país, generando empleo y nuevas empresas y no desempleados bien educados abocados a ejercer cualquier trabajo sin aplicar sus competencias.

La Salud debe ser un compromiso de todos, dentro una política social de Estado, en un sistema donde no cobren unos y sirvan otros para conformar un círculo vicioso donde el paciente asume todos los riesgos y costos que no le corresponden, mientras que las EPS se roban el dinero, fingen quiebras para ser intervenidas y liquidadas e iniciar con un nuevo nombre, pero con los mismos ladrones.

La seguridad se debe conseguir con formación para la convivencia y fortalecimiento continuo del tejido social, no con todas las restricciones para la gente de bien y los beneficios para los delincuentes que descaradamente se burlan de la ley conformando las organizaciones delictivas como grandes y rentables empresas patrocinadas por dineros ilícitos y la debilidad de la ley. No es justo que los más reconocidos delincuentes, sean habilitados para llegar y acabar de contaminar al congreso mientras que los gremios productivos y la gente de bien, tienen todos los condicionamientos para llegar al poder legislativo. La seguridad se da aplicando rigurosamente la ley, premiando al buen ciudadano y castigando ejemplarmente al infractor, evitando tanta injusticia en el país, garantizando a los ciudadanos igualdad en derechos, deberes y oportunidades donde la motivación permanente se enfoque a ser buen colombiano.

El agro, se mantiene de milagro en Colombia y no existe voluntad política para apoyar la productividad, competitividad y desarrollo del sector agropecuario, prefiriendo firmar acuerdos internacionales lesivos para la producción nacional, pero muy beneficioso para Multinacionales y grandes inversionistas potentados del país, mientras que el productor continua haciendo patria, asumiendo todos los costos de sus explotaciones y soportando la mirada indiferente del Estado.

El medio ambiente, lo degradamos continuamente porque no hemos entendido la necesidad de cuidar nuestro espacio, el de los demás seres vivos y el de los seres abióticos que son parte fundamental de nuestro entorno. Malgastamos, regalamos y destruimos nuestros recursos naturales en la forma más inmisericorde ilegal y descarada, sin que nadie haga nada para frenar los terribles e irreparables efectos ambiéntales; no existe una política integral de Estado para facilitar el desarrollo integral rural.

Esto no puede continuar así, de manera que político que no se comprometa con estos clamores de la gente, no merece ser elegido. Deberíamos formar un grupo que se llame ‘Todos decidiendo por Colombia’, para escuchar opiniones, sugerencias, aportes, propuestas, estrategias y acciones tendientes a escoger los mejores candidatos, que nos ayuden a propiciar un cambio real y positivo, para salvar a nuestro país de la politiquería y la corrupción que nos tienen en el más vergonzoso descredito mundial y el más injusto sub desarrollo.

Hay que votar bien, con autonomía, con ética, con dignidad, con libertad de opinión y justificada decisión, motivando a los que nunca lo hacen, para erradicar los vicios aberrantes de nuestra democracia y rescatar a nuestro de bello país de las manos de la oligarquía, ejerciendo la función de ciudadanos de bien en beneficio de todas las comunidades colombianas. Que no nos lamentemos después de los comicios electorales  de haber permitido la elección de los mismos, y tener que soportar su tiranía, por falta de valor civil y sentido de pertenencia para efectuar el cambio.

La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes.

Charles Bukowski (1920-1994)

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