Diego Corredor y el objetivo de devolver la grandeza a un equipo que alguna vez supo ser el más grande del continente

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El tunjano Diego Corredor es a partir de ahora el estratega del Once Caldas, un desafío hecho a la medida de grandes nombres. Por ese banquillo pasaron Pacho Maturana, Juan Carlos Osorio o Eduardo Lara en tiempos más recientes, y ninguno pudo devolverle al Once Caldas la grandeza que supo tener a comienzos de siglo. Hoy el turno es para Corredor, que recibe un plantel corto pero suficiente para pelear por cosas importantes a nivel nacional.

Veinticuatro nombres pasaron por el banquillo del Once Caldas desde la salida del profesor Luis Fernando Montoya a finales de 2004. Algunos de mucho peso, como Francisco Maturana, Juan Carlos Osorio, Javier Álvarez y más recientemente Eduardo Lara. Pero ninguno pudo emular lo del recordado Once Caldas del profesor Montoya.

Es más, la sequía del Once Caldas hoy es de más de diez años, pues el último título para el ‘blanco blanco’ vino de la mano de Osorio en 2010.

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Dirigir al Once no es cosa fácil, pero Corredor viene demostrando que tiene madera para cosas grandes.

Corredor dirigió en Patriotas 150 partidos entre 2016 y 2019. Dejó un grato recuerdo luego de haber jugado Copa Sudamericana en 2017 y haber clasificado al onceno boyacense en un par de ocasiones a las fases finales de la liga nacional; siendo quizá las mejores temporadas del equipo boyacense desde que está en primera división.

En tierras nariñenses también dejó buenos recuerdos, pues en tiempos de pandemia supo sacarle jugo a un plantel limitado pero talentoso, clasificó al equipo a Copa Sudamericana y empezó a potenciar su nombre como estratega. Pero el plantel mutó rápidamente y Corredor no pudo dar continuidad a su proceso, así que la parte final de su ciclo en el Pasto no fue tan memorable. Terminó vínculo con el club nariñense en abril pasado y quedó abierto a nuevas propuestas de proyectos deportivos.

Cuatro meses después le ha llegado esta propuesta del equipo de Manizales, que no atraviesa su mejor momento.

En el Once Caldas se enfrentará a un panorama ya conocido: plantel corto en un club agobiado económicamente en medio de la pandemia, como casi todos en el rentado nacional.

Claro que en el Once el reto es adicional, pues bien sabe Corredor que este es un club llamado a grandes cosas. Corredor llega en primera medida a apagar el incendio. Con casi la tercera parte del todos contra todos disputada el equipo no despega, cuatro derrotas en seis partidos lo tienen entre los tres últimos del campeonato. Corredor contará con grandes elementos dentro del plantel como Juan David Pérez, Jefferson Cuero, y algunos referentes como Félix Micolta y Marco Pérez, que de la mano de Lara no supieron congeniar, llevando a la salida del estratega vallecaucano.

Poner al Once Caldas donde se merece

Poner al Once Caldas donde se merece es un frase mucho más densa y profunda de lo que aparenta. El Once Caldas supo cargar mucha gloria a cuestas y hoy en Manizales es un bello pero muy lejano recuerdo, que la afición quisiera que se repitiera, pero que hoy entiende como una hazaña fuera del alcance.

Pasaron 17 años desde aquel Once Caldas que supo estampar su nombre en el codiciado trofeo de Copa Libertadores, ese mismo que se rompió en manos de Herly Alcázar en aquella recordada celebración.

Veinticuatro directores técnicos pasaron por el banco del Once, pretendiendo emular esa hazaña que llegó a manos de un plantel tan terrenal como el de hoy en día; comandado en defensa por Wilmer Ortegón y Samuel Vanegas; en el medio, con un hijo de la tierra como Elkin Soto, el del barrio La Sultana, y el gratamente recordado Arnulfo Valentierra; adelante con Jorge Agudelo, el del gol al Sao Paulo, y con otros nombres todavía más icónicos como el de Juan Carlos Henao y el hoy recluso Jhon Viáfara.

Eso es lo que la afición en Manizales piensa que el Once Caldas se merece. Por eso el desafío es enorme para Diego Andrés Corredor, que seguramente va viendo que es hora de empezar a dar lustre de técnico campeón a su nombre, y en el ‘blanco blanco’ encuentra una plausible oportunidad de construir ese objetivo.

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