Día de la mujer colombiana ¿hay que celebrar?

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Por: Gina Rojas

“¡Pueblo indolente! ¡Cuán diversa sería hoy vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad!”, es una de las frases célebres de Policarpa Salavarrieta, una mujer que en tiempos aún más difíciles que los actuales decidió poner en sus hombros la lucha de un pueblo por la libertad, por la participación política y los derechos de las mujeres, por la equidad y por la igualdad.

Su historia, remembrada en decenas de libros, ha quedado como muchas biografías solo plasmada en escritos que parecen novelescos y distan de lo que en la realidad se ha puesto en práctica en la búsqueda de naciones libres que cumplan con la protección de sus gentes, transformen sus culturas y caminen hacia la libertad de pensamiento, ideales y cuerpos, sobre todo hacia las mujeres.

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Desde 1967, se ha establecido  el 14 de noviembre como el Día de la mujer Colombiana, conmemorando a la heroica Policarpa Salavarrieta “La pola”, quien fue ajusticiada por el Consejo de Guerra durante la Reconquista Española en el año 1817.  ¿Hay que celebrar? La respuesta se puede dar en el panorama que actualmente tiene Colombia.

Cifras

Empecemos, de acuerdo con el informe de este año, publicado por OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) Colombia es uno de los pocos países donde la enseñanza básica no es universal y aunque en Colombia las mujeres alcanzan niveles más altos de educación, tienen un mayor riesgo de no conseguir trabajo. Hasta el 35 % de las mujeres de 18-24 años de edad están en esa situación, en comparación con el 15 % de los hombres.

«Esta brecha de género de 20 puntos porcentuales es la tercera más alta entre los países con datos disponibles, muy por encima del promedio de la OCDE de dos puntos porcentuales. Por todo ello, el estudio de la OCDE subraya que Colombia muestra altas disparidades en educación y en los resultados del mercado laboral según la región, el género y el país de origen».

Ahora bien, si bien las asalariadas ganan un poco más que los hombres asalariados por hora (0,9 % más), los ingresos totales de ellas al mes son menores porque trabajan menos horas remuneradas para asumir labores no remuneradas, como el cuidado del hogar y la familia. Una de las razones que puede explicar ese 0,9 % es que las mujeres tienen mejores indicadores de productividad al tener, en promedio, un año más de educación que sus pares masculinos.

Ante esta realidad, ONU Mujeres señala que “si las mujeres pudieran participar en la economía en igualdad de condiciones, el PIB (Producto Interno Bruto) mundial podría aumentar un 26%, o el equivalente a 12 billones de dólares para el año 2025”.

Según el estudio adelantado por WIN-Mujer en 2017, de 500 mujeres consultadas en Colombia a través del Centro Nacional de Consultoría (CNC), solo el 20 % siente que sus derechos son respetados (la ‘Declaración de los derechos de la mujer’ se publicó en Francia en 1791).

En el ámbito político, aunque se ha producido un aumento en el número de mujeres electas, aún se mantiene una enorme brecha de desigualdad entre hombres y mujeres. Actualmente las mujeres colombianas están sub representadas en las instancias de decisión política: son solo el 21% de congresistas; y a nivel local, el 17% en asambleas departamentales, el 18% de los concejos municipales, el 12% alcaldías y el 15% de gobernaciones.

De acuerdo con el informe de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre, cada 28 minutos una mujer es víctima de violencia de género en Colombia. En 2018 se han registrado al menos 3.014 casos de violencia de género contra la mujer en Colombia: es decir, alrededor de 50 cada día. Las mujeres más afectadas por esta problemática son aquellas entre los 20 y 29 años, con 1.295 denuncias. También se reportaron 81 casos en los que menores de edad fueron maltratadas por sus parejas. Según las denuncias, al menos 2.858 hechos violentos se desencadenaron tras discusiones sentimentales y 156 por el estado de alicoramiento de los hombres.

Respecto a los mecanismos de agresión, predominan las armas contundentes, como palos, bates o fuertes golpes con manos y piernas, con un total de 1.826 registros, y al menos en 656 casos se utilizaron mecanismos múltiples, con dos o más armas. El impacto de tales situaciones de violencia de género se vio reflejado en 2.655 mujeres incapacitadas por hasta un mes y otras 18 víctimas por más de 30 días.

Avances

Pero hay avances. Para 2016, 6 de cada 10 mujeres, entre los 17 y 21 años, estuvieron matriculadas en una institución de educación superior, frente a 5 de cada 10 hombres. En cobertura de servicios de salud, en los últimos 10 años se ha logrado prácticamente una cobertura universal en ambos sexos. Para 2017, las mujeres registraron una cobertura en salud del 95.8% y los hombres del 93.0%.

El incremento de la participación de las mujeres en la economía ha sido favorecido por factores como la reducción en la tasa de fecundidad (2,3 hijos por mujer en 2015), el incremento del nivel educativo y el cambio en el tamaño y la composición de las familias. Las mujeres han expandido su papel como generadoras de ingresos y muchas se han convertido en las principales proveedoras de sus hogares. En el país alrededor de un cuarto de ellas son las aportantes principales. Estos cambios también se ven representados en el aumento de los hogares monoparentales, de los cuales los de jefatura femenina son alrededor de un 85%.

A pesar de estos cambios persisten dinámicas en la esfera doméstica que limitan el empoderamiento femenino. El embarazo adolescente, el matrimonio y las uniones de las niñas y la violencia al interior de los hogares, reportada por una de cada tres mujeres en una relación conyugal en el país, son expresiones máximas de las desigualdades en el seno de las familias.

Adicional a los marcos normativos, en Colombia se han creado instituciones rectoras del tema como la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer (CPEM), Marco normativo, la igualdad de género como base de una Colombia más próspera, resiliente y con mayor igualdad, secretarías de género en 16 de los 32 departamentos, así como en más de 20 municipios y ciudades del país. Se destaca también el desarrollo de políticas públicas que establecen medidas concretas y la incorporación de un enfoque de género transversal en el “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” firmado en noviembre de 2016.

Retos

Tal como lo ha mencionado ONU Mujeres en el informe nacional El progreso de las mujeres en Colombia 2018: transformar la economía para realizar los derechos, invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, a la erradicación de la pobreza y las desigualdades y al crecimiento económico inclusivo. Mujeres con acceso y control de recursos económicos logran más fácilmente romper los ciclos de violencia y pobreza, establecer relaciones equitativas y fortalecer su liderazgo en el desarrollo, la democracia y la construcción de la paz.

Las políticas públicas, tratados y demás acciones creadas no pueden seguir siendo un saludo a la bandera, un anuncio o catapulta para políticos, deben convertirse en hechos reales, con presupuestos que equiparen en las necesidades de los territorios y de las mujeres.

Boyacá hoy no cuenta con una dirección de mujer, hoy sigue presentando enormes brechas para denunciar cualquier tipo de violencia, la participación política de las mujeres no es suficiente y lo peor, el machismo y patriarcado nos sigue matando.

Celebrar o no esta fecha es decisión de cada una, pero es más importante entender que somos sujetas de derecho y que si bien vivimos una realidad difícil, mujeres como ‘La Pola’ no murieron para que nosotras nos quedemos sentadas viendo la realidad sin hacer nada, ellas murieron para que nosotras tuviéramos las facilidades de luchar, combatir, resistir y persistir por nuestros derechos, ¡Los de todas!

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