Getting your Trinity Audio player ready... |
La medida tiene vigencia de la medida se aplica desde este sábado, 12 de abril, a las 8:00 de la mañana. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán le agradeció a los bogotanos por su buen comportamiento en el uso del agua durante esta crisis.
Desde este sábado 12 de abril los casi ocho millones de habitantes de la capital del país ya no sufrirán más por los racionamientos de agua.
Así lo acaba de anuncia el alcalde, Carlos Fernando galán, quien señaló que los niveles de los embalses del sistema Chingaza se recuperaron gracias a la temporada de lluvias de las última semanas y al buen comportamiento de los ciudadanos en el uso del agua.
Sobre el tema de la crisis del agua de Bogotá y la recuperación de los embalses, en las primeras horas del día se había pronunciado el director de la CAR Cundinamarca, Alfred ballesteros, quien de todas maneras hizo un llamado a “orientar las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza y no solo en tubo y concreto”:
Ballesteros también se refirió a los desafíos ambientales del cambio climático, que han generado nuevos hábitos de consumo y formas de relacionamiento con el recurso hídrico y aseguró que, como autoridad ambiental, la CAR avanza en estrategias con visión de corto, mediano y largo plazo para hacer frente a la crisis del agua, de la mano con la comunidad.
El director general de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca hizo un análisis de la situación hídrica de Bogotá al cumplirse el primer año de aplicación del racionamiento, destacando las lecciones aprendidas, así como las estrategias que han marcado la ruta para hacer frente al cambio climático y a la crisis por desabastecimiento de agua.
El funcionario subrayó que 2024 fue un año desafiante para el territorio por el descenso sostenido de los embalses debido a la presencia del fenómeno de El Niño, pero, además, por ser uno de los de menores precipitaciones de la última década, lo cual exigió a las entidades, empresas, industrias y comunidad en general, adoptar nuevos hábitos de consumo y formas de relacionarse con el recurso hídrico.
“En este primer año, muchas entidades como la Gobernación de Cundinamarca, algunas alcaldías municipales y empresas de servicios públicos comenzaron a ejecutar iniciativas importantes para reducir el impacto del racionamiento y a entender que es indispensable sumar esfuerzos para alcanzar resultados de corto, mediano y largo plazo”, afirmó el Director de la CAR.
Destacó, por ejemplo, las iniciativas lideradas desde la CAR tendientes a ampliar la capacidad de los embalses, a mejorar las condiciones ecosistémicas de los páramos y cuencas abastecedoras de la mano con la comunidad mediante modelos como los acuerdos de conservación y el pago por servicios ambientales, así como el impulso a Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), dotando a los ciudadanos de herramientas como sistemas domésticos de almacenamiento de aguas lluvias, construcción y mejoramiento de reservorios y programas de restauración participativa, que ya se vienen ejecutando en el territorio como respuesta a la crisis del agua.
No obstante, Ballesteros indicó que aún persisten decisiones en las que se prioriza la infraestructura para llevar el agua y no las inversiones en soluciones para la producción sostenible del recurso hídrico.
“Algunas grandes ciudades y empresas de servicios públicos no han entendido que las inversiones que debemos hacer en el territorio si queremos garantizar seguridad hídrica son las de soluciones basadas en la naturaleza y en paralelo, en controlar y eliminar las pérdidas que en muchos casos superan el 30 %, pues no es lógico que hoy tengamos racionamiento mientras 30 % del agua se pierda por entre el tubo”, destacó el Director.
De otra parte, Ballesteros insistió en la necesidad de avanzar en estrategias como el ordenamiento territorial alrededor del agua, sobre todo en la Sabana de Bogotá, así como de adoptar determinantes en los planes de ordenamiento que permitan el equilibrio entre el desarrollo y la protección de los recursos naturales.
“No podemos ser ajenos al desarrollo, pero con criterios de sostenibilidad ambiental, tal como lo hemos venido señalando: crecer sí pero no así”, indicó el Director. Finalmente, Alfred Ballesteros dijo que este primer año de racionamiento puso en evidencia la responsabilidad de los sectores privados, empresas e industrias de sumarse a las iniciativas institucionales con inversiones para hacer frente a las nuevas realidades de la variabilidad climática desde una lógica de retribución por la utilización de recursos naturales para los procesos productivos.
“Con el racionamiento entendimos que la falta de agua no solo se afecta la calidad de vida, sino que las actividades productivas se vuelven inviables. El sector privado tiene que asumir esa corresponsabilidad y apoyar de manera decidida iniciativas públicas como la compra de predios. apoyar y apalancar procesos de restauración participativa de corredores ecosistémicos y microcuencas abastecedoras, para que las comunidades que las habitan se dediquen a producir conservando”, puntualizó el Director.