El origen de la dosis mínima
Por estos días este hecho histórico ha tenido ocupados a muchos de nuestros Académicos en interesantes pesquisas para saber cuál fue el origen de la dosis mínima en Colombia, el país de origen de la mejor maracachafa de este mundo y el vecindario. Si aquí no vienen marcianos a meterse un buen bareto, en cambio los viejos burros nuestros, que toda la vida han metido, la mayoría en algún momento de la traba han visto marcianos o han pensado que son marcianos, o cosas parecidas, pensando que están más allá de la estratosfera de esta pelota tierra. Pues bien, en la mañana del domingo del Señor de la Columna, antes de los cinco mil azotes, uno de los nuestros, echó el cuento: “créanme lo que les digo, les cuento y me voy pa’ misa. Resulta que en el año 70 del siglo pasado, elegido el General Rojas y posesionado como nuevo presidente, Misael, el papá de Andrés, empezó a ver que su muchacho salía de la casa y no volvía sino hasta que se lo traía la policía, que lo pillaba fumándose hasta el kikuyo del césped más cercano. Ante tantos líos con los tombos, cuenta nuestro Académico, el papá de Andresito, Misael, llamó al comandante coronel y le dijo, “deje de pendejiar con el chino; mire a ver cuánta se fuma al día y qué otras porquerías está metiendo y calcule que esa es la dosis mínima y que por eso no hay que montársela a ninguno y menos a al tarambanas de mi hijo”. El comandante coronel así lo entendió e hizo caso; desde entonces Andresito ha metido la dosis mínima, ni un gramo más. Al populacho, como 20 años después, alguna de las cortes dijo que sí, que la dosis mínima era para todo el mundo que quisiera trabarse (como todos los días lo hace la nueva ministra de justicia de Chanchis President, quien ha confesado ya dos veces, en dos meses de ejercicio, que se traba. “Me trabé”, dice la señora, sin parpadear. Pero bien, volviendo al cuento del hijo de Misael, nuestros Académicos piensan que en algún momento, en las idas y venidas de las alianzas en la pasada campaña, al son de la guitarra de Chanchis President, antes de firmar acuerdos, se debieron meter un par de dosis mínimas por cráneo. Claro, Carlos Holmes tiene pinta de meter alcohol de reverbero con coca-cola, según otro Académico, perito en tales consumos.
El mechudo chiquito, ahora en el Plan Nacional de Desarrollo
Como cualquier otro habitante de la parroquia, hace dos meses el Mechudo Jr., el ExMintic de My President Juanma (Diego Molano, el hijo del famoso Mechudo Molano, de Tasco por más señas) estaba en Bogotá haciendo Lobby para ver qué pescaba en el nuevo gobierno de nuestro Chanchis President. Eso sucedió en la llamada Cumbre Concordia, una cita que, como les contamos desde esta Academia, estuvo dirigida por mi general Petraus el exdirector de la CIA, que antes fue el comandante de la invasión a Irak, en tiempos de W. Bush. Pues bien, la lagartiada parece que le funcionó al mechudito Jr., porque se sabe ya que estará con su agencia -que es una gringa busca-contratos-, en la formulación del Plan Nacional de Desarrollo, que se llamará el Pacto por Colombia, que según la decodificación de nuestros Académicos en realidad habrá que ver como la “Colombia un gran negocio para los amiguis”. El Mechudito, que se crió por las calles de Tunja, desde el Barrio La María y que los fines de semana iba a Tasco de vacaciones a la casa de los abuelos, lo más seguro es que aprovechará los buenos contactos para mejores negocios, pero que ni se le ocurra a ningún paisano acercársele para pedirle ningún favor, porque con seguridad a nadie conocerá, o por lo menos eso es lo que dice uno de los Académicos amigo del mechudo padre y desconocido por el mechudo hijo desde el día que aterrizó como Mintic en el 2011. Y claro, en el nuevo plan, que serán nuevos negocios, deben ser dignos de los que ya propició el mechudito, como el que protagonizó con la prórroga de la concesión de las telefónicas diez años más a cambio de nada, así como lo hizo como ministro en 2012. En fin, esto sigue siendo la mera envidia, suspiró uno de los académicos que siempre prefiere no hablar mal de los ricos porque, dice, que para allá va… pero que nunca ha llegado.
No se sabe si reírse o llorar
‘Incautan 571 gramos de drogas en primer día de decreto de dosis mínima’. Este fue el titular del periódico de don Luis Carlos, el que en este país es el man del billete. Nuestros Académicos, al ver semejante testimonio de los resultados del acto más importante que ha generado el gobierno que preside nuestro Chanchis President, la mitad estuvo a punto de herniarse de la risa y la otra mitad no pudo evitar las lágrimas. Así que sí se supo: con lo que acababa de pasar no quedaba más, sino que unos lloraran y otros se destornillaran de la risa, para terminar diciendo, antes de irse a dormir, que ningún gobierno en la historia de esta manga de salvajes había hecho un ridículo semejante en tan poco tiempo. Ridículo que va en dos. El primero fue el de la muerte de Guacho a manos de un francotirador. El tal Guacho, como otros tantos guaches y malandrines, parece que anda campante y ‘totiado’ de la risa de ver y oír lo que dijo Chanchis President en la mañana de un sábado de los consejos comunales reeditados y desteñidos. Y ahora con esto de las incautaciones, en un país que tiene cultivos por 200 mil hectáreas de coca, que ha cultivado maracachafa por todos lados y que exporta como más de mil toneladas de cocaína al año, y que tengamos la mejor policía del mundo, entonces, que se incauten libra y 70 gramos y se multen a más de 600 consumidores, quiere decir que a cada consumidor se le decomisó menos de un gramo, o sea que aquí hay de todo menos consumo, que al contrario, lo que hay son exportaciones, que a juicio de nuestros Académicos es lo importante para mantener la economía con su principal fuente de riqueza, así que para qué decreto.