Los demonios quedaron sueltos. El padrecito Chucho, tan querido él, enviado a salvar de los demonios a la humanidad, quiso salvar primero a nuestro ‘Chanchis President’ y su corte, encabezada por ‘Espantiferae Vice’ y el enviado del Ubérrimo, mutatis mutandis, para que todo vuelva a ser igual, a ser como antes en la Casa de Nari. Sin embargo, a última hora no se le permitió al padrecito Chucho, tan lindo él, que hiciera la mágica e indispensable acción de exorcizar cuanto demonio anda suelto desde los tiempos del ruido, entre el Capitolio y sus alrededores. Había una posesión y era necesario su exorcismo. Y como no se hizo, las consecuencias fueron terribles. No valió que Luis Augusto, nuestro querido Moncho y gerente de la Arquidiócesis estuviera allí y que antes de salir el Chanchis President y su corte, recibieran sus tres bendiciones. Los demonios estaban sueltos esa tarde y siguieron haciendo diabluras hasta el final. Volaron sombrillas, volaron papeles; Espantiferae Vice tuvo que agarrarse de los barrotes de las rejas de la Casa de Nari, para que los duendes enfurecidos no se la llevaran. Y todo empeoró en el momento en el que Brutus Senatus leyó el sartal de bestialidades que antes le había redactado el mutatis mutandis del Ubérrimo. En ese momento se acentuó la furia, se vio que las fuerzas desatadas querían levantar el aquelarre. Y el espanto total, el horror indescriptible, que algunas almas sensibles casi no resisten, se vio cuando enfocaron las caras del hijo de Misael y de Caesar el no heterosexual. Y llegó la noche, la noche de Walpurgis, la noche de las brujas donde, maleficus maleficorum, empezó por celebrar lo que dijo Brutus Senatus y rieron las brujas (Cabal, Paloma, Vivian, Maruja del Rosario…) y comenzó la horrible noche. (Este fue el relato de uno de nuestros Académicos al otro día de la Posesión).
Todo nos viene de la madre patria. Nuestros Académicos (varios de ellos alegan que como don Juan de Castellanos, descienden de alguna parte de la península, incluso no falta el que dice que sus ancestros se corresponden con los del Adriano el emperador de la vieja Roma que era de la también la península); pues bien, dicen los Académicos que es que todo nos viene de allá. Y hay que estar de acuerdo. De allá acaba de venir a la posesión de Chanchis President, Don Pablo Casado Blanco, el joven heredero del grandulón Rajoy. Os sea, este Casado es el nuevo jefe de la godarria de allá que es la estrella polar de la godarria de aquí. En la Academia, enseguida se citó lo que el mismo día que llegó Don Pablo a los páramos bogotanos, publicó la prensa de allá sobre la costumbre que cogió este mozo dirigente, es decir la moda de hoy: falsificar diplomas, igual que aquí, incluso, como Chanchis President, que parece que hizo lo mismo, en la misma Harvard. Pero bien, volviendo a Casado, miren lo que dijo la prensa de allá (El País): se dice que (Don Pablo) enseñó cuatro trabajos (chimbos) que no facilitó a los reporteros para examinarlos en profundidad, pero que exhibió ante las televisiones para que grabaran sus portadas. A continuación se desveló que había inflado también el currículum donde ostentaba “posgrados en Georgetown y Harvard”; y que aprobó la mitad de la carrera de Derecho en apenas cuatro meses en el centro privado Cardenal Cisneros, adscrito a la Complutense —lo que provocó la apertura de una investigación por parte de la universidad, archivada tras no ver anomalías—. Casado intentó siempre minimizar las presuntas irregularidades que afloraban. Para ello, facilitó datos erróneos y se escudó en la falta de memoria o en las insinuaciones sobre una persecución política para tratar de defenderse. Aseguró, por ejemplo, que se había pagado de su bolsillo los billetes de avión para el posgrado de Harvard, (pero luego) admitió que lo había obtenido en Aravaca, a una media hora en coche del centro de Madrid. Y sobre el máster de Derecho, (que dice que hizo) el dirigente conservador dijo que no recordaba si había ido a clase de un curso que se prolonga durante meses. Y allá como aquí, no faltan los profesores; ya se sabe que por lo menos dos están implicados, aprobándole a Casado asignaturas que nunca cursó. “Los godos de allá, son lo mismo que los godos de aquí; o mejor, los de aquí aprenden de los de allá”, concluyó el Académico que dice que desciende de allá.
Cumpliendo lo prometido. Que el respetable populacho pague, como debe ser, y que la gente decente sea aliviada del agobio de tanto impuesto. Nuestros Académicos se declaran satisfechos con lo que se acaba de anunciar: que el nuevo gobierno va por más contribuyentes del impuesto de renta y del IVA y aliviará la carga a las empresas. Hoy los declarantes del impuesto de renta como personas naturales son 2,5 millones; el universo se ampliaría a 4,5 millones y el IVA irá al 22 o 23% y a todo, porque “necesitamos darle alivio a la excesiva carga tributaria que tienen las empresas en Colombia. Las tasas efectivas están entre las más altas del mundo, superan cómodamente el 50 por ciento. Esto es algo que va en detrimento de nuestra economía”. “Y que a la chusma no se le ocurra protestar”, sentenciaron nuestros Académicos.