Era evidente, si los niveles de contagio y en consecuencia la ocupación de UCI y el número de muertes se intensificaban habría que volver a las medidas estrictas de confinamiento, mal llamadas por algunos, cuarentenas.
Ese momento llegó esta semana cuando las principales ciudades del departamento experimentan el pico mayor de demanda de atención hospitalaria en UCI, se batieran los récores de contagios diarios a la vez que el promedio de muertes subió de la misma forma, lo cual condujo a que el gobernador y los alcaldes de Tunja, Duitama, Sogamoso y Paipa tuvieran que reunirse (asunto que debió darse desde el comenzó de la crisis) para establecer estrategias concertadas para manejar la situación.
En el caso del gobernador, Ramiro Barragán, tuvo que promulgar esta tarde el decreto 012 del 21 de enero, con la aprobación del Ministerio del Interior, por medio del cual se decreta la restricción a la modalidad de persona y vehículos en lugares públicos de manera permanente en alrededor de 40 municipios del departamento, incluidas las principales ciudades, desde las ocho de la noche del día 22 de enero hasta las cinco de la mañana del día 25 de enero, lo que quiere decir que hay confinamiento total en estos municipios durante este fin de semana. De la misma forma, en el decreto citado se establece que la restricción a la movilidad en lugares públicos, de manera nocturna en todo el territorio del departamento, será cada día, hasta el 30 de enero del 2021, en el horario de 8 pm hasta las cinco de la mañana del día siguiente. En toras palabras, regirá el toque de queda en estos días hasta las cinco de la mañana del 1 de febrero.
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En estas circunstancias, varios sectores de comercio, especialmente restaurantes y bares, han elevado su descontento, dado que no aguantarían este otro embate de las medidas restrictivas, conduciendo a la quiebra definitiva de muchos otros establecimientos. De hecho ya han salido del escenario, decenas de este tipo de comercios.
No tenemos claridad en realidad sobre cómo salir de esta situación
En el caso de las principales ciudades, los alcaldes respectivos también han hecho más estrictas las medidas, ante lo cual las organizaciones gremiales, a la vez que manifiestan su contrariedad, no tiene más remedio que la resignación y el desconcierto ante la gravedad de la crisis que, como dijo a este medio un vocero gremial que pidió no ser identificado, “lo que ha pasado en el departamento en las últimas tres semanas, es el punto más crítico hasta ahora de los casi 11 meses de la crisis, por tanto no tenemos claridad en realidad sobre cómo salir de esta situación”.
“Ayer, en el caso de Tunja, se sostuvo una reunión muy larga con el alcalde sobre ese tema y preferiría no opinar. En esta reunión estuvieron todos los miembros del consejo Intergremial, donde le expresamos al alcalde Alejandro Fúneme que no estamos de acuerdo pero las cifras de contagios nos ponen en una muy difícil situación”.
Describe la fuente que es muy difícil para los comerciantes mantener el empleo con esta situación; las cosas van a ser muy difíciles y se va a manifestar en el mes de marzo, pero no tenemos argumentos sólidos que puedan contrarrestar el cuidado de la vida. La vida está primero. La economía de una familia deja de ser importante cuando pierde un ser querido y ante eso no hay nada que pueda ganarle a ese argumento”.
Por su parte, el Asesor de diálogo social y Paz de la gobernación de Boyacá, Pedro Pablo Salas, comentó en su cuenta de Twitter que “Hoy desde la oficina de Diálogo Social y Paz del departamento asistimos al llamado que hacen gremios económicos de la ciudad, (Tunja) con el fin de instituir el diálogo como un mecanismo permanente entre gobernantes, gremios y sociedad civil, para buscar óptimas y mejores medidas, para todos”.
Y agregó en otro mensaje que debe ser “un diálogo por la necesidad que tienen los distintos sectores económicos de la ciudad de tener interlocución con el mandatario local y del departamento. La necesidad de conformar un mecanismo que lleve a que a través de un diálogo permanente se puedan tomar mejores decisiones”.
Así las cosas, es imperioso que sean precisamente los mecanismo de diálogo y concertación permanente los que se pongan en marcha para hacer frente a la crisis de la pandemia, que todo indica se va a exacerbar por algunos meses más, con la ya crítica situación, no solo de la salud pública, sino de la economía lo cual a su vez agravará la crisis social y empeorará la salud mental individual y colectiva.