Getting your Trinity Audio player ready... |

¿Sirvió el gobierno de Gustavo Petro para fortalecer la izquierda o debilitarla?
La llegada de Gustavo Petro a la presidencia en 2022 representó una esperanza para muchos colombianos, especialmente para aquellos en las regiones periféricas del país. Sin embargo, tras tres años de gobierno, surge la pregunta: ¿logró su administración fortalecer a la izquierda o, por el contrario, la debilitó y abrió el camino para el regreso de la derecha al poder?
En caso de que este escenario de riesgo se concrete, ¿cuál sería la alternativa para evitar que la derecha retome el control? La respuesta podría estar en fomentar un debate liberal de ideas, alejado de extremismos irreflexivos, que busque soluciones democráticas y consensos que permitan gobernar para todos.
Construyendo consensos desde el liberalismo como interregno hacía una democracia más profunda.
Pensadores como John Stuart Mill, Adam Smith, Arrow, Pareto, Mises y Rawls han aportado marcos teóricos que permiten la construcción de acuerdos sociales sin caer en salidas violentas, ya sea desde la dictadura proletaria o las dictaduras militares de derecha. Estos enfoques buscan optimizar las decisiones políticas y económicas para alcanzar niveles superiores de consenso, donde sea posible formar pactos que equilibren justicia social y reglas de mercado, evitando la exclusión y la desigualdad extrema que llevan a la ingobernabilidad.
La trampa de la destrucción y la violencia en Colombia
Colombia es un país marcado por décadas de violencia que ha dejado profundas heridas no solo en el ámbito político y económico, sino también en el psicológico y espiritual de sus ciudadanos. En este contexto, revivir odios o alimentar resentimientos es fácil, como bien señaló Mao: “La pradera está lista para arder con solo una chispa”. La verdadera complejidad está en lograr un equilibrio en el debate de ideas que permita superar la distopía política en la que ha vivido el país durante los últimos 80 años.
La lectura equivocada de la «destrucción creativa»
En las elecciones de 2022, la Colombia periférica vio en Gustavo Petro una esperanza para salir del ciclo de odio y violencia. Sin embargo, hoy parece sumida en una “necropolítica” que invoca los fantasmas del pasado para justificar los conflictos del presente. Esta estrategia, similar al populismo descrito por Jan-Werner Müller y Benjamin Moffitt, homogeniza intereses sociales, niega el diálogo y convierte al «otro» en enemigo, justificando así la falta de resultados en la gestión gubernamental.
Aplicar la lógica de la “destrucción creativa” en este contexto no ha generado soluciones prácticas, sino que ha complicado aún más la posibilidad de alcanzar acuerdos básicos para la gobernabilidad. En lugar de avanzar en reformas clave como la lucha contra el hambre, el desempleo, la pobreza y la mejora educativa, el país parece atrapado en un ciclo de polarización que beneficia a unos pocos y deja a la mayoría en la incertidumbre.
Conclusión: Nuevos horizontes para Colombia
Los colombianos debemos buscar nuevos consensos que nos permitan romper con los ciclos de violencia y guerra. Necesitamos un diálogo inclusivo y pragmático, alejado de extremismos, que priorice el interés general y las soluciones prácticas. Solo así podremos construir un futuro donde la democracia no sea sinónimo de división, sino de oportunidades para todos.