Por: LUIS H. BOHÓRQUEZ / @luchocalidad
En la reciente temporada vacacional de fin de año, fue notorio el incremento de visitantes nacionales y extranjeros que buscaron a Garagoa y el Valle de Tenza, que disfrutaron de nuestra novedosa oferta turística. La variedad de festividades locales combinada con la autenticidad de la gastronomía regional, la riqueza ecológica y la singularidad del paisaje, son claro indicativo del potencial económico que nos reserva esta industria.
La mejora de las vías hacia nuestra provincia, impone a garagoenses y valletenzanos un gran reto: convertir el turismo en motor de nuestro desarrollo económico, para lo cual no basta la afluencia de visitantes. Esto significa mejorar la calidad de los recursos disponibles, especialmente la atención al cliente, aspecto en el que vamos a la retaguardia de otras regiones que se distinguen por la excelencia del servicio que ofrecen al viajero.
Es urgente contar con adecuada infraestructura hotelera, preparada para atender, desde mochileros hasta encopetados amantes de suites y comida gourmet, en cualquier caso, dispuestos a pagar lo que consideren justo, siempre y cuando se sientan satisfechos. Aquí el secreto es innovar en atención y ampliar oferta.
Aun así, existen organizaciones hoteleras de gran nivel como las establecidas en Tenza y en el sector de El Dátil, cuya ventaja es su ubicación estratégica en la geografía regional y que además de contar con adecuados servicios internos para sus huéspedes, sirven como epicentro de descanso nocturno, luego de recorrer los atractivos de las diferentes poblaciones del Valle de Tenza. Es un privilegio contar con este tipo de hotelería, que puede resultar limitada en oferta de alojamiento para clientela de elevada capacidad de gasto. Punto a mejorar.
El objetivo es que el visitante regrese o recomiende nuestra región como destino vacacional favorito. Así cobra importancia la amabilidad, no sólo de quienes explotan esta actividad, sino también la de todos los habitantes, porque el compromiso no es solo de los inversionistas del sector turismo y, por tanto, es necesaria la capacitación y sensibilización general. Nada positivo logramos con una buena conexión vial con Bogotá, o con Tunja -si es que algún día esto se logra- si no atendemos cordialmente y con precisión las inquietudes de los turistas, o no los orientamos en forma correcta.
Que sobre calidez y amabilidad en nuestras gentes, sin distingo de beneficio directo del turismo, debe ser prioritario y debe surgir de la conciencia ciudadana. Organismos como la Cámara de Comercio de Tunja, cuya obligación debería ser el revertir de alguna manera el dinero a sus contribuyentes o el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en su labor promocional, podrían contribuir con programas cortos de entrenamiento para quienes laboran en esta actividad.
Valdría la pena pensar que en el corto plazo un considerable número de personas estuviese en capacidad de saludar y decir bienvenido en inglés u otro idioma, o que las cartas de los restaurantes y cafeterías presenten su menú de igual manera, ya que esto crea lazos de confianza con los extranjeros. Es claro que hay mucho por hacer en este sentido, sólo se necesita algo de gestión y voluntad.
Tenemos mucho que ofrecer, pero igual necesitamos darlo a conocer a Colombia y el mundo; y, Garagoa, como cabecera de provincia, es la llamada a liderar los procesos de promoción y divulgación de nuestra oferta turística, porque la verdad sea dicha hay que “maletear” la región, con el concurso de los empresarios del turismo, organizaciones no gubernamentales vinculadas y en general de quienes tenemos pertenencia con el terruño. Posiblemente estemos parados sobre la riqueza y aún no lo hemos entendido. Garagoa y el Valle de Tenza, deben ser una marca para promocionar y vender.