Este hito de la ingeniería colombiana marcará el desarrollo de una industria que se irá consolidando poco a poco en un mercado obligado a buscar alternativas a los vehículos a base de diésel. Detrás de este logro hay un equipo liderado por un orgulloso boyacense.
Felipe Acevedo es un joven boyacense que lleva buena parte de sus 27 años de vida pensando en formas de innovar para conservar el medio ambiente. Hace un poco más de tres años, y por medio de una convocatoria de innovación planteada por la ANDI, Felipe vio la oportunidad de tallar y consolidar una idea que desde hace mucho tiempo venía dando vueltas en su cabeza: ensamblar el primer carro eléctrico de Colombia.
“Tenía ideas muy vagas, nada muy serio, pero ya cuando nos metimos en el proyecto y vimos la oportunidad, nos dijimos ‘hagámoslo’”, comenta el joven emprendedor boyacense.
Hoy, tras casi cuatro años de intenso trabajo, y habiendo superado obstáculos complejos como los que ha puesto en el camino la pandemia del COVID-19, Felipe puede decir con orgullo que su nombre quedará plasmado en los libros de historia por haber sido la persona a cargo del ensamble del primer carro eléctrico en toda América Latina.
En el proyecto trabajaron alrededor de 20 personas entre ingenieros, diseñadores, soldadores y pintores, todos de la región. Y como resultado de ese trabajo se produjo el VDE (Vehículo de distribución eléctrico). “Con este vehículo pretendemos reemplazar a los vehículos diésel que contaminan tanto en las ciudades”, explica Acevedo.
Para la fabricación de este innovador vehículo, Felipe y su grupo de trabajo recibió el soporte de empresas asiáticas y europeas. En el caso de los asiáticos se trata de una empresa china especializada en la fabricación de baterías y motores, mientras que la empresa europea concentrada en la producción de aceros de alta calidad que nutren a empresas como Volvo y Volkswagen.
A pesar de que el vehículo está listo, la fecha de su salida al mercado todavía es incierta, pues existen algunos vacíos en las regulaciones impuestas por el Ministerio de Transporte en lo que refiere a vehículos de este tipo que hayan sido ensamblados en el país. Por el mismo motivo no se tiene todavía un nombre comercial. “Todavía no tenemos el nombre, lo estamos pensando aún. Estamos haciendo unas últimas pruebas, y antes de salir a las calles dependemos de un tema del Ministerio de Transporte que no tiene mayor reglamentación para homologar este tipo de vehículos fabricados en Colombia, la reglamentación de momento solo existe para vehículos importados”, comenta el autor y líder del proyecto.
Esa absurda paradoja de la falta de homologación ha impedido que al vehículo se le hagan todas las pruebas que sus fabricantes han pretendido hacerle. Aunque no por esto ha dejado de evidenciarse su potencial. “lo hemos probado en vías terciarias, en subidas y hasta lo hemos metido en barro, y el vehículo ha respondido”, agrega Acevedo.
El vehículo eléctrico no solo tiene como ventaja su impacto en el medio ambiente, también genera una serie de beneficios para su propietario porque no requiere de aceite, no utiliza ningún otro tipo de fluido, y su mantenimiento es considerablemente sencillo. “El vehículo no produce ningún tipo de emisión de dióxido de carbono, tampoco utiliza aceite, no utiliza fluidos, solo el necesario para el sistema de frenos”.
Y a nivel comercial también contaría con ventajas frente a sus competidores, pues la capacidad volumétrica es mucho mayor a la de otros vehículos eléctricos existentes en el mercado.
Este coche eléctrico fue fabricado mayoritariamente en el país, lo único que fue necesario importar fue el motor y la batería. Entre sus grandes atractivos, además de la reducción en los impactos ambientales, están características determinares como una capacidad de carga de hasta cuatro toneladas y una autonomía de 160 kilómetros.
Felipe y su equipo de trabajo guardaron cautela sobre el proyecto en la medida de lo posible, pero al ser una iniciativa de tanta relevancia, terminó siendo de conocimiento entre una considerable porción de la población. Y fue entonces cuando empezaron a llegar preguntas, especialmente alrededor de su comercialización. Pero los responsables de la fabricación y ensamble de este automóvil prefirieron mantenerse herméticos frente al tema, por lo menos hasta que se tenga conocimiento de los requerimientos exigidos por la Nación.
De momento se sabe que este vehículo tendrá un costo entre los 100 y los 130 millones de pesos. Aunque hay factores externos que podrían influir en a la hora de fijar un precio, entre estos la escasez de baterías que se presenta actualmente en China, así como las dificultades que se presentan en materia de importación.