No hay forma de calcular el costo exacto que puede llegar a tener una pandemia. Lo que sí es un hecho es que entre más es esparza la enfermedad, mayores serán los costos para la humanidad. Por eso la prevención toma aún mayor relevancia.
Hace un par de días la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió declarar pandemia por la extensión del COVID-19, que para ese momento había llegado a 114 países.
La declaratoria de pandemia, contrario a lo que algunos podrían creer, no tiene la idea de generar pánico, sino de crear consciencia sobre la importancia que tiene la prevención en el contagio de esta enfermedad.
De todas formas, dicha declaratoria tiene un impacto sobre los mercados, la confianza en la inversión y en las transacciones, el costo de los sistemas sanitarios, entre otros factores de carácter económica que hacen caer en cuenta que entre más rápido se supere, menos traumático será el impacto para el bolsillo de los ciudadanos.
Según el Banco Mundial el costo global anual de una pandemia, considerada de moderada a grave, está tasado en 570 mil millones de dólares aproximadamente. Para tener un referente hay que retroceder hasta el 2002 para recordar el brote de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) de 2003, que alcanzó a cerca de ocho mil personas en el mundo, causó daños por 50 mil millones en la economía del mundo.
Sin embargo, esta medición hoy podría ser mucho mayor, no solo porque no se sabe el alcance expansivo que va a tener el coronavirus, sino porque hoy China representa un porcentaje mayor en la economía global, y hay que recordar que allí fue donde surgió el brote, siendo el primer país, y hasta el momento el más afectado por la enfermedad.
De todas formas, hoy es imposible hacer un cálculo exacto del impacto económico de la pandemia. Lo que sí puede hacerse desde ya es promover la prevención y practicarla a nivel individual para evitar una mayor expansión del virus.