
Centro de Estudios del Trabajo CEDETRABAJO, Capítulo Boyacá
Quiero contarles, como el Joe Arroyo en ‘Rebelión’, un pedacito de la historia nuestra. En el año 2004 cuando el tirano mandó, las calles de Cartagena aquella historia vivió: EEUU imponía a Colombia, con el beneplácito del gobierno de turno y en medio de una verdadera batalla campal, la “negociación” de un Tratado de Libre Comercio que profundizaba la equivocada política de apertura económica de los años 90.
El 18 de mayo de aquel año, miles de colombianos marchamos en rebeldía por la Avenida Pedro De Heredia para condenar lo que sería el inicio de la primera ronda de imposiciones del TLC. Las demás rondas de negociación, fueron un desfile de aprobación de todas las exigencias imperiales. Colombia entera rechazó la decisión del Gobierno de Uribe de aceptar un tratado que arruinaría el aparato productivo nacional.
El balance no puede ser peor
Veintiún años han pasado desde la primera ronda de negociación y trece desde la entrada en vigencia del tratado, tiempo suficiente para hacer un balance y sacar conclusiones.
De acuerdo con Cedetrabajo (2025), el TLC con EEUU le ha dejado a Colombia pérdidas superiores a los USD 463 millones. La balanza comercial que tenía superávit hasta entonces, se convirtió en deficitaria desde 2014, el año pasado alcanzó los USD 1191,4 millones FOB de déficit y en abril de 2025 llegó a USD 299,9 millones FOB (Dane, 2025). El déficit comercial manufacturero se amplió a USD 7600 millones en el periodo 2012 – 2023 y el aporte del sector manufacturero al PIB nacional cayó de 12,5% en 2012 a 10,8% en 2024 (Proindustria, 2024). El TLC representó desindustrialización y pérdida de competitividad.
Las importaciones de alimentos tienen en peligro la soberanía alimentaria, de acuerdo con el Servicio Agrícola Exterior del Departamento de Agricultura de los EEUU (FAS, 2023), entre 2012 – 2023 las importaciones colombianas de productos agrícolas provenientes de Estados Unidos, aumentaron un 300%, pasaron de USD 1100 millones a cerca de USD 3400 millones. Solo en 2024 el valor total de estas importaciones fue de USD 4500 millones, un aumento cercano al 32% y se estima que para 2025 la cifra llegue a los USD 4800 millones con un crecimiento adicional del 6,6%. Productos como el maíz, el trigo, el arroz y la leche, desaparecen paulatinamente del escenario productivo nacional.
El colmo de todo este desastre nacional, del que sólo se han beneficiado muy pocas empresas, es que nuestras exportaciones a EEUU son prácticamente las mismas que hacíamos antes del TLC con la Ley de Preferencias Arancelarias ATPDEA: petróleo, café, flores, banano y oro.
Boyacá, entre los más afectados
De acuerdo con la Universidad Nacional (2023) en los primeros diez años de implementación del tratado, los pequeños productores boyacenses experimentaron pérdidas de entre el 20% y 30% de sus ingresos. Esta caída colocó la pobreza monetaria rural de Boyacá en cifras cercanas al 33% y hubo periodos en los que superó el 40%.
Según cifras del DANE (2024) el empleo agrícola cayó un 12% en el periodo 2012 – 2024 y se han afectado más de 30.000 trabajadores rurales en Boyacá. El aporte del departamento a la producción agrícola nacional disminuyó, pasó de 15% en 2012 a 12% en 2024.
Las importaciones de maíz y trigo afectaron gravemente la producción de Boyacá, ahora cubren el 70% de la demanda de estos productos en el departamento; pasamos de importar 110 000 toneladas de maíz en 2012 a 4.2 millones en 2024, y 200 000 toneladas de trigo a 1.8 millones, en el mismo periodo. Se estima que para 2025 esas cifras se incrementen un 7% y 5% respectivamente (FAS USDA, 2024). Estos productos que gozan de subsidios a la producción en EEUU, ingresan al país con precios hasta 30% más bajos que los productos nacionales y arruinan el trabajo y la producción nacional.
Según Mincit (2024) las importaciones de leche en polvo y derivados lácteos han aumentado un 200% por cuenta de la disminución de aranceles. Se estima que en 2023 ingresaron al país cerca de 36 000 toneladas de estos productos, que equivalen a más de 240 millones de litros de leche líquida. Boyacá representa el 6% de la producción láctea nacional, sin lugar a dudas, la crisis de los lecheros boyacenses tiene sello propio, el TLC con EEUU.
La renegociación de Petro: demagogia y promesas rotas
La promesa de campaña de Gustavo Petro de renegociar el TLC, no pasó de ser eso, una mera promesa. La anhelada renegociación terminó por ser, en la práctica, una ratificación del texto del acuerdo y un espaldarazo de continuismo al tratado.
Las quejas de Petro se centraron en el Capítulo Diez sobre Inversión, ordenó revisar específicamente ese texto, criticó con demagogia el papel del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones CIADI y la cacareada “renegociación” terminó en una nota interpretativa con unas aclaraciones que no solo ratifican la jurisdicción del CIADI, sino que mantienen incólume el contenido del tratado.
Frente al incumplimiento de compromisos y a la decisión unilateral de Trump de imponer 10% de aranceles a los productos colombianos, se abre la posibilidad de denunciar el TLC, desvincularse, o por lo menos discutir temas de interés para Colombia. Pero no, no va a pasar nada, Petro ha terminado por decir que “Latinoamérica, incluida Colombia, se benefician con la política de Trump sobre aranceles”.
P.S. Afectuoso saludo al Ing. Isnardo Antonio Grandas de la UPTC y al grupo de cuarenta estudiantes, que en mayo de 2004 viajamos a Cartagena para rechazar el TLC con EEUU. Con tristeza se reafirma que nuestra oposición y la de muchos colombianos era justificada.
* Centro de Estudios del Trabajo, CEDETRABAJO Capítulo Boyacá.
Administrador de Empresas. Especialista. MBA Proyectos.