El uribismo en Boyacá, que también coincide con las viejas estructuras del conservatismo regional, desde hace tiempo viene en caída libre, por lo que ahora con su jefe en la cárcel, las cosas pintan peor. De hecho, los dirigentes de esa colectividad en el departamento, encabezados por los Ciros, padre e hijo, con seguridad serán los primeros damnificados con lo que le está pasando a Álvaro Uribe Vélez reseñado como el “preso No. 1087985, que a partir del pasado 12 de agosto pasó a engrosar la población carcelaria del país.
El joven senador Ciro Ramírez, quien ha venido distinguiéndose como uno de los principales defensores del “ideario uribista”, tratando de visibilizarse en el orden nacional mediante esta estrategia, lo único que va logrando es alejarse del electorado que suponía iba a conquistar dado que en las actuales circunstancias, en lo que ahora están llamando la transición posuribista, la desbanda de la militancia puede no tener precedentes, siendo aún más oscuro el camino para Ramírez Cortés, dado el antecedente judicial de Ciro padre, condenado por la misma Corte Suprema de Justicia dentro del escenario que hoy encierra a Uribe Vélez: paramilitarismo y narcotráfico.
En la reconfiguración del mapa político nacional, con el reempoderamiento institucional desde una instancia como la máxima Corte de Justicia y con las élites en pleno movimiento para superar la era uribista, en un departamento como Boyacá, donde la constante de los últimos años ha sido el alejamiento sistemático de las viejas mayorías que en un momento siguieron la figura del expresidente y que supuestamente se agruparon alrededor del Centro Democrático, lo más seguro y conveniente es que de aquí en adelante busquen otros espacios y tengan nuevos liderazgos para los cuales se abren todas las posibilidades.
Además porque si un partido como el Conservador, no tiene la capacidad de renovarse en su dirigencia, de la cual la vieja guardia está completamente agotada, partiendo de los mismos Ciros, que aunque lo intenten, será muy difícil que vuelvan erigirse como los jefes azules, ese partido desaparecerá irremediablemente, prueba de lo cual fueron las elecciones de 2018, cuando perdieron, por primera vez en un siglo, su representación en el Congreso.
Con la evidencia de que una figura como la de Jorge Hernando Pedraza, el autor principal de la crisis del Partido Conservador en Boyacá en los últimos 20 años, cuyos estertores finales los está agotando en el nebuloso cargo de la secretaria de la Comunidad Andina de Naciones, de la cual también no queda sino el nombre; con el nombre de Héctor Ángel Ortiz, quien siempre ha oscilado entre el partido conservador y alguna de sus vertientes, como en este caso el Centro Democrático, donde sin duda le ha ido bien, pero que, por lo mismo, son escenarios que no se mantienen en el tiempo como ya le sucedió, al principio de la década de 2000, con Alas Equipo Colombia, donde alcanzó a ser Diputado, el panorama se completa para estar seguros de que los escenarios políticos serán muy distintos en el inmediato futuro, donde estos dos nombres, el de Pedraza y el de Héctor Ángel, no irán más.
Y en el orden nacional, a los conservadores tampoco les va mejor. El renacer que pensaron con la vicepresidencia de Marta Lucia Ramírez a la sombra de Uribe para seguir en lo más alto de la maquinaria, se ha ido derrumbando, siendo que ella misma puede estar con un pie en la cárcel, si se profundiza en las relaciones de sus negocios familiares con sectores de la mafia, el narcotráfico y el paramilitarismo (que en algún punto son las misma cosa). De modo que lo que sí tiene la Vicepresidenta son los dos pies en el ancho mundo del desprestigio.
Y lo que eran las figuras jóvenes del Centro Democrático, como el Mono Sánchez en Boyacá, definitivamente tampoco se consolidaron y no hay a vista ningún nombre que descuelle, dado que ya nadie querrá subirse en el vagón de una locomotora que ya no arrisca con las cargas de la nueva dinámica que surgirá después de poner preso al timonel.
Así que las figuras conservadoras que migraron al Centro Democrático, ya no tendrán cabida de regreso al Partido Azul, y las que lo acabaron de hundir desde sus entrañas carecen ahora de los argumentos y de la fuerza para seguir al frente del Partido a pesar de que este no tenga cuadros sobresalientes actuales que tomen las riendas y remocen la colectividad.
En una región como Boyacá, a pesar de su tradición profundamente conservadora, pero que en la última década se ha destacado por el enorme movimiento social que ha trascendido a todo el país, como han sido los paros agrario y camionero, con el triunfo del sí en el plebiscito, con el triunfo de la consulta anticorrupción y su profundo distanciamiento, que se ha ido convirtiendo en enorme rechazo al uribismo en los últimos años, pareciera que todo está listo para que, por lo menos, sean relevadas de una vez por todas la viejas estructuras de la política regional, que han dominado los últimos 30 años y asomen nuevas figuras y propuestas.
Las figuras conservadoras están desapareciendo porque se volvieron verdes, no se le olvide al periodista de la Gobernacion que Pedraza ha Sido el socio predilecto de Londoño y Amaya para los negocios de Gobernación y hoy tienen la alcaldía de Sogamoso en sociedad….
Sesgado, mal intencionado y mentiroso artículo. Parece hecho por Amaya.