Durante 4 días, Chiquinquirá es epicentro de la religiosidad en Colombia, por la celebración de los 100 años de la coronación de la Virgen de Chiquinquirá como “Reina de Colombia”
En la Plaza de Bolívar de Bogotá, el 9 de julio de 1919, hace 100 años, el presidente conservador Marco Fidel Suarez pronunció una oración especial, donde le entregó los nobles propósitos como nación a la Virgen de Chiquinquirá, en el acto de su proclamación como “Reina de Colombia”.
Desde esa fecha, se celebra la fiesta de Coronación, a cargo de la feligresía católica, de las instituciones de la iglesia y especialmente, de las vocaciones marianas en América Latina.
Hoy 09 de julio de 2019, la Comunidad Dominica, -que custodia el cuadro de la Virgen, desde mediados de 1636-, se encarga de los actos centrales de esta celebración. Particularmente, para este centenario, se diseñó una programación que busca afianzar la fe mariana en Colombia, a través de la visitas de cientos de obispos de la Conferencia Episcopal Colombiana, procesiones, misas campales en la Plaza de la Libertad, el descenso del cuadro original hacia el atrio de la Basílica, y varios eventos musicales, donde se destaca el concierto de más de 130 voces, denominado: “Canto a la Rosa del Cielo” en la Parroquia de la Renovación.
Pero, lo más importante de la programación, es el papel destacado de Chiquinquirá, como epicentro de la construcción de la paz y la convivencia nacional. Recordemos que esta ciudad, y, en concreto, la institución de La Iglesia, fue crucial en los diálogos que ayudaron a fijar la bases para el “Acuerdo Regional de Paz del Occidente de Boyacá” (1990), luego de 3 décadas de confrontación en la región del Occidente de Boyacá. Este acuerdo resultó ser modelo de dialogo entre diferentes actores, para detener una guerra que tuvo trasfondo en la disputa territorial por la riqueza de sus suelos.
Recordemos también que Chiquinquirá fue importante para escuchar el “mensaje de paz” que pronunció el Papa Juan Pablo II, en su visita a Colombia hace 33 años. Esa visita, le significó a Chiquinquirá las mayores inversiones en infraestructura, embellecimiento y acceso a servicios básicos realizadas por gobierno alguno, que dejó una ciudad más estética, más moderna y con mayores vías de acceso.
Esta celebración del Centenario de la coronación de la Virgen de Chiquinquirá vuelve a convocar a todas la instituciones de la feligresía católica nacional y en especial, de la fe mariana, en un país que no termina de resolver sus miradas colectivas a cerca de los avances y progresos que se consiguieron con la expedición de la Constitución de 1991, en términos de libertades y garantías.
A partir de la Constitución del 91 se comenzó a hablar de un país laico, con profundo respeto por la libertad de religión y culto en la nación que obligó a generar un nuevo tono en el proceso de dialogo entre el Estado y la Iglesia.
Por eso, la celebración de los 100 años, es un espacio abierto y oportuno para poner en el centro de la discusión la historia de la ciudad: El rol determinante que jugó el santuario mariano en la gesta libertadora de Bolívar hace más de 200 años; la importancia de su declaratoria como “Villa Republicana” el 01 de septiembre de 1810; los 125 años de construcción del órgano tubular de la basílica; los aportes para las artes, que dejó las diferentes escuelas de música del santuario que existieron para ese momento y los exquisitos espacios de tertulia literaria, los bocetos, escritos y la gran producción artística que generó ese momento histórico.
Los 100 años de la coronación de la virgen de Chiquinquirá también hizo volver la mirada de muchos ciudadanos, hacia unos temas olvidados hasta ahora: la recuperación del tren para Chiquinquirá, la restauración de los principales monumentos, la necesidad de volver a trazar las vías de acceso a la ciudad, pensando en un nuevo “plan de movilidad”, la precaria tarea en el reconocimiento de los patrimonios locales y la urgencia de declarar la vocación de la ciudad hacia el turismo, como dinámica económica y de crecimiento local.