Casa de la Cultura de Chiquinquirá fue convertida en restaurante mexicano

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Por | Juan Sebastián Jiménez

La antigua Casa de la Cultura, hoy convertida en restaurante mexicano, ha reemplazado los escritos del ilustre chiquinquireño José Joaquín Casas (1866-1951).

Escritos, como Crónica de aldea, Recuerdos de fiesta, Cantos a la Patria Chica o Poemas criollos, han sido sustituidos por tortillas de maíz, totopos enchilados, burritos y quesadillas.

Se ha transformado el aroma a tinta fresca, papel envejecido, madera húmeda y paredes que susurran historias, por el olor a comino, chile en polvo, ajo, pimienta y un picantico que contrasta con la decoración pintoresca, catrinas, sombreros en balcones y coloridos banderines que surcan el techo ante los ojos sorpresivos y cansados del rostro del poeta Julio Flórez (1867-1923), que junto a su amigo, representado en el busto del humanista Pío Alberto Ferro Peña (1885-1956), es obligado a presenciar tan abrupta intervención en este espacio cultural.

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Indiscutiblemente, las mayores lágrimas por esta sorpresa picante fueron las de los turistas, ciudadanos y líderes culturales, quienes, incrédulos ante semejante acto de chabacanería, tuvieron que ir a comprobarlo por ellos mismos, sin duda con un sabor muy amargo. Irónicamente, hace apenas unos días el alcalde de la ciudad llevó un acto conmemorativo por los 159 años del natalicio del escritor, político y poeta, en el cual se pasó por alto mencionar que el gran ‘regalo’ sería convertir la Casa de la Cultura José Joaquín Casas en un restaurante mexicano.

Recordemos que esta Casa de la Cultura pertenece a la Corporación de Desarrollo de Chiquinquirá (CORDECH), un descentralizado perteneciente a la Alcaldía de Chiquinquirá, del cual, además, vienen adelantado un proyecto en el Concejo Municipal que pretende cambiar su razón social y convertirlo en una empresa industrial y comercial del Estado.
Los concejales tendrán gran responsabilidad en el debate minucioso de este proyecto y el uso posterior de los bienes inmuebles, no solo de la Casa de la Cultura, sino también del Hotel Sarabita, el lote del Alcaparros, 20 de julio y Cerros de la Alameda.

Los chiquinquireños han mostrado su molestia e indignación por haber puesto en arrendamiento un lugar tan emblemático para la cultura de la ciudad, y más aún cuando no responde al objeto de la casa. El descontento es tal que en redes sociales se corre el hashtag #laculturanosearrienda, y se prevén distintas acciones del gremio cultural por estos hechos. Los cultores llevan varios años pidiendo una intervención seria y real por parte de la administración municipal en la Casa de la Cultura, solicitando liberar la Biblioteca municipal de la cárcel en la cual se encuentra en el segundo piso, así como inversión en programas que respondan al objetivo de este centro cultural y, ante todo, corresponder al anhelo de recuperar el patrimonio histórico y arquitectónico que este espacio representa para la identidad Chiquinquireña.

Amanecerá y veremos si la cultura se respeta, o si tristemente los pocos espacios culturales de los Chiquinquireños serán entregados al mejor postor. Como dicen popularmente, José Joaquín, revuélcate en tu tumba, o mejor en tu casa.

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