Captura de bandidos. ¡Fantástico!, gritó a medio día, viendo las noticias, el Académico más entusiasmado. ¡Aquí debemos hacer lo mismo y doblar la recompensa para capturarlos a todos! Nuestro héroe se refería a la información proveniente de Lima, que le contó Clara Elvira, la paipana paisana que dirige las noticias de uno de los canales de la televisión del país de los incas, a su amiga de toda la vida, la gordita Vicky Dávila a la que de milagro Julito le dio camello en la uvedoble. Clara Elvira contó que efectivamente le iban a echar mano al Cholo Toledo, el que fuera presidente entre 2001 y 2006, después de las terroríficas épocas de Fujimori y Montesinos. Pero lo mejor de la noticia según los académicos es que están ofreciendo recompensa por la captura del sujeto y que también harían lo mismo con los demás expresidentes de allá, de los cuales quedan cuatro vivos. ‘Así que si Fujimori está en la cárcel, ahora meten al Cholo y van por los otros dos, Alan García y Ollanta Umala, porque también habrían recibido sobornos de Odebrecht, entonces se completa la justicia’, prosiguió todavía más entusiasmado nuestro Académico, quien de inmediato dedujo que por estos lados habría que hacer lo mismo: expedir orden de captura y ofrecer recompensas mayores por la captura de los cinco expresidentes que todavía nos quedan vivos, los que han cometido infinitas fechorías más que los de allá. (Hay que recordar que Alan García anduvo por aquí exiliado en Bogotá unos años antes de regresar a la segunda presidencia y que ese exilio fue para huir de las acusaciones de corrupción de su primera presidencia, así que el carcelazo de ahora valdría por las dos presidencias).
Más bandidos los de aquí. Aunque no falta uno que otro godo y liberal que los defienda, nuestros Académicos, en su mayoría, estuvieron de acuerdo que los ex inquilinos de la Casa de Nari aquí, han sido infinitamente más bandidos que los peruanos. Por eso, en la última sesión se aprobó ‘pedir a quien corresponda’ que les echen mano a todos los cinco que todavía pisan esta tierra. Y es que aquí hay más motivos que en cualquier otra parte de este mundo despelotado. Desde hace tiempo todos deberían estar en la cárcel y condenados a varias cadenas perpetuas, quedó dicho en la solicitud. De los que están vivos algo se puede recordar: a Belisario, en primer lugar, por haber tenido de ministro a Jaime Castro, sería motivo para una primera cadena perpetua, dijo uno de los radicales anticastristas y olvidados periquistas que todavía queda; y, por el Palacio de Justicia otro tanto, y qué decir de lo que hizo con el Cerrejón cuyo montaje de explotación pagó el país, a punta de deuda externa, para luego regalar el carbón. A César Gaviria, las condenas serían más duras, empezando por ‘la bienvenida al futuro’ que fue el comienzo de acabar con la economía y con la agricultura que arruinó y desapareció a los campesinos que producían la comida de los tantos millones de almas de entonces y de ahora; otra cadena perpetua por los oscuros tiempos de Pablo Escobar y las guerras infinitas del narcotráfico, (en compañía de Gaviria debería estar el actual ‘Procu’, Fernando Carrillo, que entonces era el minjusticia, y el tontarrón Rafael Pardo, que por esas épocas prometió la babosada de acabar con todos los ‘guerrillos’ que hubiera en 18 meses); y otra cadena perpetua por el paramilitarismo que ya había cometido la barbarie de la masacre de la Unión Patriótica cuando el mismo Gaviria era ministro de gobierno, del tenebroso periodo de Virgilio Barco.
Los dos siguientes. Llegando al bojote Samper, la cosa pintó para peor, con el escándalo del Ocho Mil, que lo inició la envidia del hijo de Misael. A Ernesto, que fue el dueño de todo esto, los boyacenses podríamos aplicarle una primera cadena perpetua por haber cogido una propiedad nuestra, que no solo vendió, sino que nos paró conejo en la participación, hablamos de la Represa de Chivor. Y, de allá para acá, todo empeoró, hasta el sol que alumbra hoy. El hijo de Misael sí que se merece varias cadenas perpetuas, solo por lo que nos hizo a los boyacenses con la eliminación del diseño original de la Doble Calzada, (claro que en esta no se iría solo, sino con todos los godos de la parroquia que aceptaron sin chistar lo que este individuo hizo. Con el hijo de Misael deberían ser condenados a la misma cadena perpetua, los ciros, los puentes, los pedrazas, los córdobas, los buitragos, y un sujeto del que nadie quiere acordarse, Eduardo Vega, el ‘gober’ de entonces, etcétera). Pero también Andrés debería tener otras condenas de cadena perpetua: por las barbaridades del paramilitarismo, por la venta del Cerrejón, por vender el gas de la Guajira, por haber quebrado la economía, por las trampas del Caguán, por nombrar a Juanma de ministro de Hacienda… Por todo eso y por mucho más, dicen los Académicos del Pasaje Vargas desde Tunja, es que los expresidentes de este país de locos deben estar condenados y ser fusilados, como en las buenas épocas del siglo XIX.
- B. Hasta aquí llegamos, porque se acabó el espacio disponible en esta edición. Así que sobre los dos siguientes, uno que ya es Ex y el otro que los será el año entrante, hablaremos en la próxima y veremos que no alcanza la eternidad para que estos paguen todas las que han hecho.