Por: Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
¿Se recuperó la economía colombiana?
Según los reportes oficiales, la economía colombiana tuvo un repunte en el primer semestre de este año (8,8 por ciento), por el efecto rebote de la recesión del año pasado, lo que ha estado acompañado de una reversión de las altas tasas de desempleo, comoquiera que en enero de este año esta se situó en 17,3 por ciento hasta descender en julio pasado a 14,3 por ciento significando 682.000 desempleados menos y un poco más de 930.000 puestos de trabajo creados en ese intervalo. De aquí podría inferirse, que la pobreza, al cierre de 2021, registraría una sensible caída.
Pasar la página de la pandemia no será fácil. La economía colombiana trae un pesado lastre resultante del desplome registrado el año pasado (-6,8 por ciento) que arrastró el desempleo a un ritmo, sin precedentes, del 15,8 por ciento. Este pobre desempeño económico condujo al deterioro de los indicadores sociales, evidenciado en la destrucción de empleo y el rebrote de la pobreza, particularmente la rural, que duplicó a la urbana.
¿Ya pasó lo peor?
En el año 2020 la economía colombiana se precipitó en caída libre, lo que se manifestó en la reducción del PIB por habitante y el aumento de la pobreza monetaria en siete puntos porcentuales que confinaron en esta situación a más de 3,5 millones de colombianos, y, entre ellos, a 55.000 boyacenses, con menos de $10.000 o un poco más de 2 dólares diarios.
La última medición de la pobreza multidimensional divulgada hace pocos días, muestra que las personas que se encasillaban en la franja de la pobreza multidimensional (carencias en salud, educación, empleo, servicios públicos y vivienda, entre otras) aumentó en 489.000 en Colombia, lo que no se reprodujo en Boyacá en el que este indicador se contrajo levemente.
De otro lado, al examinarse la percepción de pobreza en los hogares colombianos, medida a través de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV), se aprecia que, como era previsible, esta aumentó en casi 200.000 familias, según los jefes de hogar o cónyuges encuestados, mientras que, paradójicamente, en Boyacá se presentaba una situación en dirección contraria: la proporción de quienes declaraban ser pobres descendió en cuatro puntos, equivalente a 23.000 familias que habrían abandonado esta condición. Algo más: La inflación acumulada hasta agosto pasado fue de 3,93 por ciento rebasando el incremento del salario mínimo para 2021: 3,5 por ciento. ¿Malabarismo estadístico?
¿Por qué se redujo la percepción de pobreza?
Estos contrastes, parecerían explicarse por mejoras en el acceso a internet y tenencia de computador, que apuntaría a una disminución de la brecha digital, -pese al abudinesco escándalo del MinTIC-, además de algunas mejorías en salud y educación, no obstante, que la pandemia incidió en el deterioro de la calidad, principalmente, de la básica primaria, secundaria y media, y, en menor medida, la universitaria, técnica y tecnológica. En 2020 Boyacá ocupó el quinto lugar en la percepción de los estudiantes (74,7 por ciento) sobre el deterioro de la calidad de la educación derivada de las medidas adoptadas durante la pandemia. A lo anterior hay que añadir, que entre 2019 y 2020, la calificación de las personas mayores de 15 años sobre la satisfacción de su calidad de vida, descendió de 7,98 a 7,23 en una escala cuyo tope es 10.
COLOFÓN: A finales del mes pasado, mediante un escueto decreto, el presidente de la República nombró como su delegado ante el Consejo Superior de la UPTC, a Javier Parra Arias, exdecano de la Facultad de Estudios a Distancia. Este nombramiento no ha sido bien acogido en la comunidad universitaria, dado que el trasiego burocrático del exdecano por la universidad fue muy cuestionado. Para algunos observadores, esta decisión significa ir alineando este órgano de gobierno universitario alrededor de un candidato a la rectoría cercano al sanedrín uribista.
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