Boyacá frente a la reforma laboral, informalidad, precarización y desempleo

Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga / EL ESPECTADOR
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Por | Alexander Barrera Mondragón / Administrador de Empresas. Especialista. MBA Proyectos. 
Centro de Estudios del Trabajo CEDETRABAJO, Capítulo Boyacá

El Observatorio Regional del Mercado del Trabajo de Boyacá (Ormet, 2024), señala que el departamento tiene una población en edad de trabajar superior a las 980 000 personas, de las cuales, aproximadamente 584 000 conforman la fuerza de trabajo. La tasa de ocupación alcanza apenas cifras cercanas al 53% y el desempleo llega al 8,7%, lo que equivale a cerca de 58 000 personas desocupadas en Boyacá. La tasa de subempleo es de 9,5%, más de 55 000 personas en el departamento trabajan en actividades precarias, poco productivas, que proporcionan escasos ingresos, generalmente relacionadas con la economía informal o trabajos ocasionales. En total unas 113 000 personas en Boyacá, están desempleadas o en condiciones precarias de empleo. Dura realidad.

El mercado laboral del departamento refleja la situación nacional, la informalidad supera el 57% y en el sector rural alcanza más del 80%. De la población ocupada en Boyacá cerca de 132 000 personas trabajan en actividades relacionadas con agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca; 94 000 en actividades de comercio y reparación de vehículos; 63 000 en actividades artísticas, entretenimiento, recreación o alojamiento y servicios de comida; y 32 000 en actividades de construcción. En todos estos sectores económicos predominan la informalidad, la tercerización, o los “contratos basura”.

Trabajo formal escaso y emprendimiento como forma de ocupación

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En el departamento los trabajadores formales sindicalizados superan apenas los 13 000, de los cuales, cerca de 7 000 son docentes de instituciones educativas oficiales adscritas a la Secretaría de Educación de Boyacá o municipios certificados. De lo que se infiere que la formalidad y el trabajo decente en Boyacá, son la excepción a la regla. A pesar de los esfuerzos y de la política pública de trabajo decente aprobada para el periodo 2017 – 2032, los avances, aunque importantes, no son significativos.

A esta realidad se suma que el emprendimiento se ha convertido en una de las formas que tienen las personas para combatir el desempleo. Según el Índice Global de Monitoreo del Emprendimiento (2024), en Colombia el 68% de las personas que emprenden lo hacen por necesidad y cerca del 15,2% de los adultos está en la fase inicial de creación de algún negocio que les permita resolver su problema de ingresos. Boyacá cuenta con más de 180 000 micronegocios y más del 99% de su tejido empresarial son microempresas. Estas modalidades de generación de ingresos contribuyen de manera significativa a aumentar la tasa de ocupación departamental y ayudan a disimular las cifras de desempleo.

Una reforma laboral que resuelva estos problemas

El sentido común, al parecer el menos común de todos los sentidos, indica que cualquier reforma laboral debe atender esta realidad y considerar todas las dimensiones del problema para acertar en la solución. Sin embargo, los hacedores de leyes de todos los pelambres, no logran consensuar una política que resuelva de fondo los problemas del trabajo decente, la informalidad, la tercerización, la precarización laboral y el desempleo.

Los derechos conculcados a los trabajadores por los gobiernos neoliberales del pasado, deben restablecerse sin titubeos, en esto no hay discusión. Se deben recuperar los derechos eliminados con las reformas laborales de Cesar Gaviria y Álvaro Uribe.

No obstante, la reforma laboral que avanza en el Senado, no resuelve de fondo los problemas de los trabajadores ni la crítica situación laboral del país, y por ende tampoco la de Boyacá. Si bien es cierto, recoge algunos elementos particulares relacionados con la jornada laboral, el pago de dominicales y festivos, y otros derechos, mantiene la tercerización y el contrato sindical, no aborda los derechos colectivos, conserva los contratos de trabajo a término fijo, ignora a los trabajadores informales, mantiene formas de precariedad laboral y no resuelve el problema del desempleo. Contrario a lo que afirma una de las congresistas ponentes, esta no es “una reforma laboral de lujo”, los problemas de fondo persistirán para los trabajadores y las causas de los males labores permanecerán intactas.

Una consulta que tampoco resuelve

La consulta popular, al igual que la pasada reforma aprobada en Cámara con el respaldo del gobierno y la oposición, no resuelve estos problemas de fondo. La consulta desconoce los derechos colectivos para proteger y fortalecer a las organizaciones sindicales, no considera la realidad del trabajo en las MiPymes y deja al garete a estas empresas, no dice nada sobre los “contratos basura” (OPS) en el Estado y desconoce la situación de los trabajadores informales e independientes. La versión 2.0 de la consulta no rectifica en estos asuntos, por el contrario, adiciona preguntas demagógicas sobre el sistema de salud y los medicamentos, que no conducen a resolver la crisis actual del sistema que requiere medidas inmediatas.

La Comisión IV de Senado aprobó por mayoría la reforma laboral en tercer debate, el texto continúa su trámite para ser debatido y aprobado en plenaria antes del 20 de junio. Varios puntos de la consulta quedan incluidos en la reforma, pero el interés electoral de cara a 2026 obliga a Petro a insistir en la convocatoria de la consulta popular. Armando Benedetti celebra la aprobación de la reforma, mientras que los trabajadores formales, informales y desempleados, seguirán sin ver resueltas sus más sentidas exigencias.

Salvo algunos aspectos puntuales, los problemas del trabajo en Colombia y en Boyacá continuarán sin resolverse.

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