Es la cualificación que se puede esperar en el escenario de la consolidación de verdaderos valores democráticos; la protesta social ante lo que se considera el atropello del gobierno central a la región no se ha demorado en los eventos donde la comunidad boyacense ha visto que sus derechos y bienestar están en juego, de ahí la intensidad de las jornadas de paro que han logrado la movilización masiva y mayoritaria de los boyacenses, tal como sucedió con los cacerolazos del paro agrario de 2013, cuando el departamento entero se movilizó y sacudió todo el país. De la misma forma, en el paro camionero, el Departamento demostró que aquí no se trataba de actores marginales, sino de la defensa de una actividad económica que involucra a miles de familias y tiene peso específico en la economía regional.
Por eso, ver ahora que en el plebiscito por la paz, el voto del sí es mayoritario en Boyacá, confirma plenamente la cualificación que ha adquirido la comunidad boyacense cuando se trata de distinguir y valorar en su justo nivel cada situación; así que contra la tenaz acción de los representantes del Centro Democrático que se movieron sin escatimar esfuerzos para tratar de demostrar que eran mayoría en el departamento, a pesar de la descabellada actitud de la iglesia católica y el sectarismo interesado de las iglesias cristianas y de la inercia irresponsable de los parlamentarios de la U, del partido Verde y del Partido Conservador, Boyacá sacó adelante el resultado favorable al Sí. Una auténtica lección de sensatez y madurez política.
Tunja, firme en el ejemplo
Y en este camino hay que ponderar con especial significación el resultado de la ciudad de Tunja, la capital boyacense que volvió a demostrar su condición democrática y participativa, además de confirmar su índole antiuribista y que a pesar de ser la sede arzobispal, tampoco claudicó ante las acciones sesgadas de un “jerarca” como Castro Quiroga que prefirió la soberbia de sus intereses al imperativo ético y moral de propender por la paz, si es que su insignia es el mandato del amor y el perdón que dejo el mismo Jesucristo como máxima divisa para quienes le han seguido por veinte siglos. Desde luego, Tunja tampoco claudicó ante la proliferación de los mensajes sectarizados de los negociantes de la fe que hábilmente se esconden detrás de la mayoría de las iglesias cristianas que pululan en la ciudad.
El Occidente en tenaz defensa de la paz
Esta región dio el siguiente ejemplo de lucidez y civismo: el Occidente del departamento, entendido como los 14 municipios que conforman el territorio que va desde Chiquinquirá hasta Otanche, por un lado y, hasta La Victoria, por el otro, también le dio el triunfo al Sí. El resultado allí es una clara muestra de lucidez de la población que ha tenido que transitar casi tres décadas para construir y consolidar el bien inestimable de la paz, la cual le ha sido tan cara a la comunidad de la región, pero que a punta de tropiezos y dificultades se ha sabido construir y preservar a lo largo de tanto tiempo, a partir de la cruel experiencia de la guerra de las esmeraldas, de los conflictos sociales y económicos que han supuesto los cultivos ilícitos y su erradicación y, ahora, la sustitución por nuevos cultivos como el del cacao y los de los frutales, los cuales han cambiado la perspectiva económica y también la percepción de sosiego y convivencia en la región.
En los 14 municipios de la región el sí sacó una ventaja alrededor de 1.500 votos con ejemplos tan notables como el triunfo en Pauna, en Saboyá, en Maripí y en los nuevos municipios frutícolas como son Briceño y Tununguá. El caso de Chiquinquirá podría tener otras explicaciones que van desde sus mayorías conservadoras hasta el malestar que ha causado la crisis del agua que por igual afecta la imagen del gobierno y en general de la clase política del departamento.
Tinjacá en su ley
Y es que donde se afinca la democracia y crece la cultura de participación y la comunidad entiende y sabe distinguir cada momento, el avance continúa y los resultados positivos se repiten; es el caso del municipio de Tinjacá donde el comportamiento ciudadano ha dado prueba de dos eventos de especial trascendencia: el año pasado con el triunfo del voto en blanco que obligó a la maquinaria corrupta de la política local a hacerse a un lado para dar paso a la voluntad soberana de la comunidad y ahora en el plebiscito cuando vuelve a triunfar el Sí.
El No de Duitama y Sogamoso
Los resultados en estas dos ciudades se corresponden con la realidad reciente por ser estas las más afectadas por los paros ya mencionados y porque allí terminó siendo el sentimiento antisantista superior a la razón necesaria para contribuir con la finalización del conflicto colombiano. Sin embargo, el triunfo del No, tampoco resulto abrumador en ninguno de los dos casos, lo cual refuerza la convicción de la madurez política ya alcanzada.
Así que ahora queda nítido el panorama político en el departamento hacia lo que pueda venir. Boyacá es una región con vocación definida del lado de la paz, lo cual es producto de la movilización social y la capacidad de organización de sus fuerzas ciudadanas, donde el espacio para la vieja clase política del departamento, a la cual se le puede poner nombre propio, se está agotando con rapidez sorprendente.
Los perdedores
En primer lugar, en Boyacá perdieron los activistas del Centro Democrático que pensaron que este sería en adelante su espacio recuperado y potenciado. Con nombres propios, qué pueden reclamar el Senador Rigoberto Barón, el representante Ciro Ramírez Cortés y los diputados Guillermo Sánchez y José Eliseo Bolívar. Muy poco y nada. El Departamento les acaba de dar la lección irrefutable. Sin embargo, hay que decir que este grupo hizo su trabajo, salieron a la calle, visitaron el territorio y trataron de convencer para ganar, pero no lo lograron.
Los demás actuales parlamentarios, quedan con un saldo todavía peor, ya que ninguno movió un dedo para tratar de ganar un voto por el Sí. Del representante Humphrey Roa no se ha sabido en Boyacá desde antes de las elecciones regionales del 2015, desaparecido por las circunstancias especiales de su condición de hermano del candidato a la gobernación que actuaba bajo la divisa de un partido distinto al suyo, mientras que en su partido se ganó la desconfianza y se le asignó, en consecuencia, gran parte de la lamentable derrota conservadora en esa jornada, hace un año. Roa, entonces, no puede reclamar ni ante su partido ni ante el gobierno en esta jornada, si es que se le ocurre tratar de abrogarse algo del triunfo del sí en Boyacá.
Del Senador Jorge Hernando Pedraza, se puede decir lo mismo; su partido lo señala como el enterrador de la gloria de esa colectividad que durante más de un siglo se ufanó de dominar la política departamental y definir su destino desde la cúpula del poder junto a la iglesia católica, su aliado más importante en todo este tiempo. Pedraza terminó haciendo el ridículo en la última semana tratando de que notaran su presencia en favor del Sí en el departamento. Estos últimos resultados de la acción de Pedraza se suman a la deuda impagable del engaño que le proporcionó al departamento con el supuesto trámite de la ley del bicentenario y los recursos que se esperaban a partir de ella.
Y qué decir del partido de la U y sus dos representantes; Cristóbal Rodríguez no tiene cara de presentarse ante el gobierno Santos, después de los resultados de Sogamoso, pero tampoco ante sus electores en Boyacá, dada su ausencia total del escenario regional durante todo este tiempo que va desde el mismo día de su elección hace ya más de dos años. Quizá su paso por el congreso, en términos del favor a los intereses regionales se acerque a cero al día de hoy. En cuanto a sus acciones en favor del Sí, desde el partido de la U y la Unidad Nacional, el resultado es bajo cero. En cuanto a Jairo Castiblanco, por lo menos puede argüir que en Samacá, su lugar de origen, ganó el Sí, pero tampoco se registró su presencia como actividad visible para la jornada del pasado 2 de octubre; igual que Cristóbal, Castiblanco, en términos absolutos, va completando la absoluta nulidad en la defensa de los intereses de su departamento.
En cambio, al partido de la U en estos momentos se le puede endilgar parte de la responsabilidad sobre los posibles malos manejos de la Caja de Compensación de Boyacá, la cual, para completar habría sido dividida en los últimos días entre la facción de Plinio Olano, histórico de la U en Boyacá y el senador Senén Niño del Polo Democrático, a quien la ministra Clara López le habría entregado el manejo de la Caja, cuyo telón de fondo son Samuel Moreno y Jaime Dusán, dos de las figuras más cuestionadas en el Polo durante los últimos 15 años.
Y es que tampoco la representante del Partido Verde, Sandra Ortiz tiene nada que presentar sobre su actuación en la campaña por el Sí, desde el compromiso que tenía su partido con la meta del gobierno. La representante Ortiz, también brilló por su ausencia en este proceso, por lo que su espacio de maniobra desde esta perspectiva, en la práctica no existe.
Del único parlamentario que se puede afirmar que estuvo trabajado y comprometido con acciones concretas por el sí en el plebiscito en Boyacá fue Rafael Romero Piñeros, así se diga que lo único que hizo fue colocar unas vallas sobre la carretera principal, este dirigente estuvo trabajando por sacar avante el proceso en Boyacá en favor del Sí, sumando fuerzas con lo que hizo el gobernador Carlos Amaya, el Coordinador de la campaña en Boyacá, el secretario privado de la Gobernación, Wilmer Leal y el asesor para el diálogo social Pedro Pablo Salas.
El papel de fuerzas sociales independientes
Este fue el otro gran pilar de la campaña, la participación de diversas organizaciones y grupos de la base social que estuvieron activos en todo este proceso, en un compromiso desinteresado, alrededor de promocionar en lo que pudieron, una adecuada pedagogía de los acuerdos. Vale destacar en este recuento, la actividad y el liderazgo que desarrolló el exrector y exsecretario de educción Olmedo Vargas, quien extendió su comité a buena parte del departamento, abriendo espacios de discusión que ayudaron en medida importante para lograr claridad y participación de la ciudadanía.
¿Y del ministro Londoño?
Queda por evaluar la efectividad del papel cumplido por el ministro de justicia Jorge Eduardo Londoño, quien estuvo la mayor parte del tiempo al frente de actividades y reuniones en el departamento para promocionar el Sí. Londoño estuvo aquí casi todos los fines de semana presidiendo actos y promocionando encuentros en diversos escenarios académicos y en varias provincias. Falta ver cómo le va en la evaluación final cuando se trate de saber si sigue o no en el gabinete, ya que una cosa era el gabinete para la paz, como dijo Santos en su momento, pensando en que toda saldría como lo planeado, y otra distinta en esta nueva etapa donde hay que poner en juego determinaciones inesperadas.
En cuanto a Londoño las opiniones son divididas; hay quienes piensan que lo mejor sería que se quedara hasta el 7 de agosto de 2018; otros dicen que eso no es posible, o porque el presidente ve que ya cumplió su papel y prescinde de su presencia, o porque, como dicen otros, el proyecto del ministro es dar un paso al costado para iniciar la campaña al Senado, lo cual también suscitas muchas reservas en algunos que piensan que eso no será fácil, porque ya no habrá electorado para recuperar el camino perdido.