Apoteosis de Popayán

Apoteosis de Popayán, Efraín Martínez, 1939, óleo sobre tela, 900 x 600 c m., Paraninfo de la Universidad del Cauca, Popayán, cartel publicado por la Editorial López, fotografía de Jorge González, 2003.
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Por | Silvio E. Avendaño C.

Las protestas, en tiempos recientes, han derribado estatuas, prohibido filmes, desmantelado monumentos. Y, en este tiempo gris y prosaico se ha puesto en cuestión la pintura Apoteosis de Popayán, obra de Efraín Martínez, que se halla en el paraninfo de la Universidad del Cauca. Y, al echar un vistazo a la denominación del óleo se encuentra el vocablo apoteosis, cuyo significado otorga: dignidad de dioses a quienes se consideran héroes, es decir, a quienes tanto física como moralmente son superiores a los hombres.

El enorme cuadro, inspirado en un poema de Guillermo Valencia, bosqueja la “estética de la dominación.” En el cuadro la clase señorial legitima culturalmente su despotismo desde la llegada de Belalcázar. Sin embargo, el lienzo oculta el despojo de la tierra a los indígenas y dulcifica la esclavitud de los africanos, pues la imaginación del pintor no encontró relación con la historia real sino con la ideología que oculta el sometimiento, como una constante en el devenir del tiempo. Y, ante ese velo histórico, Apoteosis de Popayán glorifica el mundo de los hacendados y el cimiento de las relaciones del amo y del esclavo, de los señores y la servidumbre, de los conquistadores y los indios, de la gente de bien y de los otros. Bien se puede ver que lo que dibuja el cuadro no es otra cosa que la sublimación de la mentalidad de dominio, que lleva a que el sistema señorial de la explotación no desaparezca ni tampoco la resistencia de aquellos que se han rebelado. Así que el cuadro no encierra la intrahistoria al dejar por fuera el relato de los hombres y mujeres comunes que, han vivido en la atmósfera de la resignación del catolicismo y alejados de los vínculos histórico jurídicos de igualdad, libertad y democracia. Y al contemplar el cuadro desde más allá de la defensa a ultranza y del dogmatismo se comprende la parodia de los héroes como una pobre farsa en la que de lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso a la falacia -que consiste en considerar como sustancia de la cultura la versión de los señores-.

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Y, al leer las manifestaciones que ha suscitado la pintura de la Apoteosis de Popayán considero que no se trata de quitarlo, ni destruirlo o de taparse los ojos para no verlo. Se trata de comprenderlo con espíritu analítico y crítico que busca, aprende, lucha para mirar más allá de las figuras y de los colores y quebrar en el presente y futuro lo miserable y grotesco que no sirva de comportamiento ni individual ni colectivo.

No sé si es cierto que antes de que se erigiera el cuadro en el centro del paraninfo se encontraba en ese lugar el tríptico de Andrés de Santamaría: El arte, la poesía y las ciencias, guía y orientación de lo que debe ser la Universidad del Cauca como orientación de los jóvenes que terminan su formación y que asumen su aporte a la sociedad.

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