El expresidente tiene ‘sobrados méritos’ para no ser bienvenido a Boyacá y que hoy debemos decirles a los candidatos conservadores a gobernación, a alcaldías, a la Asamblea o a los concejos que la recomendación de Pastrana de votar por ellos no les sirve para nada y, por el contrario, puede resultar contraproducente.
Por | Don Alejandro Montero
En el lenguaje diplomático se utiliza el término persona no grata (persona non grata) para referirse a quien no es bienvenido, y eso es justamente lo que debería pasar en Boyacá con el expresidente Andrés Pastrana Arango, quien visitará a Paipa y Duitama el fin de esta semana, según lo registra el periódico EL DIARIO.
El balance del gobierno de Pastrana (1998-2002) fue muy malo para el país en temas como desempleo, situación de orden público, pobre crecimiento económico, precarias finanzas públicas y debilitamiento de todo el aparato estatal, pero en el caso de Boyacá al hacer la evaluación de esa administración solo se puede utilizar la palabra mediocre.
Lo primero que hay que decir de ‘Andresito’ es que para las viejas generaciones de boyacenses el exalcalde de Bogotá y expresidente tiene el estigma de haber sido el hijo de Misael Pastrana, quien en 1970 le robó las elecciones al general boyacense Gustavo Rojas Pinilla.
Muchos historiadores coinciden en que aquel 19 de abril de 1970, los colombianos eligieron a Rojas Pinilla pero que, en la noche, se fraguó el más grande fraude electoral en la historia de Colombia y al día siguiente el país amaneció con Misael Pastrana como presidente electo.
De manera que ese antecedente político para Boyacá juega en contra de Andrés Pastrana porque si se hubiera respetado el resultado de esas elecciones hoy otra sería la historia del país pero, sobre todo, una cosa muy distinta hubiera sido la suerte de Boyacá, en donde Rojas Pinilla gozó de gran simpatía y respaldo popular.
Hay que agregar que todavía se conservan muchas de las obras que Rojas Pinilla le dejó a su tierra natal, durante su gobierno de 1953 a 1957, como el edificio de la Alcaldía de Tunja, la culminación de Acerías Paz de Río, el apoyo a la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, la ampliación y pavimentación de la carretera Tunja-Bogotá; la electrificación de áreas rurales en todas las provincias, la construcción de las unidades térmicas de Paipa, la construcción de la represa de Teatinos, en Tunja; los acueductos de Sogamoso y Belencito, el Palacio de Justicia de Tunja, la industria militar (Indumil) en Sogamoso, la planta de leches de Chiquinquirá, la Transmisora de la Independencia, en fin.
Es de suponer que un segundo mandato de Rojas hubiera significado muchas cosas más para Boyacá; tal vez la culminación del aeropuerto de Tunja, que lleva su nombre; y obras de infraestructura, pues los gobiernos liderados por militares se han caracterizado en todo el mundo por la ejecución de obras públicas.
‘El establecimiento’, como lo llamó después Álvaro Gómez Hurtado, se encargó de robarle las elecciones a Rojas Pinilla y de entregarle la presidencia a Misael Pastrana para culminar con los compromisos que hacían parte del Frente Nacional, y después de eso ningún boyacense ha tenido la posibilidad real siquiera de disputar la presidencia de Colombia.
Regresando a Andrés Pastrana, hay razones de peso para sostener que la tarea de su gobierno en Boyacá fue la más pobre, por lo menos, en los últimos 100 años.
En casi todos los aspectos su gobierno ‘se rajó. Lo más increíble de ese pobre balance es que Pastrana no solamente no nos dio, sino que nos quitó: después de que en el gobierno de Ernesto Samper se había hablado de una superautopista entre Briceño y Sogamoso, con grandes obras complementarias incluyendo variantes y puentes vehiculares, que costaban 850 mil millones de pesos, al final del gobierno de Pastrana se contrató un tercer carril en ese tramo, que con las posteriores modificaciones terminó en la actual vía, con un costo para el Estado y para el bolsillo de los boyacenses de más de dos billones de pesos. Y lo vamos a seguir pagando.
Entre otras cosas, en el Gobierno de Samper se había proyectado una gran variante desde Paipa hasta Tibasosa; y en la vía que contrató Pastrana nunca hubo variantes en Tunja, Paipa ni Duitama, otra de sus ‘realizaciones’ mediocres.
Pastrana se encargó de dejar amarrado el proyecto de la doble calzada en Boyacá, la vía más importante para el desarrollo de la región y quedamos condenados a un contrato a 30, 35 o 40 años de concesión, con una carretera que tiene múltiples problemas de diseño, falta de señalización e iluminación y que le ha servido a Solarte y Solarte para generar unos excedentes que a su vez le ayudan avanzar y a cubrir las dificultades que le surgen con otros contratos del país.
Llevamos casi 20 años de esa concesión y Solarte y Solarte nos presenta una carretera que nunca fue doble calzada sino que terminó en la construcción de otro carril paralelo a la vía que teníamos.
La vía ya no aguanta el tráfico, especialmente los fines de semana y puentes festivos, pero no hay nada qué hacer porque si a Solarte y Solarte se le pide un sardinel adicional, de inmediato responde que no hay recursos y que sería necesario hacer nuevas modificaciones para ampliar la concesión.
Pastrana no nos permitió tener una vía moderna, pero sí construyó la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, situada a pocos metros de la cárcel de El Barne, lo que significa graves problemas de inseguridad, con fenómenos como extorsión y secuestro, cometidos por los internos y por sus familias que llegan desde otras regiones.
En el Gobierno de Pastrana Arango, Acerías Paz de Río atravesó su peor crisis; se quebró la Caja Popular Cooperativa, que generó detrimento patrimonial para miles de boyacenses; se fue a pique Mecanizados y Motores que hasta ese momento había sido una próspera empresa de Duitama; se deprimió la agricultura y tuvimos problemas de inseguridad, como nunca antes en la historia del departamento.
Los niveles de desempleo crecieron en las ciudades, y el campo vivió un éxodo sin precedentes, originados en la presencia guerrillera que se fortaleció en unas provincias y de paramilitares que surgieron en otras.
Hubo tomas guerrilleras, hostigamientos, reclutamiento de menores, pobreza y hasta casos de inseguridad en la carretera Tunja- Bogotá, lo que jamás había ocurrido desde cuando la vía fue construida, a principios del Siglo XX, durante el gobierno de Rafael Reyes.
La debilidad del Gobierno Pastrana, con un mandatario que estuvo paseando por todos los rincones del mundo mientras el país se derrumbaba, fue lo que permitió el surgimiento del gobierno de Álvaro Uribe, con su ‘mano fuerte y corazón grande’.
De manera que hoy debemos decirle a los candidatos conservadores a Gobernación, a alcaldías, a la Asamblea o a los concejos que la recomendación de Pastrana de votar por ellos no les sirve para nada y, por el contrario, puede resultar contraproducente.
Andrés Pastrana Arango es el único expresidente conservador vivo de Colombia, pero con el miserable gobierno que ejerció, no es jefe de nada ni de nadie. Pastrana no tiene autoridad ni para aparecerse por aquí ni para pedirnos que votemos por alguien.
Que no sea tan descarado.
Fue tan «bueno» para Boyaca el gobierno de Rojas Pinilla, que inauguro varios aeropuertos en el pais, pero menos el de su ciudad natal osea el de nuestra querida ciudad de Tunja, ese fue el gran gobierno para Boyaca del sr. Rojas Pinilla.
Pastrana debería ser persona non grata en Colombia.
Totalmente cierto todo lo que cita el columnista, ningún gobierno tan desastroso para el país y en especial para Boyacá como el de Pastrana delfín, todo un fiasco.
¿Cómo que el único ex godo? ¿Acaso el innombrable no lo es después de que se volvió?
Otra cosita, ¡haga un esfuercito para que se deshaga de la parroquia y logre ser más país, más latinoamericano y más terrícolas! Busque más el Bien Común… que ahí también está usted.