El cangrejo rojo americano es un vector de agentes infecciosos que afectan a humanos y animales, debido a los patógenos que acumula por sobrevivir en aguas contaminadas. Este crustáceo tiene una coloración roja predominante con tonos verdosos o marrones, una longitud de entre 5,5 y 12 cm en etapa adulta y unas pinzas grandes y espinosas. Se ha detectado la presencia de este cangrejo en cualquier época del año y por ser una especie invasora pone en riesgo la supervivencia de especies nativas como el cangrejo sabanero.
La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR lanzó una nueva advertencia a las comunidades de la cuenca alta del río Bogotá y el valle de Ubaté, así como a las aledañas a la laguna Fúquene, el embalse del Neusa y varios humedales ante la presencia del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), una especie invasora que por su adaptabilidad a aguas contaminadas genera potenciales riesgos a quienes lo manipulan o consumen.
El cangrejo rojo, también conocido como langostilla de río, cangrejo de pantano rojo o cangrejo de Louisian, habita en zonas pantanosas, incluyendo cuerpos de agua de baja calidad y suele ser de difícil manejo por su capacidad para perforar cavidades en las zonas ribereñas, permanecer allí y reproducirse de manera rápida y masiva.
“El cangrejo rojo americano es una especie invasora la cual se encuentra especialmente en los humedales o zonas pantanosas del territorio CAR, como el complejo Lagunar de Fúquene, o en los Humedales de la Sabana de Bogotá. Es una especie altamente peligrosa debido a que transmite enfermedades patógenas y pueden generar alteraciones también al equilibrio y al ecosistema.”, afirmó Edwin García, director de Recursos Naturales de la CAR.
Este cangrejo puede medir entre 10,5 y 12 centímetros, pesar hasta 45 gramos, y su color característico es rojo intenso, aunque puede presentar tonalidades cafés. Posee una alta tasa de reproducción generando una seria amenaza en la fauna.
Expertos han detectado la presencia del cangrejo rojo americano en cualquier época del año, independientemente de la temporada. Además, su comportamiento excavador altera los bordes de ríos y lagunas, contribuyendo a la erosión de los ecosistemas acuáticos.
“Se hace un llamado a la comunidad para que al momento que evidencien la presencia de esta espacie en el territorio, llamen a las autoridades ambientales para que ellos hagan un manejo adecuado de esta especie, eviten su manipulación y su consumo, ya que genera una gran afectación tanto a la salud humana como al medio ambiente”, subrayó el director García.
La CAR invita a la ciudadanía a que al detectar la presencia de esta especie la reporten de inmediato a las autoridades ambientales y sanitarias del municipio o lugar y se abstengan de entrar en contacto físico, de consumir o permitir el consumo de este animal por parte de personas o mascotas.