El promedio, al mes, son cinco las personas que se quitan la vida en el departamento. La cifra tiende a crecer ya que sobre final de año suelen darse más casos.
Parece haberse vuelto indolente la sociedad boyacense frente a la grave problemática de salud mental existente en el departamento. Todos los años se registran altas cifras de suicidios y 2018 no ha sido la excepción. En lo corrido del año son 45 casos los que se han registrado, y la cifra tiende a subir ya que durante los últimos meses del año se presentan más casos de lo habitual.
Las autoridades departamentales encargadas de la problemática, encabezadas por la Dirección de Salud Pública, son conscientes de la situación y su gravedad, pero a pesar de esto, son impotentes al ver que si no hay un interés por parte de la sociedad de combatir la problemática, cualquier esfuerzo realizado resulta inútil.
Hay dos grupos poblacionales que tienden más a incurrir en esta conducta, que son adolescentes y adultos mayores; motivados por causas como la soledad, el desamor, problemas económicos, graves enfermedades o casos extremos de discriminación y matoneo.
También hay grandes falencias en lo que refiere al tratamiento que están dando las EPS e IPS, que muchas veces por salir del paso asumen los casos con un tratamiento superficial, que no brinda garantías de mejora y alivio para los pacientes.