En la principal carretera que une a Boyacá y Casanare solamente se puede transitar tranquilamente en verano. Contratistas e interventoría evalúan cuáles son las obras que se deben realizar ahora en el sector La Granja, en donde la lluvia generó de nuevo el daño de la banca y destruyó parte del trabajo que se había realizado durante tres meses, entre noviembre del 2021 y enero del 2022.
¿A quién se le echa la culpa, al invierno que es una característica de toda la región del pie de monte llanero o a la ingeniería, que no ha podido realizar obras que permitan contrarrestar los efectos de ese fenómeno climático?
Entre Sogamoso (Boyacá) y Aguazul (Casanare) solamente hay un poco más de 120 kilómetros y el recorrido en vehículo debería tardar máximo dos horas. Sin embargo, tal parece que la carretera solamente se puede utilizar en verano porque en invierno recorrer ese tramo puede terminar convertido en pesadilla.
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El Gobierno nacional siempre ha reconocido que el problema de toda la vía es la inestabilidad del terreno, provocado por las lluvias, que son frecuentes, pero nunca se ha contemplado otra ruta o se han podido ejecutar obras que permitan contrarrestar esa situación.
La obra hizo parte del programa ‘Vías para la competitividad o ‘corredores arteriales complementarios de competitividad del Invías’ cuyo objeto es consolidar una red de transporte eficiente para facilitar la movilidad de pasajeros y la conexión entre los centros de producción y de consumos con los corredores de comercio exterior para lograr una mayor competitividad y productividad, en este caso de la región comprendida entre los departamentos de Boyacá y Casanare.
Un primer tramo, con longitud de aproximadamente 15 kilómetros, entre Sogamoso y El Crucero, jurisdicción de Aquitania, no tiene mayores problemas, pero entre El Crucero y Aguazul con una longitud de 102 kilómetros, la lluvia provoca constantes interrupciones del tránsito, tantos que para hacer el recorrido se pueden requerir seis o más horas.
En este segundo tramo anualmente se realizan trabajos de adecuación y rehabilitación, que funcionan en verano, pero que apenas aparecen las lluvias causan nuevos problemas.
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A pocos kilómetros del municipio de Pajarito (jurisdicción de Boyacá) se encuentran zonas de inestabilidad del terreno donde la solución ha sido la construcción de viaductos, un reto para la ingeniería, que ha estado siendo ganado por la topografía y las condiciones atmosféricas. De los 16 viaductos construidos tres han terminado destruidos por la propia naturaleza.
Este proyecto también incluye un gran número de estructuras hidráulicas, obras de arte, muros de contención soportados sobre pilotes a profundidades entre 30 y 40 m y la pavimentación en el casco urbano del municipio de Pajarito.
Para este tramo las obras de rehabilitación de la vía estaban contempladas entre septiembre de 2009 y marzo del 2013, pero los trabajos se extendieron por muchos meses más y las obras realizadas parecen no cumplir los requerimientos para soportar lo intenso del clima.
Sin embargo, el Invías nunca ha dado información exacta sobre las inversiones realizas ni sobre si se han aplicado las pólizas de estabilidad cuando las obras se han siniestrado.
El último caso se refiere a lo ocurrido a finales del año pasado en el sector de La Granja, también muy cera a Pajarito. Allí el invierno provocó el daño de la banca de la carretera y los trabajos duraron entre finales de noviembre y finales de enero de este año.
Durante todo ese tiempo la carretera estuvo cerrada provocando la pérdida de miles de millones de pesos a Boyacá y Casanare.
El último día de enero del 2022 el Gobierno nacional habilitó el paso para todo tipo de vehículos, las 24 horas al día.
“Habilitar este corredor vial luego de tres meses de trabajos arduos es gratificante y muy importante para el sector transporte, dada su importancia para el progreso del país y la reactivación económica de las regiones”, dijo la ministra de Transporte, Ángela María Orozco.
Por otra parte, el director general de INVÍAS, Juan Esteban Gil Chavarría, resaltó el compromiso del Gobierno nacional al entregar los trabajos acordados y la celeridad de los mismos.
Para adelantar esas obras, el INVÍAS desplegó toda su capacidad técnica y operativa para superar la emergencia. La entidad reportó que las obras estuvieron a cargo de más de 150 personas en turnos las 24 horas y al uso de 85 máquinas.
Se hicieron excavaciones y removieron 335.000 metros cuadrados de tierra y piedra, se perfilaron taludes en el sector de la emergencia, se removió material que quedó en el río Cusiana, se construyeron zanjas de coronación y se instalaron un biomanto y anclajes especiales para evitar la erosión en la montaña por afectación de lluvias.
Pero las obras no sirvieron de mucho porque tres meses después, hace una semana, comenzaron de nuevo los problemas.
Arcenio Sandoval, el director del Invías en Casanare, dijo que ya fueron citados el contratista y el interventor para buscar una explicación de lo que ocurrió.
Aseguró que se requerían hacer 379 micropilotes y que ya se habían hecho 279. “No se habían hecho todos y producto de las intensas lluvias la banca dela vía colapsó”.
El funcionario no explicó por qué no se aprovechó el verano para realizar todos los trabajos que se requerían.
Según Sandoval, fueron citados también expertos en geología, hidráulica y geotecnia a ver qué es lo que ocurre y cuáles son las obras que se deben realizar.
Aseguró que es posible que en diez días se logre establecer qué trabajos hay que realizar para solucionar el problema.
En estos días la vía estará cerrada y es posible que se puede dar paso de manera intermitente, pero las pérdidas para la economía de los dos departamentos serán millonarias.
Por esta zona se mueve un buen número de alimentos y se transportan grandes cantidades de arroz, ganado e hidrocarburos.