A pesar de los pesimistas pronósticos de desaceleración de la economía -que crece por debajo del 1 por ciento-, lo que ha incidido en la ralentización del mercado laboral -con un desempleo que se resiste tercamente a caer por debajo del 10 por ciento-; sin embargo, ello no se ha reflejado en un deterioro del acceso de la población a una canasta de bienes y servicios (pobreza monetaria) o a una restringida canasta básica de alimentos (pobreza monetaria extrema). Lo anterior quiere decir, que se clasifican como pobres o pobres extremos las personas que están en el umbral de $435.375 mensuales (109 dólares) o $218.846 mensuales (55 dólares), respectivamente.
Según el último reporte del DANE, durante el periodo 2021-2023 la pobreza monetaria en Colombia -que gravita sobre una tercera parte de la población colombiana-, descendió en 6,7 puntos porcentuales, siendo más pronunciada esta caída en las zonas rurales (7,3 p.p.) que en las zonas urbanas (6,4 p.p.). La pobreza extrema también experimentó una leve caída, pero aún se mantiene bordeando el 11 por ciento, situándose por debajo de un dígito en las cabeceras urbanas.
En términos absolutos esta indudable mejoría en la situación social de los colombianos significa que, durante los últimos tres años de postpandemia, 2,9 millones de personas abandonaron su condición de pobres, pese a malvivir con $14.512 diarios, mientras que 988.000 se sustrajeron de cubrir sus necesidades de productos y bienes alimenticios con $7.294 diarios.
Dado que en Colombia existe una brecha social territorial y las disparidades de oportunidades y de ingresos persisten -a pesar de la mejoría observada-, la ciudad que exhibía mayores niveles de pobreza monetaria es Quibdó (60,1 por ciento en 2023), lo que contrasta con Manizales, con la menor proporción de pobres (17,6 por ciento), en tanto que ciudades como Tunja se alineaba con la media nacional: 30,3 por ciento versus 33,0 por ciento en 2023. Resulta paradójico que en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ENCV), en 2023 de los 18 millones de familias colombianas, el 47,3 por ciento de los jefes de hogar se percibían como pobres.
Ahora bien, si se compara con el periodo de prepandemia, es indudable que la cota máxima se alcanzó en 2020 (42,5 por ciento), el año más severo de la mayor crisis de salud pública en lo transcurrido de este siglo.
La reducción de la pobreza monetaria en Tunja ha sido más acentuada que en el país; durante el periodo más reciente (2021-2023), este indicador se redujo en más de once puntos porcentuales, mientras que la pobreza extrema se contrajo de una forma más pausada (9,2 por ciento). Lo anterior revela que en la postpandemia 19.813 tunjanos dejaron de ser pobres de solemnidad para convertirse en pobres vulnerables y 15.694 personas pudieron acceder a una canasta básica de alimentos.
La disminución en los niveles de pobreza en el país, puede atribuirse a las mayores transferencias monetarias gubernamentales para mitigar la brecha en el ingreso de los colombianos, particularmente quienes que se desenvuelven en la informalidad (56 por ciento), y el desescalamiento de la inflación, que durante el primer semestre de 2024 (año corrido), se situó en 4,12 por ciento. Cabe señalar, que en el intervalo enero-junio Tunja registró el mayor nivel de variación de precios de la canasta familiar en el país (4,65 por ciento).