Retorno a Tunja

Foto | Archivo / Hisrael Garzonroa
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En octubre de 2023, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia celebró con orgullo los primeros 70 años de vida académica, inicialmente en ciencias de la educación y con el paso del tiempo ampliando su oferta a las áreas de economía, agronomía, enfermería, medicina, derecho e ingenierías. En estas últimas, el primer hito fue la creación de la Facultad de Ingeniería en 1962, iniciando actividades con los programas de Ingeniería en Transporte y Vías y Metalurgia.

Por | Echando lengua / Luis Heriberto Bohórquez / Ingeniero de Vías y Transportes, egresado de la UPTC oriundo de Garagoa. Catedrático universitario, especialista en calidad de materiales y producción industrial de concretos. Foto: Archivo personal
X: @luchocalidad

Para quienes en las décadas de los sesenta y setenta, como en mi caso personal, mi adolescencia transcurrió cercana a la construcción de la Hidroeléctrica de Chivor, y puentes, vías, túneles y líneas de transmisión, me sembraron el gusto por esta apasionante actividad, en la que hoy aún me desempeño con satisfacción. Cuando llegó terminé bachillerato y  debía tomar la decisión sobre que estudiar, obvio me enfoqué en lo único que había visto de cerca: la ingeniería.

Para un provinciano de escasos recursos, resultaba oneroso estudiar en Bogotá, donde además lograr un cupo en la Universidad Nacional, resultaba difícil por la gran cantidad de aspirantes, así que la única opción cercana y al alcance de la disponibilidad económica de mi familia, era aplicar para entrar a  la UPTC a estudiar Transporte y Vías. Fue así como superé el examen de admisión e ingresé en junio de 1976, integrando un grupo de 65 estudiantes primíparos provenientes de varios municipios de Boyacá, destacándose los de Tunja, Duitama, Sogamoso, Chiquinquirá, Villa de Leyva y Soatá, que alternaban con jóvenes del Magdalena Medio, la Costa Caribe, Nariño, Huila, los Santanderes, Meta, Putumayo, Tolima y Chocó; en esa época lejanas regiones, curiosamente hoy para mi cercanas y apreciadas. Los mencioné sin ningún orden especial, puesto que conformamos un collage de razas, costumbres, gustos musicales, personalidades, acentos y hasta profundas divergencias políticas que aún subsisten y destacando que también que del grupo también formó parte una joven tunjana interprete del violín.

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En este ambiente transcurrieron cinco, seis, o siete años hasta graduarnos, compartiendo los gustos por el deporte, actividades culturales, parrandas con cerveza y trago incluidos; todo sin descuidar la dedicación a la academia. Mi editor no me publicaría esta esta columna, si mencionara la infinidad de logros en el estudio, historias, anécdotas y hasta tragedias, pues quienes recuerdo aún y aprecio, habría que dedicarles las líneas que se merecen.

De ese grupo de 65 que ingresamos, hace poco surgió la propuesta de reencontrarnos, inicialmente a través de las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea, haciendo que la idea floreciera con éxito, a tal punto  que el 17 y 18 de mayo próximos, se realizará en nuestra Alma Mater el evento denominado Retorno a Tunja, cuyo logotipo promocional lo dice todo: excelente creatividad que representa posiblemente lo cuadriculados que somos. La programación incluye, conciertos musicales, conversatorios y hasta almuerzo en la cafetería de estudiantes de la universidad, supongo con fila y juego de ahorcado, antes de los empujones para ingresar, tal como lo hacíamos hace casi 50 años.

Y que decir, fiesta de integración en el Club Boyacá, a donde jamás pudimos ingresar como estudiantes y que solo conocí 15 o 20 años luego de egresado, gracias a mi participación en política. Así al día siguiente, aspiran los que creen que pueden participar en un encuentro futbolero superando los efectos de la trasnochada, tal como lo hacíamos en nuestra época de estudiantes y especialmente cuando el calendario académico coincidía con el Aguinaldo Boyacense. Amanecerá y veremos

Por razones de tipo laboral, asistiré y mi participación se limita a esta columna para compartir con todos, los que retornen a Tunja y los que no. Entre tanto, paz en la tumba de nuestros colegas y amigos del 5376 que ya partieron a descansar y mis parabienes para quienes aún transitan por el camino de la vida, incluyendo a nuestros maestros. De una cosa sí estemos seguros, continuaremos siendo los mejores del país en infraestructura y pavimentos; con uno que otro alcalde, gobernador, parlamentario y/o ministro de Estado.

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