En sus 10 Estrategias de manipulación mediática, Noam Chomsky denuncia que la influencia perversa e invisible de los grandes medios, al servicio del poder criminal de la oligarquía, vuelve a la gente estúpida, vulgar e inculta, los mantiene en la ignorancia y el retraso mental, carentes de sentido crítico, incapaces de utilizar la razón para pensar por sí mismos, y con la cabeza vacía repleta de mierda mediática incendiada por ideas impuestas, miedos, deseos y comportamientos de marioneta demente y violenta.
En Colombia, los mal llamados “medios de comunicación”, nunca han sido de comunicación, y actualmente no son ni siquiera de información; son grandes medios de difusión masivos politizados, comerciantes del escándalo, la mentira, el chisme, la farándula y el burdel; estas empresas de propiedad de los magnates del capitalismo, funcionan como una oficina de sicariato, una organización criminal audiovisual al servicio del poder de la ultraderecha. Son la tribuna de los canallas con poder y de sus cómplices, corruptos, aliados de los grandes ladrones, asesinos y narcotraficantes que están resentidos porque no pudieron seguir robando, traficando y desangrando al país.
Esta facción brutal de la política hegemónica corrupta y fascista, utiliza estos medios para alcanzar sus fines de dominación, instrumentalización y explotación de las grandes manadas de gentes ignaras, tontas y mediocres, mediante el ocultamiento de la verdad, la falsificación, tergiversación y manipulación de la información con las cuales logran cometer la difamación, injuria, calumnia y persecución contra el actual gobierno popular y democrático.
El presidente Gustavo Petro ha dicho que son medios embrutecedores. Y todas las cotorras a sueldo y muñecos de ventrílocuo mercenarios que actúan en ese circo de farsantes han salido a armar su respectivo escándalo porque se sintieron desenmascarados y heridos en su vanidad y prepotencia infame.
Pero hacen un daño mucho peor que embrutecer: ejercen a diario el terrorismo mediático. Están dedicados a convertir a sus consumidores de veneno informativo en perros rabiosos infectados de odio gratuito, que son azuzados contra la democracia, la justicia social, la paz, y el bien común. Y estos zombis salen a denigrar y a marchar a favor de los corruptos, ladrones y asesinos, y en contra del presidente de la vida, la paz, el progreso y el bienestar para todos al que quieren matar o, al menos, derrocar con un golpe de Estado, porque les resulta imposible aceptar que la derecha haya perdido el poder dictatorial y sanguinario que venía cometiendo desde hacía doscientos años.