Se trata de una propuesta que no está funcionando. Como ha ocurrido tradicionalmente, cada congresista realiza las gestiones por su lado y por su cuenta. Cada senador y cada representante tiene sus propios intereses.
En el segundo semestre de 2022, incluso desde antes de que asumirán como congresistas, los senadores y representantes a la Cámara elegidos por Boyacá prometían que por primera vez habría una ‘bancada sólida’, un grupo de congresistas que, unidos y comprometidos, trabajarían por el campo, la educación, la salud…
En esa época Caracol Radio entrevistó a varios de ellos quienes aseguraron que mantenían relaciones de empatía, pese a las diferencias de colores y afinidades de ideología política.
Esos senadores y representantes indicaron que su procurarían hacer su trabajo en gran medida en equipo de bancada, para jalonar proyectos que le aportaran sobre todo al campesinado boyacense, a la educación y a la salud de la región conocida como la despensa de Colombia.
En agosto de ese mismo año, cuando ya estaban ejerciendo como congresistas, el representante Héctor David Chaparro convocó a sus colegas en la casa privada del Gobernador de Boyacá, Ramiro Barragán, y allí de nuevo anunciaron que el bloque boyacense sería sólido.
Chaparro les presentó una propuesta para trabajar de manera unida, que sus paisanos boyacenses apoyaron con entusiasmo.
Según la propuesta, una comisión accidental se encargaría de sesionar con líderes del departamento, con mandatarios y empresarios para analizar y plantear
proyectos a favor de Boyacá.
Ahí estuvieron todos, los representantes Eduar Triana, Ingrid Sogamoso, Héctor Chaparro, Jaime Raúl Salamanca, Wílmer Castellanos y Pedro José Suárez y los senadores Carolina Espitia, Ciro Alejandro Ramírez, César Pachón , Soledad Tamayo y Aída Avella.
Más de 18 meses después han ocurrido muchas cosas que han generado que esos congresistas ya no quieran trabajar unidos; en primer lugar, la salida y pérdida de dos senadores de Boyacá: primero César Pachón, a quien el Consejo de Estado le quitó la curul, por haber incurrido en doble militancia; y recientemente, la caída del senador del Centro Democrático Ciro Alejandro Ramírez, a quien la Corte Suprema de Justicia le adelanta un proceso por corrupción.
Pero en la práctica lo que está visto es que cada congresista tiene sus propios intereses y que ni siquiera los congresistas del partido verde por Boyacá (dos representantes y una senadora) trabajan unidos.
Hoy, por ejemplo, se realizará en Belén una audiencia pública sobre la Ruta los Libertadores, pero ahí solo estarán los representantes Pedro José Suárez Vacca y Héctor Chaparro, pues, por ejemplo, el también congresista Wílmer castellano, no los acompañara.
Ese proyecto vial es fundamental para conectar a los municipios de Belén, Paz de Río, Socha, Socotá, Chita, La Salina, Sácama, La Cabuya (Hato Corozal), Hato Corozal y Paz de Ariporo, fortaleciendo la unión entre Boyacá, Arauca y Casanare, pero a los demás congresistas de Boyacá les interesan otros temas, que les den protagonismo a ellos.
Están pendientes en el Congreso unos debates sobre el Pacto Territorial Bicentenario, con supuestas inversiones millonarias que están muy atrasadas, pero los congresistas boyacenses tampoco están unidos para indagar qué es lo que pasa con esos proyectos.
El representante a la Cámara Héctor Chaparro presentó una proposición para convocar un debate de control político sobre ese tema en el Congreso y el también representante Wílmer Castellanos presentó una proposición para otro debate sobre el mismo asunto.
Con bastante opción el boyacense Jaime Raúl Salamanca tiene aspiración de llegar a ser presidente de la Cámara de Representantes y ha estado trabajando en ese propósito. Incluso ya cuenta con el apoyo de la mayoría de los boyacenses, pero surgió otra aspiración, la de Wílmer Castellanos, que puede terminar atravesándosele y saboteando la aspiración de su paisano boyacense.
De manera que parece muy complicado que los boyacenses puedan trabajar unidos, unos porque siguen teniendo diferencias políticas; en otros casos porque son muy radicales en sus posiciones políticas, como la senadora del Pacto Histórico Aída Avella que no se podría poner de acuerdo con Eduar Triana, del Centro Democrático; en otros casos porque hay celos dentro de sus propios partidos, como Salamanca y Castellanos; o porque no coinciden en sus objetivos políticos a mediano y largo plazo, por ejemplo porque a varios congresistas de hoy les gustaría en el futuro ser gobernadores.
No se ha hablado de nuevas reuniones de la ‘bancada boyacense’. Cuando el periódico El Diario le preguntó al representante Héctor Chaparro qué había pasado con esa propuesta el congresista dijo que el actual gobernador, Carlos Amaya, todavía no los había convocado, como en el pasado sí lo hizo Ramiro Barragán.
Amaya (gobernador) fue hace poco tiempo jefe de Chaparro (gerente de la Lotería de Boyacá), pero hoy en política son ‘como el agua y el aceite’.