Carlos Castillo Quintero vuelve por sus fueros. Tras una exploración a los delirios, la locura y los abismos de nuestro presente en novelas como Peces de nieve o Gente rara en el balcón, y un primer acercamiento a cierto cambio de registro, menos nostálgico que melancólico, con una lúcida colección de relatos titulada Verano feliz, publica este año Hormigas de cristal, breve novela río, torrencial y precisa indagación dentro de los ámbitos de inmigrantes y emigraciones. Errancias de todo tipo narradas mediante intensas secuencias que no dejan de lado la autobiografía, el análisis de mitos, algunos atisbos de crónica y el acceso, familiar para los lectores de la obra del autor, al texto poético.
Los personajes de Hormigas de cristal le rinden honor a ese título huyendo de sus países o de sus lugares de origen para buscar asidero, o cuando menos alivio provisional (en tierras que siempre los considerarán extranjeros, casi enemigos), mimetizándose entre el paisaje, tornándose casi invisibles, de cristal, con el afán de sobrevivir. Los lentes narrativos de Castillo están encuadrados de tal manera que no quepan entre este torrente sólo los emigrantes venezolanos ni los exiliados colombianos en Europa – tan bien dibujados en la novela, por otra parte – sino todos los seres humanos que andamos extranjeros por la senda vital hasta que nos corresponde llegar al río Aqueronte y alistar la moneda con que pagaremos al barquero Caronte, quien nos espera sobre las inmediaciones de la muerte. Si es que logramos reunir el dinero para pagarle. A Caronte le importa muy poco, nos informa Castillo, si uno es joven o viejo. Así mismo, personajes y lectores son denominados por el narrador como “caminantes”, un modo sencillo aunque potente de describir la temática central, el ir peregrinando desde un acá difuso a un allá quizás inexistente.
La publicación de esta novela coincide con la de Harem de libros y otros 100 microrrelatos (Antología personal), vasta selección de piezas cortas escritas por Carlos Castillo Quintero, cuya primera entrega data de 1995. La antología fue ganadora de la convocatoria CEAB 30 años y verá la luz a inicios de noviembre próximo. La historia de los ires y venires en el proceso creativo y en los intentos de publicación de este libro es tan apasionante como lo será, sin duda, su lectura. Vaivenes de una nación a otra a las puertas de diversas editoriales, la infatigable espera del prologuista, René Avilés Fabila (ícono de la minificción hispanoamericana), quien no alcanzó a vivir para ver la materialización del proyecto, y los microrrelatos mismos, caminantes a su forma y modo, hormigas de cristal también, son algunos de los detalles que cobijan a este nuevo libro de Castillo.
Como antiguos lectores de sus poemas, relatos y novelas, sólo podemos celebrar la vigencia del destino literario de Carlos Castillo. Y está sucediendo en la Tunja donde todo empezó para él, hace casi cuatro décadas. Desde los cuarteles de invierno de quienes apreciamos su obra, le deseamos un caudal amplio de años persistiendo en la literatura. Y más libros, por supuesto.
Hormigas de cristal, Beca de Creación en Literatura Convocatoria de Estímulos para Procesos Artísticos y Culturales – CEPAC – 2023, será presentada en el Teatro Mayor Bicentenario de Tunja el martes 31 de octubre, a las 6:30 pm.