Por | Manuel Humberto Retrepo Domínguez
En 1992 se dio vuelta al imaginario y verdad implantada del “descubrimiento de América”. Los pueblos de América ese día, confluyeron en hablar de desencuentro, encuentros de culturas o simplemente condenaron la invasión. La corona dejó de ocupar el centro. El 12 de octubre ya no volvió a significar lo mismo de los siglos anteriores. 500 años después de la llegada de ejércitos, encomenderos y conquistadores de Europa a América, el 12 de octubre todavía era celebrado como el “día de la raza”, y los gobiernos eran sus convocantes, para rendir culto a los descubridores, izarles las banderas. En las ciudades de la América latina, los desfiles impregnados de contenido castrense, hacían sonar sus bandas de guerra hasta llegar a las plazas centrales donde ocurrían formaciones, demostraciones e interminables discursos y honores militares ante un palco de autoridades civiles, militares y eclesiásticas, en armónica trilogía de poder. En Madrid, España, ocurría algo similar, pero con un despliegue continental, que terminaba frente al monumento de colon.
El 12 de octubre, tenía una poderosa narrativa propia del «Día de la Raza» o «Día del Descubrimiento de América». Innumerables trabajos científicos de universitarios, enseñanzas de comunidades ancestrales, centros de historia y comunidades intelectuales, abrieron la puerta para entrar en reflexión y cambiar de significado. Tradicionalmente, esta fecha conmemoraba la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492, pero ocultaba uno de los derramamientos de sangre y masacre más crueles padecidos en toda la historia humana. Medio continente africano fue secuestrado, traído encadenado y condiciones inhumanas y convertido a la esclavitud, millones de indígenas asesinados, avasallados, sus pueblos, costumbres, lenguas, destruidas, sus dioses cambiados, la cruz sirvió de espada y la espada fue bendecida con la cruz, la historia fue contada por los vencedores, después vino la colonización y enseguida las independencias y con ellas las traiciones que produjeron la apropiación del legado de despojo, saqueo y sometimiento por insaciables élites todavía vigentes.
El significado de esta fecha hoy es otro, hay otras maneras de comprender lo que ocurrió, y están abiertas las discusiones sobre identidad, diversidad cultural y en marcha las tareas por la descolonización. El día ya no es de celebración, ni izadas de bandera, si no encuentro como «Día de la Diversidad Cultural» o «Día de la Resistencia Indígena», que resignifica la riqueza y diversidad de las culturas, los pueblos originarios y la resistencia frente a la opresión histórica.
El 12 de octubre es hoy una oportunidad para reconocer y valorar las contribuciones de los pueblos indígenas a la cultura, la historia y la identidad de América Latina y para avanzar en el reconocimiento de derechos, libertades, protección de sus territorios y culturas y como condición necesaria para la consolidación de caminos hacia la construcción de paz completa, de paz total.
Descolonización y conciencia crítica, exigen del sistema educativo herramientas conceptuales y metodológicas para mantener viva la reflexión y cuestionar las narrativas eurocéntricas y de opresión histórica, pero también para sentar posturas intelectuales del conjunto de universidades, instituciones, profesorado, estudiantes, frente a las narrativas negacionistas de la barbarie de “la conquista” y las de “reconquista”, que hace sucesivos esfuerzos por impedir la paz y mantener la guerra.
Este 12 de octubre, que ya no es del día de la raza, es para seguir la búsqueda de una identidad propia de América Latina, con el trazado de que “para nosotros la patria es América”, que abarque sus raíces indígenas, africanas, mestizas, europeas y demás influencias culturales, en planos horizontales, sin centros de dominio y permita una identidad latinoamericana inclusiva y no eurocéntrica. El 12 de octubre en América Latina, en síntesis, es un día para el reconocimiento de la diversidad cultural y la resistencia frente al colonialismo, ya que el cambio de conciencia permitió pasar del desfile militar de honores, al honor de tener sentido de humanidad y valorar los derechos.