Por | Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
Pese al tremendismo mediático de algunos opinadores, lo cierto es que la economía muestra signos de mejoría, ya que, tras la postpandemia, esta recuperó un moderado crecimiento que estuvo acompañado de un rebrote inflacionario. En septiembre pasado la variación de precios de una canasta de bienes y servicios fue de 0,54 por ciento-en comparación con igual mes del año pasado en se situó en 0,93 por ciento-, jalonado por el encarecimiento de alimentos y bebidas, acompañado de alojamiento, servicios públicos y transporte. Así las cosas, la inflación de enero-septiembre ya es de un dígito.
Contrario a lo que podría suponerse, a pesar de que la inflación mensual incidió con mayor intensidad en los niveles de ingreso correspondiente a los pobres, en el año corrido y el acumulado anual, los más afectados fueron la clase media y los ingresos altos.
Ahora bien, al examinar el comportamiento del nivel de precios según los dominios geográficos, es decir, las 38 ciudades incluidas, se observan algunas particularidades.
La trayectoria seguida por la inflación en Tunja muestra una tendencia alcista en el mes de septiembre de los últimos años, alcanzado su máximo pico este año. En el año corrido el mayor guarismo se registró en 2022, revirtiendo la caída de precios de la pandemia.
Si se analiza el intervalo mensual, es curioso que las dos ciudades que ocupan los extremos de la medición, Cúcuta y Bucaramanga, sean ciudades localizadas en el Gran Santander. Tunja, se sitúa en el nada envidiable segundo lugar de las ciudades más caras del país, lo que es evidente, cuando los consumidores tunjanos acuden a los establecimientos minoristas para hacer su mercado semanal.
Al contrastar esta medición con el intervalo anual se encuentra que Tunja (10,94 por ciento) roza el promedio nacional (10,99 por ciento), ocupando el octavo lugar en el ranking de las 23 ciudades encuestadas según la carestía nacional.