Este y otros temas que forman parte de los derechos menstruales, como la necesidad de una política pública, fueron radicados en un Proyecto de Ley que surge de la iniciativa del representante a la Cámara por Boyacá, Pedro José Suárez Vacca.
‘Para que el dolor en el trabajo no sea la regla’ es la consigna que se promueve por parte de un grupo de congresistas, con el fin de proteger los derechos menstruales en Colombia.
Precisamente este martes 28 de marzo fue radicado un Proyecto de Ley por parte de los Representantes a la Cámara, Pedro José Suárez Vacca y María Fernanda Carrascal, que busca crear una licencia laboral remunerada y que le apuesta por establecer pautas para una política pública que promueva, sensibilice y ejecute planes de acción al respecto.
“El Proyecto de Ley surge al darme cuenta de la falta de atención a los derechos menstruales, y si se quiere a la estigmatización, que tiene en muchos espacios, esta condición natural y humana para las mujeres y personas menstruantes. El Proyecto evidencia falta de información y recursos para la gestión menstrual adecuada, protege los derechos de las personas, promueve la educación y la conciencia sobre la salud menstrual y lo más importante, busca implementar una licencia menstrual remunerada de un día al mes, que contribuya a mitigar la discriminación basada en los síntomas menstruales”, indicó Suárez Vacca.
Según el informe ‘Menstruación en Colombia´ publicado en el 2018 por el Departamento Nacional de Estadísticas, Dane, en el territorio colombiano hay 17,3 millones de niñas y mujeres entre los 10 y 55 años, un rango de edad considerado “en edad de menstruar». En este sentido, al menos el 33,6% de la población en el país, menstrúa.
La menstruación es un proceso fisiológico natural que puede llegar a ser incapacitante para algunas niñas, jóvenes, mujeres y personas menstruantes.
Los efectos secundarios que acompañan el sangrado menstrual pueden reducir temporalmente la autonomía de estas personas para ejercer con normalidad las actividades propias de la cotidianidad, afectando en forma negativa y directa su calidad de vida en los ámbitos laborales y educativos.
Por su parte, la representante a la Cámara, Mafe Carrascal, manifestó que el cambio que propone este Gobierno se construye con las mujeres, por lo tanto, urge que la Bancada del Cambio promueva el reconocimiento de los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes en todos los espacios y en todos los aspectos.
“La salud menstrual y los derechos menstruales son temas que hasta el momento hemos vivido desde el tabú, desde la vergüenza, pasando dolores terribles e incomodidades imposibles de explicar a quienes no las padecen en silencio, auto medicándonos y haciéndonos daño. Un proceso fisiológico natural que puede llegar a ser incapacitante para algunas niñas, jóvenes, mujeres y personas menstruantes no puede ser un tabú, al contrario, debemos normalizar y hablar sin censura alguna sobre menstruación en las empresas e instituciones educativas, no solo con las mujeres puesto que es un tema que compete a la sociedad en general”, indicó la congresista.
La radicación del proyecto de ley, “Por medio del cual se crea la licencia menstrual y se establecen lineamientos para una política pública que, promueva, sensibilice y ejecute planes de acción sobre la protección de los derechos menstruales y se dictan otras disposiciones” se realizó ante la Secretaría General de la Cámara de Representantes.
¿Son viables las licencias menstruales?
La propuesta de dar un día remunerado por insistencia justificada con base en el padecimiento de dismenorrea u otros síntomas que conlleva la menstruación en sí, no es nueva.
Países como Japón, Corea del Sur, Indonesia, Taiwán, entre otros del continente asiático, han implementado desde 1947 esta medida.
A su vez, empresas de índole privada como Nike, Somato, Coexist (Reino Unido), Gozoop (India) y Victorian Women´s Trust (Australia), dan el derecho a la licencia por menstruación
en sus contratos, así la ley no lo indique.
Incluso, organismos públicos como el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México, han optado por la implementación de las licencias menstruales.
Lo anteriormente mencionado deja en evidencia que, en efecto, han existido esfuerzos latentes por fomentar la coexistencia con el periodo en el espacio público de una forma más sana, asimilando la menstruación como un derecho fundamental y un asunto de salud pública.
Por ende, desde Latinoamérica, aún no se ha saldado esta discusión con la propiedad y la suficiente seriedad que merece (lea aquí el proyecto completo).
Algunas cifras para tener en cuenta
- Entre mayo de 2021 y mayo de 2022, en promedio, el 8,0% de las mujeres ha tenido que suspender o interrumpir sus actividades usuales, laborales de estudio o tareas del hogar por su periodo menstrual.
- Por ciudades, Armenia, Villavicencio, Cúcuta e Ibagué son las ciudades donde las mujeres reportaron con mayor frecuencia tener que interrumpir sus actividades diarias por su periodo menstrual, con porcentajes de 18,6%, 17,5%, 16,2% y 15,2% respectivamente.
- En Colombia hay 17,3 millones de niñas y mujeres entre los 10 y 55 años, un rango de edad considerado “en edad de menstruar”.