Por: Carlos Molina
Se logró la paz en nuestro país después de más de cincuenta años de conflicto armado, pero porque no comenzar a construir paz desde nuestro entorno y con la gente que nos rodea.
Colombia ha sido un país que ha vivido de cerca la violencia y esta misma ha traído pobreza, desplazamiento, muerte, secuestro y otro factores que han incurrido de manera directa en todos los colombianos. Y es que han sido más de cincuenta años de dolor y lágrimas; hoy podemos decir que tenemos la oportunidad de decirle adiós a la guerra.
Con la entrega de armas por parte de las FARC se dio un paso importante para la consolidación de la paz en Colombia, pero eso no garantiza que no se sigan presentando casos de violencia en las regiones. Por ende, desde el hogar y las familias, se deben generar y propiciar espacios de paz, tranquilidad y sobre todo construir una sociedad tolerante y justa. Además, como propósito de cada quien, se debe optar por empezar a ser promotores de paz, ya sea jugando el papel de padre, madre, hijo (a), hermano (a), vecino (a) o compañero (a) de trabajo; de eso se trata la paz.
Con la implementación de los acuerdos finales de paz se garantizó un pacto entre Gobierno y las Farc, en el que vienen factores importantes como reparación de víctimas, cese al fuego bilateral, recursos del posconflicto, pero de allí proviene un gran interrogante: ¿Cómo se están manejando los recursos que eran invertidos en guerra en el bienestar social?
Es ahí donde jugamos un papel importante como ciudadanos y constructores de paz, debemos ser garantes y veedores de que los dineros del posconflicto sean utilizados para el impulso de proyectos de inversión social, en donde con educación, salud, vías, apoyo agropecuario y otros sectores, se siembre el progreso y desarrollo en el territorio colombiano.
¡Adoptemos un espíritu de iniciativa y participación, sin esperar que nos digan que hacer, por tal motivo la invitación es para que se construya paz desde nuestros espacios y hogares!