Por | Ec. Carlos Julio Castro Espinosa / http://pazquinar.blogspot.com
“…y mientras caminaba con el cortejo hacia el altar, sobre el piso brillante de aquella nave central, empecé a acariciar la idea de hacer algún día un homenaje a su vida y su legado.”
No sé si ese compromiso primigenio que dio origen a la obra ‘Casi lo olvido’, este cumplido o su autor nos haya abierto la puerta para que sea enriquecido; pero, hoy 14 de noviembre de 2022, solo puedo asegurar, que sobre la margen izquierda de la página 295, descansa el separador de lectura.
He pasado 154 días escudriñando en al menos 8.400 líneas, toda referencia escrita sobre Germán Pinzón Espinel, el más grande dirigente estudiantil que ha recorrido las aulas y pasillos de nuestra UPTC, despertando por su coherencia política, la ira de los organismos de seguridad del Estado Colombiano.
Una búsqueda en la que Eduardo Pinzón le brinda al lector de ‘Casi lo olvido’, la oportunidad de disfrutar la cadenciosa danza de la prosa con la poesía, mientras en la esencia de su relato familiar, se devela el vínculo sagrado de lo cotidiano con lo trascendental.
A medida que avanzaba en la lectura, los recuerdos de estudiante en el Colegio Miguel Jiménez López se iban agolpando en mi memoria, cobrando vida aquellos momentos en los que nos volábamos a escuchar los elocuentes debates políticos de Germán, cuya vigencia la atestigua hoy el Teatro Fausto bajo la mirada connivente de la Plaza Central Camilo Torres Restrepo.
Al término de cada una de esas Asambleas Estudiantiles, salíamos siempre a marchar con destino a la Plaza de Bolívar, en el acostumbrado recorrido por la Avenida Maldonado y la carrera 10, mientras se iba caldeando con el paso de las horas, el choque con la Policía.
De regreso a los predios de la Universidad, los estudiantes de la Normal y Miguel Jiménez “armados” con tarros y baldes nos tirábamos a las riberas del rio Farfacá (o La Vega), a sacar piedra que los universitarios le lanzarían a la policía.
Una tarea que se cumplía con mucho entusiasmo, mientras degustábamos algunas peras que nos brindaba el huerto de la familia Arenas; placer que un día se transformó en miedo y llanto, pues el niño Carlos Julio Mongui -hijo de un trabajador de servicios generales de la Normal Nacional Superior de Varones- moría víctima de una bala de gas lacrimógeno disparada por la policía.
En aquellos días, cuando la tarde comenzaba caer, las Directivas de la Normal y la Comandancia de Policía, acordaban siempre evacuar a los estudiantes en una travesía que se cumplía recibiendo coscorrones y patadas, a través de la Avenida Central hasta la Glorieta Norte donde se levanta el Monumento a la Raza.
De ahí que el gran Aquiminzaque sea testigo insobornable, que no todos los que allí llegaban se iban para su casa, algunos eran subidos a los camiones de la Policía y llevados al Cuartel, donde se asegura, eran lavados y golpeados, mientras afuera sus progenitores intentaban su entrega con ayuda de la rectoría.
Son muchos los recuerdos que se tienen de hechos inspirados en el Mayo Francés del 68 y afincados en nuestra penosa realidad socio económica e institucional, en los que German Pinzón, Celso Montaña, Guillermo Valencia, Jorge Sierra, Canguro, Hernando Benítez, Germán Téllez, y muchos otros dirigentes, dejaron en Tunja y para el Movimiento Estudiantil Upetecista, un ejemplo de coherencia política que debe ser rescatado.
«La imaginación al poder.»
Fuente: Sorbona.
«Somos demasiado jóvenes para esperar.»
Fuente: Anónimo.
«Sed realistas, exigid lo imposible.»
Fuente: Censier.
Antes de terminar éstas líneas, debo confesar que en mi opinión, el aporte de German Pinzón Espinel a la construcción de una conciencia política en el Movimiento Estudiantil aún está por ser reivindicado, y no es menos cierto, que el estudiantado Upetecista está en mora de romper el silencio frente a su asesinato.
No hay duda, muchas de las consignas que recorrieron las calles de Paris, también lo hicieron en la ciudad de Tunja, de la mano de German y una generación que se preparó para construir el cambio, pero que el Estado terminó torturando, desapareciendo o asesinando, sin lograr arrebatarle a la juventud, la bandera de lucha por un nuevo amanecer.
«Desabrochen el cerebro tan a menudo como la bragueta.»
Fuente: Odeón.
«Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre.»
Fuente: Sorbona.
«No se encarnicen tanto con los edificios, nuestro objetivo son las instituciones.»
Fuente: Sorbona.