1517 fue un año en el que la Iglesia romana enfrentó lo que sus lideres denominaron una asechanza, una herejía, proveniente esta desde uno de sus preciados territorios para mantener su poder, Alemania y un monje alemán: Martín Lutero.
Por | Reverendo Jorge Eliécer Ramírez Castellanos / Pastor y fundador de Iglesia Cristiana Luterana – ICL
Desde 1517 hasta nuestros días y espero que continúe así, el 31 de octubre de cada año, la gran mayoría de la cristiandad no romana celebra “La Reforma Protestante” o lo que deberíamos bien llamar “La Reforma Luterana” donde se reconoce la obra de DIOS a través de Martín Lutero, un monje romano muy devoto, sujeto a sus autoridades y tradiciones, y dispuesto a vivir su vida en entrega a DIOS después de haber jurado a santa Ana que lo librara de la muerte en medio de una tormenta, como efectivamente sucedió.
Lutero fue formado en el ambiente habitual procedente del oscurantismo de la edad media dominado por el pensamiento de la Iglesia romana en el que se presentaba a DIOS como el juez furioso y castigador con la humanidad pecadora y donde sólo se hallaba descanso en la vida monástica.
En el monasterio, se cuenta de Lutero como un hombre riguroso en sus prácticas y destacado estudiante, pero algo sucedía: “ahí de nuevo el hermano Lutero al confesionario” decían muchos. La confesión era para Lutero un momento y un lugar de mucho contraste, por una parte, podía llegar ante su confesor para descansar su alma, las angustias más profundas de su ser y recibir el consuelo dichoso del perdón, pero algo sucedía en razón a que sus visitas al confesionario se contaban hasta siete al día lo cual produjo en su confesor una voz casi de cansancio y desespero: “hermano Martín, vuelva cuando tenga algún pecado real”. Lutero tenía en su ser una preocupación real que queda clara cuando su superior le pregunta: “hermano Martín, ¿ama a DIO?” Yo, ¿amar a DIOS? Siento que lo odio porque Él es Santo y nosotros somos pecadores y tiene tan grandes exigencias para con nosotros que nos son imposible cumplirlas, replicó Lutero. ¿Cómo un monje podría tener tales pensamientos? Bueno, debemos recordar que la iglesia romana habla de salvación, de Gracia de DIOS pero que esto tiene pleno cumplimiento si el cristiano tiene obras meritorias, y se cuenta con la intercesión de María la virgen y de los santos. Gracia + Fe + Obras = Salvación, pero Lutero no encontraba cómo cumplir perfectamente la ley de DIOS y, entonces, sus obras no eran buenas siempre, se le contaba aún como pecador, como injusto, como malo, cosas que DIOS nunca aceptaría.
Dentro de los muchos oficios, a Lutero se le encomendó visitar Roma en una peregrinación, la peregrinación a la ciudad más santa en virtud de ser el epicentro religioso donde vivía el papa, pero su decepción fue tal que a su regreso reclamó sobre el por qué fue enviado a ver tanta pudrición. Otro de sus importantes oficios y de gran beneficio personal fue ser profesor de Biblia y estudiar teología, y fue en esto cuando se encontró con las Sagradas Escrituras, cosa sencilla hoy en razón a que todos casi tenemos por lo menos una Biblia en casa, pero para el entonces no era algo común ni fácil. Fue con el estudio de las Sagradas Escrituras que este monje se enfrentó a la realidad de la revelación de DIOS, al plan de DIOS, al mensaje de DIOS.
Romanos 1:17 “En el Evangelio, la justicia de DIOS se revela por fe y para fe; como está escrito: mas el justo por la fe vivirá”. Devorando casi las cartas del Apóstol Pablo encontró tan grande tesoro que nunca antes con ninguna ceremonia ni consejo había hallado: el mensaje real del Evangelio. Lutero encontró en las Sagradas Escrituras que el mensaje de DIOS no es que Él demande que los creyentes tengan una justicia que nunca van a alcanzar, sino que para ser salvos lo que DIOS da es su propia justica en Cristo Jesús. Es decir, la declaración “mas el justo por la fe vivirá” no dice que el que sea justo delante de DIOS (imposible para cualquier humano) y tenga fe podrá vivir en la eternidad gloriosa sino todo lo contrario, DIOS da su justicia por la fe para tener vida, y aún así, la fe también es un regalo que DIOS concede. Cuando entendió esto, Lutero exclamó: sentí que las puertas del cielo se me abrieron y pude entrar.
La resolución doctrinal de la Biblia y que retoma la Reforma Luterana junto con los Padres Apostólicos, junto con la verdadera santa tradición es que somos salvos únicamente por la Gracia de DIOS por medio de la fe sin necesidad de nuestras obras, ni de intercesiones o méritos de nadie; delante de DIOS la única obra satisfactoria suficientemente para salvar es la Obra de Cristo, su persona, su vida, su cruz y su resurrección, delante de DIOS no se cuenta nada más en razón que nada más tiene el mérito suficiente para conceder el perdón de DIOS.
Queridos lectores: espero que en sus mentes y corazones también esté esa resolución de la suficiencia de la Obra de Cristo para hacernos partícipes de DIOS y su reino.
Para el tiempo en mención, Lutero estaba en Wittemberg – Alemania enseñando en la universidad y predicando la Palabra de DIOS en la Iglesia cuando algunos de sus fieles empezaron a llegar con un documento que decían, se los había concedido el mismo Papa. ¿Qué era ese documento?
Indulgencias
Las indulgencias eran documentos comunes en la Iglesia romana, sólo que esta vez estaba en medio un monje y sacerdote romano que tenía las Escrituras Santas en sus manos y sobre las cuales meditaba de día y de noche.
Las indulgencias eran documentos firmados y sellados por el Papa mediante los cuales concedía perdón pleno o parcial de pecados, incluso servían si se tenían familiares difuntos. Bueno, hasta ahí parece no haber problema, sin embargo, las indulgencias tenían un propósito no explícito en ellas y que era el mayor anhelo de Roma por encima de conceder perdón: el dinero.
Podemos revisar en la historia que el Papa Leo X quería construir (terminar) la famosa (para nuestros tiempos) Basílica de San Pedro, pero no le era posible por los altos costos; ante su imposibilidad, la utilización de las indulgencias para este fin produjo en Lutero profunda ira y dolor lo que lo llevó a promocionar una discusión al respecto. Esta solicitud de estudio escrita en latín y puesta en la puerta de la Iglesia del Castillo de Wittemberg (lugar común para publicar), fue lo que encendió la furia de Roma.
Para entonces Lutero estaba cansado y decepcionado por la decadencia moral de la Iglesia de Roma y la corrupción del alto clero. Pero ofrecer perdón a los fieles era deber el Papa, sin embargo, ofrecía el perdón si, y sólo si los fieles pagaban por esas indulgencias, ante lo que surge la resonante voz: ¿acaso DIOS pide algo de nosotros para darnos su perdón? ¿Acaso nos pide dinero? ¿Podremos pagar por el don de DIOS? ¿Acaso Cristo no pagó por nosotros?
Lutero coloca 95 tesis para la discusión entre las que se cuentan tesis como: si el papa quiere conceder perdón, ¿no lo debe hacer por amor a los fieles y no por el amor al dinero de los mismos? Y otra dice: el verdadero tesoro de la Iglesia es el Sacrosanto Evangelio de la gloria y gracia de nuestro Señor Jesucristo, esto para dar a conocer que la proclama de la Iglesia era contraria al querer Divino.
Las formulaciones de Lutero tienen vigencia aun considerando que la Iglesia de Roma no ha cambiado su postura frente a la declaración Divina que sólo Cristo salva sin necesidad de nuestras obras. Podrá alguien decir que la Iglesia romana y la Iglesia luterana han firmado en años anteriores una declaración conjunta sobre la justificación por gracia por medio de la fe, sobre lo cual permítanme hacer algunas referencias.
- Al revisar la Iglesia Luterana en el mundo con más de 75 millones de luteranos, es propio decir que la Iglesia Luterana no es una denominación homogénea, tal como sucede con la Iglesia romana y todas otras. Siempre hay diferentes líneas. Entonces no se puede decir que toda la Iglesia Luterana firmó ese acuerdo con Roma; lo justo es decir que dentro de la Iglesia Luterana hay una fracción liberal y otra ortodoxa o conservadora y que, la parte liberal fue la que firmó ese acuerdo pero que la parte conservadora no está de acuerdo. Valga decir que son cuerpos eclesiásticos diferentes y determinan cosas diferentes pues no está unidas ni declaran comunión conjunta, todo lo contrario.
- La Iglesia Romana no ha cambiado su postura teológica de frente a las verdades bíblicas. Podemos libremente decir que mantiene prácticas contrarias a la verdad y voluntad de DIOS, por lo que, la Iglesia Luterana conservadora, más exactamente confesional no acepta declaraciones conjuntas con la Iglesia romana.
Siguiendo con la línea del alcance de las formulaciones de Lutero, podemos decir abierta y libremente también que hoy por hoy, la venta de indulgencias no se puede remitir sólo a la Iglesia romana sino, aún peor, también a algunas Iglesias evangélicas y/o cristianas que han llenado los medios con el falso mensaje que DIOS para bendecirte quiere que tú le des dinero. Toda esa práctica de cobrar por los dones o regalos de DIOS se llama Simonía y es denunciada desde el nuevo testamento (Hechos 8:9-24). ¿Por qué algunas Iglesias cobran por lo que hacen? ¿No son entidades sin ánimo de lucro?
Yo soy un Pastor luterano, no soy un simple crítico de actuaciones de las Iglesias, pero entiendo que el asunto se trata aún sobre el Señor Jesús y su obra, lo que es la voluntad de DIOS y la importancia que tiene la Iglesia que predica santamente el Evangelio para el mundo hoy, y es por esto que mis esfuerzos como los de muchos otros es mantenernos en esa fidelidad a DIOS y a su Palabra aun siendo nosotros imperfectos.
No sólo las Iglesias
Cuando pensamos en la reforma luterana o protestante no deberíamos pensar con ignorancia acerca de su alcance. Aunque fue un movimiento que se dio desde dentro de la Iglesia, no podemos pensar que fue sólo para dentro de la Iglesia pues es necesario reconocer que los valores recobrados por la Reforma cambiaron naciones.
Cuando hoy día celebramos la Reforma deberíamos celebrar un avance de los pueblos en términos de vida, de responsabilidad, de ánimo y estrategias para lograr desarrollo de los pueblos a la vez que sanas y muy evangélicas prácticas.
Sabemos del avance en términos de educación que promovió la reforma, ya que el interés de Lutero y los luteranos siempre ha tenido que ver con formación de los creyentes y no creyentes, con la formación doctrinal, teológica, espiritual y la formación secular en torno a lo demás que tiene que ver con la vida.
El cambio de visión en cuanto a las vocaciones. En la reforma no se estima que sólo las vocaciones sacerdotales sean vocaciones que DIOS hace sino que todo oficio sano, santo podríamos decir, que ayude al beneficio de las naciones es una vocación hecha por DIOS; así, el que aspira a ser médico y lo es, su anhelo no es por simple realidad coyuntural familiar, social o económica sino que ha de ser entendido como el mismo querer de DIOS para su vida, repito, en beneficio de la sociedad toda. Lo mismo con los jueces, con los gobernantes, los maestros, y todo cuanto contribuye al bienestar real de las naciones, y por lo tanto deberían, quienes desempeñan cualquier cargo, cumplir sus funciones para dar alabanza a DIOS y ayudar a la sociedad no para simple lucro personal o familiar.
Lo que seguiría, lógicamente es una nueva visión o una visión bíblica del trabajo donde el trabajo no es castigo Divino sino de las más nobles capacidades con las que DIOS dotó a su creación humana. ¿Por qué tanto desempleo en nuestra nación? ¿Por qué tanta trampa que llaman palanca política para acceder a un cargo y no hay un sistema de reales méritos? ¿Por qué nuestros gobernantes elegidos como funcionarios públicos no funcionan (en algunos casos) para el público sino para su beneficio personal? ¿Por qué no alcanza el dinero para hacer que las ciudades, pueblo, campos se desarrollen aprovechando la potencialidad de cada región? ¿Por qué algunos no quieren trabajar sino hacerse de ganancias deshonestas? Cuando reconocemos al mundo y su funcionamiento desde su real fundamento, esto es desde DIOS, la experiencia ha sido que, no se conduce en perfección, pero verdaderos cristianos, fieles, de palabra y obra, que sirvan determinadamente al Señor DIOS y que dirijan procesos en las naciones han sido instrumentos de DIOS para verdaderos y profundos cambios; por el contrario, cuando dirigen o gobiernan impíos, el resultado es dolor, sangre, destrucción, hambre, etc.
Hay muchas cosas que deben ser revisadas en la Reforma y su historia como parte de la Historia a la cual hacemos bien en mirar y, tal vez, retomar.
La Iglesia Cristiana Luterana es una Iglesia Luterana confesional (que mantiene sus confesiones doctrinales) y que está en función de servir a DIOS y al prójimo, que procura llevar el mensaje santo del Evangelio que DIOS en Cristo trajo salvación.
Como Iglesia este año 2022 estamos celebrando 505 años y tendremos una celebración litúrgica el domingo 30 de octubre. Estamos presentes, iniciando o fundando Iglesia en las ciudades de Tunja – Boyacá, en Bogotá, en Yopal – Casanare (y otros lugares de Casanare) y Piedecuesta y Bucaramanga – Santander. Somos Iglesia que se basa en las Sagradas Escrituras y que sostiene como sana interpretación de las mismas los textos confesionales contenidos en el Libro de Concordia.
Cordialmente invitados a nuestros servicios de los que se informará si desea comunicarse a nuestros canales.