Desde cuando estaba en campaña el ahora presidente de los colombianos ha estado ventilando la posibilidad de creación del departamento del Magdalena Medio, lo que significaría un duro golpe para las finanzas del departamento por concepto de regalías.
El Gobierno de Gustavo Petro y, más concretamente, el Presidente, ha estado planteando la posibilidad de creación del departamento número 33 de Colombia, que se llamaría Magdalena Medio.
Muchos sectores de opinión se han referido durante las últimas horas al tema y aunque la propuesta no tiene gran acogida, es posible que se convierta en realidad, pues el Presidente parece convencido de las bondades de su propuesta.
La nueva entidad territorial estaría compuesta por gran parte de Antioquia, Cesar, Boyacá, Bolívar y Santander; también habría una pequeña porción de Cundinamarca, Tolima y Caldas.
Recientemente, el 20 de agosto, durante su participación en el consejo de seguridad integral en el municipio de San Pablo, Bolívar, Petro manifestó su preocupación por la descoordinación entre territorios. “De aquí ―San Pablo― es más fácil llegar a Barrancabermeja que a la capital del departamento ―Cartagena―”, dijo Petro durante su intervención y dio más ejemplos de situaciones similares que existen en diferentes zonas del país.
Para el caso de Boyacá, para viajar desde Tunja a Puerto Boyacá es necesario pasar por Cundinamarca, Bogotá, Tolima y Caldas. La distancia es de 306 kilómetros y la duración aproximada del viaje es de 6 horas 14 minutos.
Hay una carrera en construcción entre Puerto Boyacá y Otanche, para la que frecuentemente hacen anuncios de inversiones y avances, pero que hoy sigue siendo una trocha, razón por la cual tomar la vía por Cundinamarca sigue siendo la mejor opción.
Pues el Presidente Petro considera que debe crearse el departamento del Magdalena Medio. Si bien esta ubicación geográfica ya existe y gira en torno al río Magdalena, confluye con varias zonas del país. La idea de Petro consiste en delimitar una nueva entidad territorial que estaría compuesta por gran parte de Antioquia, Cesar, Boyacá, Bolívar y Santander; también habría una pequeña porción de Cundinamarca, Tolima y Caldas.
La decisión de crear una nueva entidad territorial estará a cargo de la Dirección Nacional de Planeación que, seguramente buscará un consenso de las comunidades de ese nuevo departamento y luego deberá organizar y delimitar una estrategia para que la propuesta sea viable. Y entonces el Estado colombiano tendría que definir una nueva organización administrativa y garantizar la capacidad de inversión propia y unas partidas presupuestales.
De igual forma, también tendrían que definirse nuevas organizaciones para la Policía, las Fuerzas Militares, la Armada Nacional, la Fiscalía, la Procuraduría y otras entidades del Estado.
Tal vez un nuevo departamento le facilitará algunos trámites administrativos a los habitantes de Puerto Boyacá y también es posible que reciba un mejor trato de que el que tradicionalmente le ha dado Boyacá, pero crear un nuevo departamento realmente lo que significa es más gastos y más burocracia para el Estado.
Eso ocurriría mientras muchos sectores de opinión y expertos en planificación dudan sobre si realmente los departamentos son funcionales y si deberían continuar existiendo.
Con las normas actuales y la manera como se manejan los recursos para los diferentes sectores, los departamentos son malos intermediarios entre el Gobierno nacional y los gobiernos municipales.
Si el Gobierno de Petro cuestiona las EPS porque apenas son intermediarias que manejan recursos de la salud, debería entender que, en salud, los municipios tienen sus secretarías y que las normas que rigen al sector son dictadas por el Gobierno nacional, en un esquema en el que los departamentos sobran.
Los municipios cobran impuestos de predial, gasolina e industria y comercio y los departamentos a los licores, cigarrillos, timbre y degüelle, que casi siempre apenas alcanzan para pagar sus propios funcionamientos.
En educación, son los municipios los responsables de la prestación del servicio, mientras que los departamentos se encargan de pagar incapacidad y gestionar traslados de maestros. Las secretarías de educación departamentales no definen política pública ni pueden determinar nada autónomamente para la prestación del servicio.
En medio ambiente o en materia de tránsito, por ejemplo, los departamentos no tienen ningún rol o autoridad. En el primer tema son las Corporaciones Autónomas las que tienen una autoridad y en el segundo los municipios son los responsables de la organización del tránsito en sus jurisdicciones.
Entonces crear un nuevo departamento no parece ser una buena solución si lo que el Gobierno de Petro ha pregonado en la austeridad y esta medida ve en contra de ese principio.
Entonces, habría que analizar otros aspectos de la posible separación de Puerto Boyacá de Boyacá.
Los puerto boyacenses no tiene hoy ningún tipo de arraigo o identidad con los habitantes del interior, con los tunjanos, los duitamenses y los sogamoseños, por ejemplo. Los habitantes del puerto boyacense sobre el Magdalena en realidad son más paisas que boyacenses.
Y en el tema presupuestal, el gran sacrificado sería Boyacá. Puerto Boyacá es realmente la única región productora de petróleo del departamento.
Por las explotaciones de hidrocarburos en Puerto Boyacá, Boyacá recibe cada año una cifra significativa con destino a libre inversión.
Esos recursos son los que Boyacá destina, por ejemplo, para financiar el Plan de Alimentación Escolar.
El total de asignaciones directas para el bienio 2021 y 2022 fue de $96.780 millones de las cuales, según promedios nacionales de recaudo, el 75% provienen del sector de hidrocarburos, es decir que Boyacá perdería cerca de $72.500 millones.
Además de esos recursos, perderíamos a quienes consideramos paisanos lejanos, perderíamos paso por territorio propio hacia el principal río del país, perderíamos el territorio más caliente de nuestros dominios e importante territorio en áreas estratégicas ambientales, posiblemente la Serranía de Las Quinchas que, con la reforma, serían de otro departamento.
Interesante discusión, sobre todo respecto a la competencia de subsidiariedad y complementariedad de los departamentos, que en muchos casos no han cumplido eficientemente.
Sin embargo, se olvida el autor del artículo que Boyacá es uno de los departamentos con el mayor número de municipios, la mayoría con población inferior a 20.000 habitantes y, lo más grave, sin capacidad financiera, administrativa e institucional para atender las necesidades de sus habitantes.
Por esta razón se ha planteado en varias ocasiones la conveniencia de fusionar este tipo de entidades con municipios de mayor fortaleza institucional.
Sea cual sea la solución, más que eliminar los departamentos, parece necesario exigir una mayor equidad, eficiencia y efectividad en la ejecución de sus funciones, y promover de una vez por todas la conformación de esquemas asociativos entre municipios, con base en los modelos que la Ley establece: regiones y áreas metropolitanas, provincias administrativas de planificación y, en menor medida, asociaciones de municipios.
Respecto, a lo que el departamento pierde con Puerto Boyacá, se tiene una deuda histórica con esa región, que se ha mantenido aislada, y que tiene una mayor afinidad con la macro región del Magdalena Medio. Desde el punto, de la conveniencia de los habitantes del Puerto, posible lo mejor sea su integración al nuevo departamento.
A este y otros medios, se les olvida que esta no es una propuesta nueva, que viene de varias décadas atrás y que sólo ha sido retomada por el nuevo mandatario nacional. De la forma como se ha presentado la noticia en los últimos días, parece un capricho sin fundamento funcional del actual gobierno. Algo que está muy lejos de los anhelos históricos de la población del Magdalena Medio.