Desde el 17 de enero de 1974, cuando hombres comandados por Álvaro Fayad irrumpieron en la Quinta de Bolívar y se la llevaron; hasta 1991, cuando se firmó el acuerdo con el Gobierno de César Gaviria, la espada estuvo en poder del M-19.
Tal vez el momento más emocionante del discurso pronunciado ayer por Gustavo Petro Urrego, el nuevo presidente de los colombianos, fue cuando se le quebró la voz al referirse al significado de la espada de Bolívar para su vida, para su lucha.
Desde antes de la ceremonia de posesión se había hablado de la espada, porque a pesar de la petición del equipo protocolario de Petro, el gobierno Duque se negó a entregarla, con el argumento de que no era seguro sacarla del Palacio de Nariño y trasladarla a la Plaza de Bolívar.
Una vez Petro tomó la posesión como presidente, ordenó a la guardia ir hasta el Palacio de Nariño por la espada y mientras eso ocurrió se suspendió el acto protocolario. Una vez fue llevada al lado del nuevo Presidente, comenzó el discurso oficial de posesión.
“Esta espada tiene tanta historia -dijo Petro- que hoy sumará una más, de porqué se demoró en llegar a esta plaza”, dijo el presidente de los colombianos.
“Llegar aquí, junto a esta espada, para mi es toda una vida, una existencia. Esta espada representa demasiado para nosotros y para nosotras y quiero que nunca más esté enterrada, quiero que nunca más este retenida, que solo se envaine, como dijo su propietario, el Libertador, cuando haya justicia en este país; que sea del pueblo, es la espada del pueblo y por eso la queríamos aquí, en este momento y en este lugar, quizás para los próximos presidentes y presidentas, cuando se posesionen se vuelva un hecho permanente, protocolario, simbólico, que los acompañe siempre, que las acompañe siempre, la espada libertaria de Bolívar.
Y a Petro se le quebró la voz y miles de personas que estaba en la Plaza de Bolívar lo aplaudieron y lo aclamaron.
