Por: Jacinto Pineda Jiménez, Director Territorial Boyacá-Casanare
Desde el 2004 la economía boyacense no presentaba tasas negativas de crecimiento, situación que invita a la reflexión pero a la vez a evaluar las políticas económicas con la tarea de generar confianza tanto a consumidores como inversionistas. Los datos preliminares 2016 del PIB Boyacá son para orientar decisiones no para destruir gobiernos.
La caída de la economía boyacense en el año 2016, a partir de la variación negativa del 1,3% del producto interno bruto (PIB), concita la reflexión que debe materializarse en la toma de decisiones con base en la evaluación y seguimiento de las medidas de política económica y social llevadas a cabo por los diferentes agentes económicos, dado que los agregados son cifras sintéticas las cuales dan una visión general del departamento. Por ello dejo para el debate los principales indicadores de acuerdo las cifras preliminares presentadas por el DANE, sin perder de vista que la tarea es tranquilizar la economía y generar confianza, tanto a consumidores como inversionistas.
En general, como se videncia en la figura uno, la economía boyacense desde el año 2012 trae un comportamiento armónico con el nacional, siendo superior en el año 2015 pero muy inferior en el 2013 y 2016, años caracterizados por el paro agrario y el camionero, respectivamente. Sin embargo llevamos la peor parte en el 2016, pues estuvimos 3.3 puntos porcentuales por debajo del promedio nacional. Algunos explican el comportamiento de la economía en el año 2016 por las consecuencias del paro camionero y quizá les asiste razones pero deben tenerse en cuenta, además, variables económicas y el rol de las administraciones públicas territoriales para no caer en el reduccionismo.
Figura uno
Las tasas de crecimiento por grandes ramas de actividad en Boyacá 2015 – 2016, aclaran el panorama actual. La desaceleración 2016 tal como se evidencia en la figura 2, se explica en el crecimiento negativo de la industria manufacturera (-9.5%) que representa el 12.5% del PIB departamental. Le continúan en el terreno negativo la explotación de minas y canteras (-3.6%) y el transporte (-2.9%). Sumadas las tres ramas mencionadas representan el 29% del PIB departamental 2016 (figura tres), de lo cual se deriva la relación causa- efecto del actual panorama económico. Ahora en el campo de las variaciones positivas la construcción continua jalonando el crecimiento económico, aunque hay que advertir que la variación fue menor en el 2016 al pasar de 8% en el 2015 al 3.9. La agricultura la actividad de mayor aporte al PIB departamental, también sufrió los rigores y decreció en el 2.6. En general no hay una actividad que haya ganado terreno frente al 2015 lo que expresa el decrecimiento económico.
Figura 2
Por sectores es interesante la mayor participación en el PIB departamental de la agricultura, la ganadería y la pesca pues representa el 17.3% en el año 2016, cuando en el 2015 era del 15,3%; 2014 14,8%; 2013, 14.3%. Sin embargo es importante estimular el cultivo del café el cual decreció en el 11.8% en el 2016. La dinámica de las actividades implica un análisis detallado para que las políticas públicas concentren su atención en los sectores dinámicos pero también en los vulnerables.
Figura tres
Es importante resaltar el PIB per cápita a precios corrientes del departamento pues el quinto con mayor valor, 19. 561.742 de pesos. El PIB per cápita mide el crecimiento económico medio por habitante, el cual se calcula sobre el total del valor agregado (para Boyacá 25.002 en miles de millones de pesos) por el número de habitantes. La agricultura, ganadería representa el 17.33% del total del valor agregado; le sigue los servicios sociales, comunales y personales con el 14.66% (asociados a la administración pública, la educación, salud, recreación, tanto en el sector público como el privado) y la industria manufacturera con el 12. 54%. Cifras para la reflexión, orientar caminos y explorar posibilidades económicas.
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