Una vez culminada la contienda electoral para el Congreso de la República, donde el Departamento de Boyacá eligió en las urnas a sus seis Representantes a la Cámara, se dibuja un nuevo mapa político donde van a jugar varios factores, no solo en elección presidencial del próximo 29 de mayo, sino para las próximas elecciones regionales y locales.
Ese mapa está marcado por la consolidación del Partido Verde en una amplia franja del centro del departamento; el crecimiento de las fuerzas alternativas, aglutinadas en el Pacto Histórico, en ciudades tan importantes como Tunja; y, la supervivencia del Centro Democrático, que mantiene una curul en la Cámara, mostrando cierta solidez en el región de Occidente de Boyacá.
Luego de observar los resultados del partido de gobierno en los 15 municipios de la Provincia de Occidente, llama poderosamente la atención y en particular, para la elección de Cámara de Representantes, el Centro Democrático ganó en 11 de las 15 poblaciones. Recordemos que, solamente, en Saboyá, San Miguel de Sema, Tunungua y en Otanche, no alcanzó la mayoría esa colectividad.
Es más, en varios municipios de Occidente, el Centro Democrático alcanzó registros por encima del 60% en la votación a Cámara, como en Maripí (85.2%), Muzo (67.7%), Coper (63.0%) y en Buenavista (62.8%). En el comparativo entre Cámara y Senado también hubo municipios de esta región que respondieron a esta lógica, donde el Centro Democrático se impuso con la máxima votación en ambas corporaciones. Tal es el caso de los municipios de: Maripí, Quípama, Pauna, La Victoria, Briceño, Coper y Buenavista.
Este hecho, que demostraría el surgimiento de un nuevo fenómeno electoral ligado a los postulados del “uribismo” en Occidente de Boyacá y marcado por el dominio casi absoluto de un solo partido, en una amplia franja de esta provincia, se podría explicar a partir de varias variables que jugaron a favor de la consolidación del Centro Democrático en esta región del departamento:
- La aparición de dos candidatos (Héctor Ángel Ortíz y Edwar Triana) como dirigentes, nacidos en este mismo territorio, dentro del mismo partido (CD), disputándose los votos de esta provincia. Este factor, generó una puja intensa y una batalla visible, dentro del mismo partido, para ganar el favoritismo en la región, demostrado a través de una campaña con mucho poderío económico, que, poco a poco, fue marcando la diferencia.
- La llegada de Edwar Triana a las toldas del Centro Democrático, se puede calificar como una “jugada maestra”, después de transitar por Cambio Radical y haber sido Alcalde de Maripí, también con el apoyo de esa por colectividad. Esto, sin duda, le imprimió una buena dosis de nueva sangre y vitalidad al discurso del uribismo, que venía con cierto desgaste y escasa credibilidad ante las comunidades, no solo por los resultados pobres del actual Gobierno Nacional, sino por el discurso trajinado y decadente que por varios años, mantuvieron los principales dirigentes del uribismo en esta región de Boyacá.
- A pesar de los señalamientos y cuestionamientos de la prensa nacional hacia la candidatura de Triana, en su momento, por sus lazos familiares por personas condenadas por la justicia, este no fue impedimento, para fortalecer la propuesta del Centro Democrático en esta zona. En dicho sentido, la candidatura del exalcalde de Maripí, se consolidó en esta provincia a pesar de la existencia de otras figuras nacidas en esta región, incluso, con la misma afinidad ideológica.
- El abandono, -quizá intencional-, que hizo el Partido Verde de la región de Occidente, para esta contienda fue otro factor que beneficio directamente al Centro Democrático. En particular, para estas elecciones a Cámara, esta colectividad asumió con mucha timidez la conquista del electorado en esta región, que otrora, fue fiel a Jorge Eduardo Londoño y a Carlos Amaya, con votaciones aplastantes. Es así, como, de manera extraña, el Partido Verde descuidó territorios que habían sido ganados en las pasadas elecciones regionales de 2019, como Otanche, Coper, Briceño, Quípama y San Pablo de Borbur, dejando el camino libre para el accionar de los candidatos uribistas (Triana, Ortíz, Sánchez y Mahecha), quienes se movieron con tranquilidad y con holgura en esta contienda.
- No se desconoce que el acierto del Centro Democrático, también estuvo en regresar a sus viejos postulados, que le dieron credibilidad y respuesta favorable en las urnas, en esta región de Occidente, por más de dos décadas. En ese sentido, las figuras visibles de los partidos tradicionales se juntaron con dirigentes que mantiene dominio territorial en zonas claves del Occidente, especialmente, las de extracción minera de esmeraldas, para darle una nueva oportunidad a los candidatos del Centro Democrático, para ocupar una curul en el próximo Congreso de la República. De ahí, el comportamiento del electorado en poblaciones marcadas por la actividad minera, como Maripí, Muzo, Quípama y San Pablo de Borbur, donde ganó en forma absoluta el Centro Democrático. Eso sí, en medio de crecientes brotes de protestas y reclamos de las comunidades organizadas de las zonas mineras, por la realidad de hambre que viven cientos de familias dedicadas a la extracción tradicional de las esmeraldas y por el panorama de amenaza que viven esas comunidades ante las nuevas medidas adoptadas por las empresas multinacionales de extracción de esmeraldas para hacer frente a la “minería ancestral”.
- El resurgimiento de la vocación “uribista” en esta región no extraña a nadie en esta región. Como se recordará, en Occidente de Boyacá, en forma mayoritaria, ganó el NO en el “Plebiscito por la Paz” de 2016. Y en ciudades como Chiquinquirá, Iván Duque ganó, hace cuatro años, en la contienda a la Presidencia. Cabe anotar, también, que para ese momento, uno de los jefes de campaña del candidato Duque para esta región, fue el primo-hermano del recién elegido representante por el Centro Democrático, Wilmar Triana, hoy Alcalde de Chiquinquirá. También, Occidente de Boyacá se mostró generoso en las contiendas para el congreso, de otros años, con votaciones significativas para Ciro Ramírez Pinzón, German Vargas Lleras, Álvaro Uribe Vélez, Armando Mendieta, David Bargil, Milton Rodríguez y Efraín Cepeda, entre otros.
Por ahora, todo apunta a que el nuevo representante Edwar Triana sea la cabeza visible de la candidatura de Federico Gutiérrez en Boyacá. Para muchos, este será el primer reto, antes de su posesión como Representante a la Cámara, el próximo 20 de julio.
Sin embargo, algunos analistas, también advierten que esta labor puede poner a prueba la capacidad de concertación, negociación y diálogo que tenga Edwar Triana, ya como jefe natural del Centro Democrático en Boyacá. Una de esas labores será unir al partido, luego de las elecciones parlamentarias y proponerle una agenda de trabajo en las regiones para su consolidación hacia las elecciones regionales de 2023. De hecho, ya se anuncia el interés de ese partido para conquistar la próxima Alcaldía de Chiquinquirá, posiblemente con figuras como Armando Quiñones Garzón o Héctor Ángel Ortiz, viejos conocidos de esa tolda política.
Y el otro gran reto que tendrá Edwar Triana es hacerle frente al creciente fenómeno político que se advierte con la candidatura de las opciones alternativas para la Presidencia. En especial cuando el discurso progresista de Gustavo Petro y Francia Márquez comienza a ganar audiencia y correspondencia en sectores que vienen mostrando organización y coherencia en Occidente de Boyacá, como los gremios de los cacaoteros, los pequeños campesinos organizados, ligados a procesos de cacao, café, caña de azúcar y aguacate, las organizaciones de pequeños mineros, los nuevos emprendedores del agro-turismo y las colectivos de jóvenes en todas las poblaciones donde está germinando un nuevo discurso a favor de la vida, el medio ambiente, la paz y la reconciliación.
En esta labor, el Centro Democrático deberá pensar con audacia y rapidez en nuevos planteamientos y nuevas agendas temáticas para proponerle a la región de Occidente con miras a la contienda presidencial. Muy alejado del discurso histórico y trasnochado sobre la extracción de esmeraldas como opción de riqueza para esta deprimida zona del Departamento, base fundamental sobre la cual cabalgó por décadas la vieja clase política en esta zona de Boyacá.
