El Daniel Santos que yo conocí…

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Por: Fabio Becerra Ruiz / Periodista y locutor duitamense.

Fabio Becerra

A propósito de los 29 años de la muerte del famoso cantante Daniel Santos, fallecido en Ocala, Florida, el 27 de noviembre de 1992, quienes lo admiramos seguimos afirmando que en realidad «El jefe era el Jefe”, y sigue siéndolo… y punto.

Yo lo presenté en 1967 en el radioteatro de la emisora Nueva Granada en Bogotá, con entrada gratis, y era tal el despelote y la multitud que durmió desde la noche anterior haciendo cola para entrar, que siendo yo el animador, tuve que con una escalera ingresar por el contiguo Teatro San Jorge, saltar una tapia, y me recibieron al otro lado en la emisora con otra escalera, pues no pude entrar por la puerta de acceso a la entonces famosa Nueva Granada, matriz de la cadena RCN.

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Había tanta multitud, que pusieron policías controlando con bolillo en mano que todo ese populacho no se subiera al escenario a tocar al «Jefe», que ni siquiera se inmutaba, y se limitaba a taparse la nariz con un pañuelo antes de actuar, durante los cuatro días que se presentó de 8 a 9 pm, en musical transmitido por supuesto en cadena nacional de RCN.

Le pregunté al «Jefe» Daniel Santos si no lo emocionaban esos fanáticos exaltados y en estado de paroxismo, y me respondió con fría expresión, que llevaba muchos años acostumbrado a esos excesos de sus seguidores.

Recuerdo la promoción previa con la voz del propio Daniel Santos, que decía, «amigos de Las Cruces, Eduardo Santos, Belén, Ciudad Kennedy (y mencionaba otros barrios netamente populares de Bogotá), les habla «el Jefe Daniel Santos…los invito etc.»

Un furibundo seguidor de Daniel Santos quien viajó en bus desde Cali como con 30 acetatos long play y quería que «el Jefe» se los firmara todos, no pudo siquiera entrar al radioteatro, y se lamentaba casi llorando de su frustración.
Esa presentación con el respaldo de la orquesta de Lucho Bermúdez, que acomodó varios músicos para conformar el sonido de una pequeña sonora y seguir las partituras musicales que traía «el Jefe», fue en el último gran musical de la radio colombiana, que yo presentaba con el famoso cantante Alberto Granados, y que se llamó » Noches de Candilejas» realizado por RCN en sociedad con el «Grill Candilejas», que era el sitio IN de Bogotá en esa época, y dónde viví una época de juventud y bohemia con muchos famosos artistas entre ellos el recordado humorista Hebert Castro cuyo Show yo también animaba, Virginia López, Los Hermanos Rigual, la “Tariacuri” Amalia Mendoza, la Orquesta de Orlando y su Combo, Luisito Rey etc, de todo lo cual no me quedó ni una modesta foto, excepto una que con los años se me extravió, compartiendo copas con el famoso compositor, cantante y actor de cine Cuco Sánchez, y tampoco conservo una grabación, pues los archivos de la emisora Nueva Granada se desconoce qué suerte tuvieron, pues no había celulares, y tener cámara fotográfica era un lujo que no todos poseíamos.

Los únicos testigos con los que mantengo contacto de esa espectacular presentación, son «mi padrinito» David Cañón Cortés quien era asistente del Director de la emisora Alfaro Cadavid Macías (q.e.p.d.), Luis Ernesto Sánchez Cabrera, economista y ejecutivo tolimense quién leía noticias, los entonces operadores, hoy llamados ingenieros de sonido Saúl Fonseca, y Dagoberto Ramírez, los aplaudidos cantantes y compositores Kenny Pacheco, Marcel de Colombia y Oscar Ferreira quienes ya descollaban como excelentes artistas, la eficiente secretaria de gerencia Marlene Dimas hace años residente en New York, el incomparable amigo Manuel Prado Mejía ya por esas calendas un destacado periodista y subdirector del informativo “Actualidades RCN”, y la reconocida pintora, escultora y docente Cecilia Granados, asistente de producción de RCN, pues los demás locutores, técnicos, operadores y ejecutivos, en su gran mayoría “colgaron guayos” hace rato.

Pero quizá lo que entonces más me impresionó en esa época, de las presentaciones del “Jefe” Daniel Santos, fue la interpretación de su canción insignia “La despedida”, con la cual cerraba siempre su show, canción con la cual el famoso compositor Pedro Flores, expresó el dolor de ir a la guerra y dejar a su madre, y se lamenta el cantor de Puerto Rico de su suerte, si al irse regresa y ya no la encuentra viva, canción que al terminar de interpretarla se arrodillaba «el Jefe» Daniel Santos, y lo vi todas las veces derramar lágrimas de emoción en esos instantes, pues le recordaba según me dijo, su paso por el ejército de USA, pues era tal el sentimiento que expresaba, que se retiraba de inmediato del escenario acongojado y sin permitir que nadie le hablara, y creo que su actuación con esa y otras famosas melodías, ha sido la máxima expresión de frenesí y locura que he visto de una multitud, en mí ya un poco larga existencia.

Es que repito que “El Jefe, era el Jefe”, y sigue siéndolo en el corazón de quienes lo admiramos, pues igual que Gardel, cada día “El Jefe” canta mejor, aunque aventaja a “el zorzal criollo”, en que ahora “el Jefe” canta cada día con mayor sentimiento” …

Ojalá ese titán de la televisión que es Jorge Barón, nos vuelva a deleitar con el video de su presentación en “El Show de las Estrellas”, el mejor musical de televisión en la historia de este medio en Colombia, y que ahora evoca en sus programas aún vigentes en canales internacionales, esos inolvidables momentos que pertenecen a la historia musical de Colombia y del mundo de habla hispana.

«Vengo a decirle adiós a los muchachos, porque pronto me voy para la guerra, y aunque vaya a pelear en otras tierras, voy a salvar mi derecho, mi patria y mi fe, ya yo me despedí de mi adorada, y le pedí por Dios que nunca llore, que recuerde por siempre mis amores, que yo de ella nunca me olvidaré. Solo me parte el alma y me condena, que dejo tan solita a mi mamá, mi pobre madrecita que es tan buena, quien en mi ausencia la recordará, quien me le hará un favor si necesita, quien la socorrerá si se enfermara, quien le hablara de mi si preguntara, por este hijo que nunca quizá volverá. Quien me le rezará si ella se muere, quien pondrá una flor en su sepultura, quien se condolerá de mi amargura, si yo vuelvo y no encuentro a mi mamá».

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