Hay polémica en la ciudad por el daño causado a una cruz que, según dicen, tiene una historia de cientos de años y fue utilizada para castigar a los indígenas cuando no se declaraban confesos en el catolicismo. Alfonso Avellaneda, reconocido docente universitario y ecologista, propone que el parque principal ya no se llame Jaime Rook sino Plaza de la Resistencia.
Una cruz de piedra ubicada en el parque Jaime Rook de Paipa es en estos días motivo de discusión y polémica por parte de diferentes sectores ciudadanos. Mientras unos consideran que se debería retirar del lugar, otros piensan que se debe mantener porque hace parte de la historia de la ciudad.
La cruz ha estado en el parque durante décadas o quizás siglos y muchos ni se habían percatado de su existencia, pero en la última semana fue noticia porque fue vandalizada por desconocidos.
En efecto, personas que aún no han sido identificadas le echaron pintura roja e hicieron circular por redes sociales un comunicado en el que señalan que esa cruz de piedra es una vergüenza para el municipio pues en esta fueron torturados y asesinados indígenas por el simple hecho de resistir ante el invasor.
“Es una tristeza como se conserva en medio de un parque como si está fuera un orgullo para nuestra generación”, dijeron los autores del sabotaje a la cruz en comunicados que difundieron en los últimos días en redes sociales.
En ese comunicado, cuyos autores se desconocen, señalan que la cruz fue pintada de rojo en señal de protesta. “Esta Cruz fue utilizada, como muchas otras, para torturar y matar a los indígenas que se negaban a ser evangelizados durante la colonización. La comunidad exige que la cruz sea removida o de lo contrario será derribada”, advierten.
La secretaria de Gobierno de Paipa, Alejandra Pico, dijo que el hecho de vandalismo se registró en la madrugada del jueves y que se han estado revisando las cámaras de seguridad instaladas en las calles 24 y 25 para tratar de identificar a los autores. También dijo que la cruz hace parte del patrimonio cultural de Paipa y que se tomarán medidas para proteger esos bienes públicos.
En la mañana de hoy habrá en Paipa Consejo Extraordinario de Seguridad, con presencia de policía, Sijín, Fiscalía y Secretaría de Cultura y se espera que se puedan tomar medidas para identificar a los responsables del vandalismo y al mismo tiempo establecer una estrategia para proteger ese patrimonio.
Los responsables del hecho, que son los mismos autores del comunicado que circuló en redes sociales, se preguntan ¿cómo es posible que hasta el día de hoy celebremos el 12 de octubre? ¿Cómo es posible que sigamos naturalizando el genocidio? ¿cómo es posible que llamemos patrimonio a la tortura?
“El 12 de octubre de 1492 no fue el descubrimiento de América sino el día en que inicio uno de los genocidios más grandes que ha conocido la humanidad, que trajo la destrucción de nuestra cultura y por ende la sustitución de la imposición occidental; tampoco fue un encuentro de culturas; fue una invasión donde se saqueó, se violaron a nuestras mujeres y se engañó.
“A nuestro municipio el saqueador Jiménez de Quesada llego en agosto de 1537 guiado por la sed del Dorado y a pesar de que el cacique Paypa desde el principio se unió a la resistencia con el objetivo de expulsar el ejército invasor fueron derrotados en la batalla del Pantano de Saquencipa. Con la instauración de las encomiendas además de comenzar la explotación por medio de los tributos que los indígenas debían dar a la corona y a los curas doctrineros, también inicia la disminución de la población indígena ya sea por las nuevas enfermedades traídas por los españoles, por los trabajos forzados o por lo que significaba resistir ante el usurpador”.
“En 1602 se toma la decisión de unir los resguardos de Bonza, Sátiva y Paipa y de esta manera se empiezan a configurar los símbolos de poder en el pueblo; patrones de dominio hispánico-religioso materializados con una cruz en el centro de la plaza y la ubicación de las principales edificaciones como la iglesia y la casa del cura. En el año de 1680 se construye la cruz de piedra o cruz del castigo con un solo objetivo aniquilar a los indígenas rebeldes a la corona y a la religión, permaneciendo en el centro de la plaza hasta fines del siglo XIX pues fue llevada al cementerio municipal, pero luego la ubican en el costado de la iglesia central”.
Finalmente ratifican que “la cruz de piedra es una vergüenza para el municipio”. “Por tal razón, le advertimos a la Alcaldía municipal y autoridades pertinentes que si esta no es retirada en un plazo máximo de un mes será tumbada por nuestro movimiento. Los invitamos a hacer en el mismo sitio un verdadero símbolo que nos enorgullezca como paipanos por ejemplo uno dedicado a aquellos que dieron su vida por defender su tierra y su cultura”, dicen finalmente.
Manuel Avellaneda, reconocido profesor universitario y defensor de causas ambientales y sociales, ratificó la posición de quienes sabotearon el símbolo y dice que la cruz de piedra que reposa en frente de la iglesia de Paipa fue utilizada durante en proceso de evangelización para castigar a los indígenas cuando no se declaraban confesos en el catolicismo.
“Cómo está Cruz hay otra en Cucaita y se habla de otras que existieron en otros municipios de Boyacá. Su existencia es testimonio de un proceso terrible que vivieron los muiscas del altiplano boyacense en La Conquista y la Colonia. Ahora que los tiempos a lo largo y ancho del mundo están redescubriendo esas realidades pasadas para afirmar sus territorios, objetos de herencias como el esclavismo han sido destruidos; sin embargo, pienso que en caso de la cruz de piedra de Paipa debería ser conservada, colocando al pie de ella una inscripción escrita o simbólica de esta herencia de la Conquista y la Colonia, que ayudaría a reconstruir la memoria histórica real que es la mejor defensa y resistencia en la búsqueda de la justicia histórica. Su afectación solo genera respuestas que pueden ayudar a ocultar la verdad histórica que tanto necesitamos en Paipa para hacer de este terruño de herencia hispanico- muisca, plasmada en nuestra población mestiza y sus sabidurías etnobotanicas, folclóricas y alimenticias entre otras, sobre las cuales debemos adelantar profundos procesos de recuperación como el mejor homenaje a nuestros ancestros”, indica Avellaneda.
“Conservemos la cruz y construyamos en piedra una explicación educativa. Incluso sería aún mejor rebautizar el Parque Jaime Rook como Plaza de la Resistencia”, propuso Avellaneda.
Juan Pablo Andrade, coautor de un libro sobre la historia de Paipa, dice que el tema debe tratarse de una manera más democrática y por eso está proponiendo un Cabildo Abierto en el que se debatan muchos aspectos sobre la cultura y el patrimonio de la ciudad.
“La sociedad se construye entre todos; ni las mayorías pueden aplastar a las minorías ni las minorías deben aceptar que se pisoteen sus derechos”, indica Andrade y agrega que se está volviendo costumbre que quienes no están de acuerdo con algunas situaciones tomen las vías de hecho, cuando lo que se requiere es concertar y buscar acuerdos.
Indica Andrade que la cruz de piedra como patrimonio cultural., como está contemplado en el Plan de Ordenamiento Territorial y que como tal es sujeto de protección por parte de las autoridades locales.
Por eso su propuesta es que se realice un Cabildo Abierto, que él espera ayudar a convocar, en el cual se conozcan posturas académicas y todos los ciudadanos puedan expresar sus opiniones, no solo sobre el tema de la cruz de piedra sino sobre todos los aspectos que tienen que ver con el patrimonio histórico, arquitectónico y cultural de la ciudad.
“La prioridad debe ser defender y proteger ese patrimonio, dice. Andrade espera que ese Cabildo pueda ser convocado para el mes de noviembre de este año y que allí se puedan escuchar todas las posiciones sobre lo que debería ser preservado para las próximas generaciones.