Por | Tarcicio Cuervo / El Iguaqueño
Para no especular, miremos la definición de “caudillo” del diccionario de las Real Academia de Lengua Española:
- “Persona que guía y manda a un grupo de personas, especialmente a un ejército o grupo armado.”
- “Título que se adoptó en el español la voz alemana führer y en italiana duce”.
En España, Francisco Franco recibió comúnmente los títulos militares de “Cuadillo y Generalísimo”. En Colombia nuestro caudillo recibe diversos nombres como: El gran colombiano, El mesías, el innombrable, entre otros tantos.
Por sus hechos los conoceréis, este título se les da a los gobernantes del mundo que han usado la fuerza pública o ejércitos privados para implantar regímenes autoritarios y perversos, cuyo fin es matar y robar los bienes públicos y privados, preferencialmente de gentes incautas e inermes; con la complicidad de los compinches que acaparan riqueza utilizando las artimañas del régimen.
El Gran Colombiano, siendo gobernador de Antioquia, creó y apoyó grupos paramilitares – conjuntamente con los grupos económicos del país y multinacionales que operan en Colombia- como “Los doce apóstoles” y “El bloque metro”, donde luego fueron apareciendo decenas de grupos y se unieron en lo que llamaron: Auto defensas Unidas de Colombia “AUC”, Organización que le sirvió de soporte para la campaña presidencial, ganándola holgadamente y gobernando en santa alianza hasta el día de hoy.
Para sostener el poder le ha tocado hacer: cientos de masacres, miles de asesinatos selectivos, millones de hectáreas de tierra despropiada, millones de campesinos desplazados, robos de billones de pesos al erario público, compra de votos para el candidato que él escoge. Todo lo que él dice se hace, quien se opone, se desaparece o aparece muerto, si algún juez trata de juzgarlo: le indilga, lo cuestiona, le dice ser un corruptor de la justicia. Nuestro caudillo está por encima del bien y del mal.