Carta abierta al alcalde de Tunja Alejandro Fúneme

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Por | Jhonathan Leonel Sánchez Becerra – Historiador

Estimado señor alcalde, la administración municipal no es un botín de guerra, usted -como mis bisabuelos conservadores, entre ellos también algunos alcaldes-, se equivoca al profesar un partidismo, sectario y abyecto que solamente ha profundizado las brechas sociales de una ya de por sí, comunidad tunjana fracturada y desigual, su visión de ciudad como su definición de progreso pertenecen a otro tiempo, carga usted el lastre de una mentalidad obsoleta, distante de las lógicas que dan forma a la sociedad moderna donde usted no puede pretender disfrazar la decadencia de un partido y de una ideología con la tradición.

Esas formas de negación, exclusión e imposición de prejuicios sobre los otros, han degenerado en Colombia, históricamente, en pobreza y sus derivadas como la persecución, la inestabilidad económica y la inseguridad social de un amplio sector de la población y por supuesto, en violencia. Las medidas precarias -por no decir insuficientes-, que la administración que usted representa ha adoptado como una pésima copia del desacierto del gobierno nacional para “ayudar” a la ciudadanía a hacerle frente a la crisis producto de la “pandemia”, sorprenden por inhumanas, crueles e indignas, jamás un crédito bancario será considerado como tal. Se lo digo como es mi estilo, con todo respeto.

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He llegado a pensar que no es su culpa, que está mal asesorado y tal vez, le hace falta sacudirse de elogios y aplausos fatuos -de esos que abundan alrededor de alguien que tiene algo de poder-, que le impiden ver con claridad y conocer en profundidad la triste realidad que afrontan los más de 180.568 habitantes de Tunja y no solamente, la de sus 29.429 votantes o más específicamente de sus allegados, sin hablar de nepotismo.

Hace falta la generación de empleos -no solamente técnicos sino profesionales-, reestructurar los programas sociales y extender su cobertura de tal forma que garanticen la protección de las necesidades básicas de la población vulnerable; que los organismos de control pongan la lupa y en cintura a las empresas prestadoras de servicios públicos de la ciudad que sin compasión alguna abusan en sus cobros; buscar alternativas de descuentos y financiación reales para la cancelación de acreencias e impuestos con el municipio y otras entidades.

Particularmente en la sectorial de Cultura y Turismo, salvo algunas excepciones, es necesario contar con profesionales idóneos que sean cercanos al sector, que se preocupen por comprender las dinámicas de los trabajadores de la cultura que tiene Tunja para que las diversas expresiones, esencia de la nación, sean un verdadero instrumento de transformación social, de justicia, equidad e inclusión.

Es lamentable que en su administración la cultura permanezca ocultada y desconocida o sea utilizada solamente como parte del espectáculo cuando los trabajadores de la cultura tenemos mucho más para aportar, especialmente en momentos de crisis como este. Las convocatorias no han sido equitativas y mucho menos justas en términos de participación de las áreas y de reconocimientos incluso económicos, pretender atar la cultura a un capricho de los servidores públicos de turno es algo absurdo, provinciano y de mal gusto que denota ignorancia, los gustos particulares por ciertas expresiones artísticas no pueden seguir maquillándose de participación, como no es ético convocar a artistas a través de llamadas telefónicas, caso concreto, el del aguinaldo boyacense 2020.

En el área de Literatura, por ejemplo, en la reciente convocatoria para el día de la Boyacensidad, abrieron espacio solamente para poesía “costumbrista”, cuando lo que existe es la poesía; algo parecido a lo que hicieron en la «Convocatoria de las Artes Sacras», en la que no dieron espacio al área en general, o en la de «La Noche de los Museos», donde los artistas debían presentar una obra que narrara la historia del lugar donde se realizará el evento, limitando su capacidad creativa; y ni hablar de los absurdos requisitos de la «Convocatoria de Estímulos» que hacen pensar que son publicadas desde la sectorial, hechas a la medida de intereses particulares.

Es absurdo que a un artista que pretende participar en la línea de creación, se le exija la presentación de un proyecto que contenga entre otros aspectos: marco de referencia literario, presupuesto, impacto social con indicadores; plan de difusión, alternativas de mercadeo, plan de socialización y un informe técnico y financiero, y como si fuera poco, pagar la publicación de la obra con un indigente premio de siete millones de pesos, pareciera ser, que la intención no fuera otra diferente de que a los artistas, no les corresponda por su trabajo intelectual, un solo peso.

Finalmente señor alcalde, nunca es tarde para reflexionar y empezar a hacer las cosas bien, que en la gestión pública es algo que ahorra o evita a futuro, el desgaste jurídico.

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2 COMENTARIOS

  1. Bastante interesante es el hecho que un ciudadano se arriesgue a enfrentar una maquinaria política tan peligrosa, como se ha dejado ver en el país, enarbolando verdades con un tono fuerte y muy diciente, producto de la impotencia en la que nos tiene sumido el estado, verdades que han permanecido en el ambiente social desde nuestros antepasados, independiente que sean o no nuestros bisabuelos. Se me viene a la mente, a raíz de todo este desespero y sabedor de la existencia de las malas practicas de los gobernantes Colombianos, una frase famosa que es emitida en momentos de pánico y desesperanza «¿y ahora, quien podrá defendernos?»

  2. El creador del sancocho no lo identifica, la verdad, así no se puede criticar, debe ser claro, concreto y tema por carta, Tunja ya es una ciudad de muchos, pero, pocos la orientan, organizaciones por sectores, barrios y polos pueden contribuir a una mejor distribución.

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