Las redes sociales y la agitación social son factores que han contribuido al momento de incertidumbre que vive la institución. Los policías parecen tan desorientados y tan asustados como los ciudadanos a quienes dicen proteger.
Ciento veinte años en la labor de garantizar el ejercicio de los derechos y libertades públicas celebrará en noviembre la Policía Nacional y también para los policías los actuales son tiempos de crisis incertidumbre.
Según la ley, la Policía existe para garantizar que los ciudadanos convivan en paz, pero muchos de sus integrantes son acusados de propiciar hechos violentos.
Al mismo tiempo en sus filas hay hombres y mujeres que sienten miedo porque en muchos casos son agredidos y no hay para ellos el respaldo y la solidaridad de la ciudadanía.
Tres hechos de los últimos días en Boyacá demuestran las dificultades al interior de la institución: la muerte de una mujer trans en Tunja, presumiblemente a manos de taxistas; las lesiones en los ojos sufridas por jóvenes que realizaban jornadas de protesta en Paipa y la captura de una patrullera adscrita al Departamento de Policía Boyacá que, al parecer, hacía parte de una banda dedicada al microtráfico en Paipa.
En el caso de la mujer trans a quien se le causó la muerte a punta de golpes en Tunja, las primeras informaciones decían que un grupo de taxistas atacó a la posible atracadora causándole heridas de gran gravedad.
Muchos ciudadanos reprocharon que durante la agresión a la mujer trans por parte de los taxistas, por lo menos, un agente de Policía estuviera en el lugar y no hubiera actuado para evitar el hecho.
Más tarde el gremio de los taxistas expidió un comunicado en el que deja dudas sobre la actuación de la Policía y explica lo ocurrido.
Los taxistas aclararon que en ningún momento hubo intención de atentar contra la vida de la persona y que la situación presentada fue producto de evitar un atentado contra la vida e integridad de uno de sus compañeros y no por motivos de homofobia ni xenofobia y aseguraron que, al momento de llegar la Policía, la mujer trans estaba consciente y caminaba por sus propios medios.
En el pronunciamiento del gremio afirman que, al momento de llegar la Policía Metropolitana de Tunja, la victimaria fue arrestada y dejada en custodia de los uniformados. Añaden que, desconocen los lugares de desplazamiento y situaciones que se hayan podido presentar después de que la agresora fuera desplazada en un panel de la policía y no en una ambulancia como se ha rumorado.
Finalmente, los taxistas rechazan los hechos de inseguridad que se han presentando en las últimas semanas en la ciudad y exigen a las autoridades competentes mayor presencia y vigilancia a fin de evitar situaciones similares o de mayor gravedad.
El segundo hecho que afecta la imagen de la Policía en Boyacá es el de dos jóvenes que resultaron con heridas oculares cuando el Esmad trataba de controlar una situación por protestas en Paipa. La denuncia de los jóvenes fue formulada con fotos y videos.
Camila Ochoa, integrante de la Comisión de Verificación de DDHH en Boyacá y del Comité de derechos humanos de la UPTC, dijo que la Policía inició a lanzar granadas de aturdimiento, gases y piedras a las personas que se encontraban en un plantón pacífico.
“Alrededor de las 7:20 p.m. bloquearon la vía principal al lado del terminal, casi a los 20 minutos llegó la Secretaría de Gobierno de Paipa, la cual les dijo que la orden era no dejar bloquear ninguna vía nacional. Se intentó interlocutar con ellos para llegar a un acuerdo, pero ellos no aceptaron (…) Entonces los funcionarios de la Alcaldía les dicen que tienen diez minutos para que desbloqueen la vía. Después llegan alrededor de 70 efectivos por los dos sentidos de la vía y todos los manifestantes se dispersan”.
“Cuando se empieza a dispersar la manifestación, podemos notar que los uniformados apuntaban las granadas de aturdimiento y demás armas que utilizaban a la cabeza y cuerpo de las personas y no al piso como debe ser”.
Como consecuencia de esos hechos, Alejandro Baquero terminó con una lesión ocular. “El lugar de los hechos fue cerca de mi casa y yo estaba en mi residencia cuando escuché el primer ‘totazo’ hacia los manifestantes. Mi reacción fue salir de mi casa a ayudarlos porque los del Esmad ya estaban metidos en el pueblo y tenían arrinconados a los chicos. Me di cuenta que uno de los de primera línea tenía los ojos lastimados y que presentaba varias lesiones, así que le pedí el escudo para ubicarme en la primera línea. Cuando lo hice, uno del ESMAD volteó la calle y alcancé a notar cuando me apuntó, lo único que alcancé a hacer fue a tratar de agacharme, luego sentí el impacto, afortunadamente me pegó primero la bala de goma o la lata cerca al ojo y no directamente sino eso me hubiera estallado el ojo”, dijo el joven.
Baquero añadió que tuvo que ser remitido de inmediato a Tunja para que un especialista revisará su lesión. En los próximos días, en Bogotá, le harán una ecografía ocular con la cual le darán el diagnóstico de su estado. Hasta el momento, el ojo ha permanecido vendado y con el suministro de algunos medicamentos.
De la jornada de protestas del 28 de junio en Paipa se registró la lesión de alrededor de siete personas, dos de ellas con traumatismos y lesiones oculares y tres jóvenes detenidos arbitrariamente. “En las horas de la noche se detuvo a tres personas, a ellos los esposaron, les pegaron, les dieron patadas. Al lugar llegó la Secretaría de Gobierno y dejaron en libertad a los jóvenes, pero les colocaron un comparendo injustificado”, señaló Camila Ochoa, integrante del Comité de DDHH.
Y el último hecho que tiene en el ojo del huracán a la Policía es la desarticulación de una banda dedicada al microtráfico en Paipa.
“La Policía del departamento de Boyacá, mediante labores de policía judicial adelantadas por la Seccional de Investigación Criminal SIJIN en coordinación con la Fiscalía, logró desarticular un grupo de delincuencia común organizado denominado ‘los jefes’, dedicados al microtráfico, quienes venían afectando la seguridad y convivencia ciudadana en el municipio de Paipa”, dice el comunicado oficial de la propia Policía.
Señala que una investigación de diez meses permitió a los funcionarios de la SIJIN recopilar importante material probatorio contra los integrantes de esta estructura delincuencial, logrando la expedición de cinco órdenes de captura y una captura en flagrancia, entre quienes se encontraba un sujeto apodado ‘capitán Paipa’, el cual hacía parte del grupo denominado primera línea en ese municipio, encargado de coordinar actividades de afectación a miembros de la Policía Nacional, especialmente ESMAD, en el marco de la protesta social.
En ese comunicado también se señala que entre los detenidos se encuentra una patrullera adscrita al departamento de Policía Boyacá. Los detenidos fueron puestos a órdenes de un fiscal, quien les imputará los delitos los delitos de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y concierto para delinquir con fines de tráfico.