SOS al cine colombiano

Foto | Los Nadie (2016)
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Por | Juan Sebastián Jiménez / Cineasta y Concejal / @SomosJuanJimenez

Lo que en un principio se pensó como el principal enemigo del cine, la Covid-19, que sin duda cerró salas y dio un golpe en la economía del Fondo Cinematográfico con las restricciones, hoy el nocaut se lo quiere dar la reforma tributaria presentada por el gobierno nacional que desconoce el importante trabajo que ha hecho este gremio por construir industria e identidad cultural.

A partir de la entrada en vigencia de la Ley 814 de 2003, más conocida como la Ley de Cine, comenzó el crecimiento paulatino de la producción cinematográfica nacional en Colombia, pasando de 3 películas anuales a más de 48 largometrajes registrados como producciones nacionales, récord en espectadores con 73.000 millones, mayor en un 14% del registro del año anterior, y 1.227 salas de cine activas en las cuales se estrenaron en total 355 películas en el año, sin contar los cortometrajes realizados en todo el país y la importancia de esta industria como generadora de empleo y formalización del medio audiovisual. Estas cifras se formaron gracias también a la Ley 1556 de 2012 que ofreció a Colombia como un atractivo para la inversión cinematográfica a nivel mundial, teniendo en Estados Unidos no solo nuestro mayor exhibidor sino también el mayor inversor, según Proimágenes Colombia. Cifras increíbles, ni imaginadas antes de la puesta en marcha de la Ley de Cine.

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Dos puntos fundamentales para entender el retroceso que podría tener el Cine en Colombia con la Reforma Tributaria:

1. De La Ley de Cine 814 de 2003 “Por la cual se dictan normas para el fomento de la actividad cinematográfica en Colombia”, se pretende derogar con esta reforma tributaria los artículos 5,6,7,8, los numerales 1 y 6 del artículo 10, los artículos 13, 14 y 15 de la Ley de Cine. En palabras cotidianas, se pretende eliminar la principal fuente de financiación del Fondo Cinematográfico; la cual se basa en una contribución parafiscal a cargo de los exhibidores y distribuidores cinematográficos. Dicha contribución existe por medio de un recaudo que genera un porcentaje del pago que cada persona realiza al comprar una boleta cuando ingresa a una sala de cine en Colombia. En ese sentido, podemos afirmar que son los mismos espectadores quienes han financiado el Fondo Cinematográfico, su crecimiento y las nuevas producciones nacionales. A cambio, el Gobierno propone financiar el fondo de los recursos del presupuesto nacional a partir del 2024 con el monto que recaudó el fondo en la vigencia 2019, el cual se acerca a los 33.000 millones de pesos, ajustándola anualmente con la inflación. Y si bien es un salvavidas a este sector, desconoce la independencia y los buenos usos de este aporte con el Fondo Cinematográfico, politizando los recursos y haciendo que dependan de un buen “lobby” para no verse disminuido con el paso de los años.

La Ley de Cine ha sido ejemplo para el continente latinoamericano, como muestra del fomento al cine, la preservación y protección de la producción cinematográfica nacional, y la construcción de una industria joven con grandes resultados cada año. Sumado a esto, ha demostrado lograr abrir espacios inexistentes para el mercado de cortometrajes, creando la posibilidad para que lo jóvenes realizadores puedan proyectar sus obras en salas de cine por medio de un descuento dentro del aporte parafiscal a aquellos exhibidores que apuesten dentro de su parrilla por las historias de corta duración.

El estímulo que han recibido los exhibidores para proyectar largometrajes colombianos recibiendo en contraprestación durante un periodo de 10 años una reducción de hasta (3) puntos porcentuales de la cuota para el desarrollo cinematográfico a su cargo, ha generado una posición fuerte y le ha dado garras al mercado nacional para competir contra grandes industrias provenientes de países como Estados Unidos con el 89,5 % y Europa con el 4,9% de la exhibición en nuestro país.

2. La desarticulación de la Ley 1556 de 2012, la cual yace dentro de la lista de beneficios tributarios que se proponen ajustar o derogar a partir de 2023, sería el segundo golpe de muerte para esta industria cinematográfica. Dicha industria genera una contraprestación a aquellas empresas que graben dentro del territorio Colombiano equivalente al (40%) del valor de los gastos realizados en el país y un (20%) del valor de los gastos en hotelería, alimentación y transporte, sumando a esto las obras audiovisuales no nacionales de cualquier formato (cine, series, telenovelas, video juegos) producidas o postproducidas en Colombia, las cuales también podrán descontar del impuesto de renta hasta un (35%) del valor de la inversión que realicen en Colombia, como queda estipulado también en el artículo 178 de la Ley 1955 de 2019.

El atractivo de esta ley para la empresa extranjera ha generado una importante repercusión, en especial en Estados Unidos quien ha sido el mayor inversor en nuestro país donde se han rodado 37 producciones entre 2013 y 2020, con más de 5.000 millones de ingresos netos y en las cuales han participados destacados actores y directores de la industrial mundial como Gaspar Noé, Mark Walberg, Charlize Theron, Nicolas Cage, Javier Bardem, Tome Cruise y Daniel Radcliffe, por nombrar algunos. Han encontrado en nuestras playas, paramos, ríos, montañas y ciudades un esplendor cinematográfico para realizar sus producciones. Con una derogatoria a esta Ley perderíamos los avances de varios años por posicionar nuestro territorio como un lugar atractivo de filmación e iría en contra de la economía naranja propuesta por el presidente Iván Duque y de sus anuncios en los que Colombia será el próximo “Silicon Valley” de América Latina.

El SOS que pide la Industria Cinematográfica Colombiana al Congreso de la república está fundamentada en datos reales y concretos que respaldan a esta industria como un sector que genera progreso, que estimula la economía de manera positiva; pero que, además, sin dejar de lado el arte, la cultura, y la identidad nacional, dinamiza procesos de reconocimiento interno y externo de la capacidad innovadora del colombiano. Siendo el Fondo Cinematográfico el mejor aliado para la producción nacional hoy los escritores, guionistas, fotógrafos, directores, productores, escenógrafos, publicistas y de más profesionales de la industria se ven obligados a defender la Ley de Cine porque si la pandemia no ha terminado de socavar el avance del cine colombiano, muy probablemente esta reforma tributaria sí lo hará.

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