Por | Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
La UPTC, pese a su estatus de universidad nacional, tiene un fuerte anclaje regional, que se evidencia en la elevada proporción de estudiantes (72,1 por ciento), oriundos del departamento, sin embargo, al considerar, la participación de los departamentos contiguos, se observará la notoria raigambre regional, asociada a la región Centro-oriente.
Los orígenes de la reivindicación
Hace seis meses las universidades colombianas hicieron un tránsito inesperado de una presencialidad inercial a una virtualidad forzada. Gran parte de las instituciones educativas adoptaron planes de contingencia para afrontar la emergencia educativa, derivada de la pandemia viral, e intentar cerrar la brecha digital (más del 48 por ciento de los hogares colombianos no tiene acceso a internet; en Boyacá supera el 65 por ciento), con el suministro de planes de datos y dispositivos electrónicos. En la UPTC se asignaron 6.638 tarjetas por cinco meses, y 2.700 computadores, cuya financiación provino de los giros correspondientes a la Estampilla Pro Universidad nacional y los excedentes de cooperativas, equivalentes a cerca de $5.618 millones.
Como es sabido, pese a la pretendida “nueva normalidad”, la pandemia y sus letales efectos sigue latente, además de las repercusiones en el entramado económico y social, que ha pauperizado a los trabajadores y empobrecido a la clase media, lo que se evidencia en el deterioro de los indicadores del mercado laboral, con niveles de desempleo que han despojado de sus empleos a más de una quinta parte de la fuerza laboral.
Las secuelas de la recesión económica, han azotado a gran parte de los sectores económicos, no obstante, la lenta reactivación derivada de la prematura reapertura económica, cuyos resultados, según lo reporta el Dane, aún no se evidencian, pues el PIB en el segundo trimestre de 2020 cayó en -15,7 por ciento y la tasa de desempleo en julio fue del 20,4 por ciento. Simultáneamente, según la medición Pulso Social de esta agencia estadística, el 60,1 por ciento de los jefes de los hogares, respondió que la situación económica de su núcleo familiar, en agosto de 2020, había empeorado.
Fedesarrollo anticipa que este año la economía colombiana, atrapada en una severa recesión y en que los rebrotes del coronavirus serán determinantes, cerrará con una contracción de -7,9 por ciento, por encima de los pronósticos del Ministerio de Hacienda (-5,5 por ciento).
¿Por qué la Matrícula Cero?
Es ese el inquietante panorama recesivo, con una menguada capacidad adquisitiva de las familias colombianas, con su correlato de abandono previsible de los estudiantes con mayores vulnerabilidades socioeconómicas, y, por consiguiente, el aumento de la tasa de deserción acumulada de las universidades públicas, que en el segundo semestre de 2019 bordeaba 56,9 por ciento, según el SPADIES del Ministerio de Educación Nacional (en la UPTC, fue de 48,8 por ciento).
Lo anterior llevó a que, en gran parte de las 32 universidades públicas, por iniciativa de estudiantes, profesores y egresados, se empezara, desde mayo de este año, a promover la campaña de “Matrícula Cero”, de gratuidad plena como reconocimiento a un derecho fundamental, lo que, a la postre, llevó a que el Gobierno Nacional, anunciara la destinación de recursos adicionales para mitigar esta situación, refiriéndose, indistintamente, a alivios o auxilios.
La bolsa anunciada por el Ministerio de Educación Nacional (MEN), fue de $97.5000 millones, que cobijaría a las instituciones educativas oficiales, a través de una pomposa denominación “Plan de Auxilios a la Matrícula (PAM)” para los estudiantes de estratos 1 y 2. Con esos aportes el gobierno consideró satisfecha su responsabilidad en la (des)financiación de la educación superior pública, “apretando” a las 32 universidades públicas, a buscar recursos adicionales, comprimiendo o postergando el gasto. En ese interregno, muchas entidades territoriales mantuvieron un inescrutable silencio.
En la siguiente gráfica, se puede apreciar la excesiva dependencia de las universidades públicas de los aportes del Gobierno nacional, y la búsqueda de recursos propios, a través de la matrícula en los programas de pregrado y posgrado, y la disminuida venta de servicios.
El mapa de la gratuidad
Hoy, según la información de El Observatorio de la Universidad Colombiana, a corte de la segunda semana de agosto, once universidades habían beneficiado con la gratuidad total a los cinco o seis estratos; cinco a los estratos 1,2 y 3; nueve a los estratos 1 y 2; dos al estrato 1, y, seis, solamente habían otorgado descuentos parciales. La “Matrícula Cero” cuyas primeras manifestaciones se remontan a los comienzos de la crisis sanitaria, la lograron las universidades, tanto de carácter departamental y municipal, como las nacionales, gestionando ante las asambleas y concejos, el apoyo a esta reivindicación estudiantil, siendo el PAM, una de las tantas fuentes de financiación.
A la UPTC le fueron girados $4.614 millones dentro del mencionado PAM. Quizá se pensó que ello satisfaría las expectativas de “Matrícula Cero”, sin embargo, diversos estamentos universitarios han planteado, que esta institución no puede quedar a la zaga de las universidades, que lo adoptaron tempranamente, para garantizar la permanencia de los estudiantes de los programas de pregrado en el próximo semestre académico.
Las cifras de la Matrícula Cero
Como lo han revelado diversos estudios, la estratificación de los estudiantes de la UPTC está concentrada en los segmentos 1 y 2 (86,1 por ciento), corroborando con ello la vulnerabilidad de la población universitaria ante hechos tan inesperados como la pandemia y los efectos de la emergencia sanitaria.
Tabla 1. Composición, según estrato socioeconómico de los estudiantes de la UPTC
La UPTC, pese a su estatus de universidad nacional, tiene un fuerte anclaje regional, que se evidencia en la elevada proporción de estudiantes (72,1 por ciento), oriundos del departamento, sin embargo, al considerar, la participación de los departamentos contiguos, se observará la notoria raigambre regional, asociada a la región Centro-oriente.
Tabla 2. Origen geográfico de los estudiantes de pregrado de la UPTC
Como se anotó atrás de los 27.208 estudiantes universitarios, 22.612 pertenecen (81,6 por ciento) a los estratos 1 y 2, y contribuyen con el 71,5 por ciento de los recaudos de matrícula de pregrado, siendo beneficiarios, según los registros del Departamento de Bienestar, de algunos estímulos. Aquí se mezclan recursos girados por el Gobierno nacional y recursos propios, incluyendo los giros del PAM, ascendiendo este valor a $9.2307 millones. Si se descuentan estas cifras, el faltante por financiar para sufragar la “Matrícula Cero”, equivaldrían a $5.924 millones.
Tabla 3. La estructura de matrícula de pregrado de la UPTC
Como la población objetivo de la “Matrícula” Cero son los estudiantes de los estratos 1 y 2, los recursos faltantes se cubrirán, con los rubros de gastos generales no ejecutados (prácticas, académicas, comunicaciones y transporte, materiales y suministros, impresos y publicaciones, mantenimiento, viáticos y gastos de viaje, entre otros), que administran las once Facultades de la UPTC, unidades académicas que se vieron compelidas a “raspar la olla” de sus menguados presupuestos. Para la bolsa común las Facultades aportaron $3.226 millones. La última pieza de esta colecta de recursos provino de la Gobernación de Boyacá, que, luego de mantener una actitud ausente durante estos meses, ofreció $2.418 millones, con los cuales se obtendrían los $15.223 millones requeridos para garantizar la gratuidad a los 22.612 estudiantes.
Tabla 4. Fuentes de recursos para financiar la Matrícula Cero: gratuidad 100% para los estratos 1 y 2
Así las cosas, cubierta la población estudiantil más vulnerable, es dable pensar en los estímulos a los demás estratos socioeconómicos. La propuesta es recurrir a los donantes privados y a los alcaldes de las ciudades de mayor tamaño en el departamento de Boyacá, y así obtener $4.353 millones, que permitirían una ampliación de la cobertura de la gratuidad total o de los descuentos parciales. Pese a estos encomiables esfuerzos, nada releva al Gobierno nacional de sus responsabilidades frente a la educación pública.
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