Manifiesto de la Red de Pueblos Hermanos y los Colectivos Ambientales
El amor por la tierra, la identidad cultural, la paz y la voluntad de proteger el territorio contra macro-proyectos petroleros, mineros o de cualquier otra índole, que pongan en riesgo los páramos, bosques, lagunas, fuentes hídricas y sobre todo la paz que ha reinado en la mayor parte del territorio.
Hace un año, el 7 de agosto de 2019, se conmemoró el Bicentenario de la Batalla del Puente de Boyacá que selló la independencia de nuestra patria y la derrota del imperio español. Tan importante acontecimiento histórico debió haberse aprovechado con una amplia programación a nivel nacional para reflexionar sobre la trayectoria de nuestro país en los últimos dos siglos, hacer un balance de nuestro presente, fortalecer la identidad nacional, el sentido de pertenencia y la paz como hermanos, hijos de una misma patria, lo mismo que para convocar la unidad alrededor de unos propósitos que nos proyecten con una imagen digna y orgullosa ante el contexto internacional.
Infortunadamente se perdió esa oportunidad. La conmemoración del Bicentenario estuvo a cargo de la Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez quien se limitó a coordinar un excluyente acto protocolario de un par de horas en el Puente de Boyacá, en el que incluso, al gobernador Carlos Amaya, anfitrión del evento, ni siquiera se le dio oportunidad de actuar. Al público boyacense, estando en su propia tierra, le tocó mirar desde la loma pues no lo dejaron acercar.
Varias organizaciones ambientalistas quisieron hacer presencia como Movimiento Comunero Ambiental y leer un manifiesto homenajeando al movimiento Comunero de 1781, dirigido por José Antonio Galán, pionero (30 años antes) de las luchas por la independencia y la libertad, quienes fueron traicionados, perseguidos y aniquilados por las autoridades coloniales y la iglesia. Así mismo, manifestar la vocación agropecuaria, artesanal y turística de los boyacenses; el amor por la tierra, la identidad cultural, la paz y la voluntad de proteger el territorio contra macro-proyectos petroleros, mineros o de cualquier otra índole que pongan en riesgo los páramos, bosques, lagunas, fuentes hídricas y sobre todo la paz que ha reinado en la mayor parte del territorio.
Cuando los ambientalistas empezaban a marchar, de manera ordenada y absolutamente pacífica -como lo habían manifestado en los comunicados enviados previamente a la gobernación, alcaldía de Ventaquemada y policía- los detuvo el ESMAD. Este indignante atropello constituyó una afrenta a Boyacá, a la libertad de expresión y al derecho a la participación.
Para este nuevo aniversario del 7 de agosto de 2020, queremos llamar la atención del pueblo colombiano y en particular a los boyacenses y sus autoridades para reafirmar la importancia de Boyacá, sentirnos orgullosos de su historia, sus ancestros indígenas, su origen campesino y para que sigamos siendo una gran despensa agroalimentaria. Seguiremos defendiendo nuestros territorios, páramos, bosques, fuentes hídricas, atractivos naturales y patrimonio cultural. En respuesta a la pandemia, Boyacá deberá ser líder en la producción de alimentos sanos, la protección de la naturaleza y el ambiente sano.
Boyacá no se rinde, su espíritu sigue altivo y libertario, dispuesto a impedir macro-proyectos que causen daños ambientales, desorden social, carestía, inseguridad, violencia y demás problemas que suelen generar. Como pueblo sencillo y amable, estaremos preparados para dar la bienvenida a todos los que vengan a conocer y disfrutar las bellezas naturales y la riqueza cultural que atesora este departamento.