La Federación Nacional de Municipio, postuló, en días pasados, al alcalde de Chiquinquirá, Wilmar Ancisar Triana González, para hacer parte del Consejo Nacional de Paz, en representación de los municipios del país.
Este órgano es asesor y consultivo del gobierno nacional y fue creado en 1998, a través de la ley 434. El Consejo está integrado por 60 miembros, entre los que se cuentan representantes de las tres ramas del poder y delegados de sectores de la sociedad civil, con la misión de dar recomendaciones al ejecutivo, sobre asuntos de consolidación del proceso de paz y la búsqueda de fórmulas para la reconciliación entre los colombianos.
Su instancia ejecutiva se llama el “Comité Nacional de Paz”, que es integrado por siete miembros, tres de ellos provenientes de la sociedad civil, entre los que se incluye un delegado de los municipios de Colombia, y cuya elección se dará durante la presente semana.
Pero, por qué es importante la designación del alcalde de Chiquinquirá, Wilmar Triana González, en este órgano consultivo de las políticas en materia de paz?
Según, varios analistas consultados, la importancia radica en estos tres aspectos:
1. Porque el Alcalde de Chiquinquirá representa a una zona del país que quedó marcada en la historia de los conflictos, como un territorio que vivió episodios violentos, pero que fue capaz de dialogar, concertar y firmar un “acuerdo regional de paz”, que se mantiene vigente hace 30 años.
Esta designación le entrega una facultad adicional, y es la posibilidad de que Wilmar Triana lidere una discusión de orden nacional, acerca de las vías para construir “modelos de reconciliación” desde las propias dinámicas locales. Recordemos que hoy, los conflictos que se presentan en el territorio nacional, están marcados por una mirada regional, involucrando variables económicas, de dominio territorial y ausencia de instituciones legítimas del Estado: Catatumbo, Bajo Cauca Antioqueño, Cauca, Tumaco.
Pero, también, le pone al frente la misión de lograr un mayor acercamiento del Estado hacia la región de Occidente de Boyacá, para atender, -después de varias décadas-, los reclamos históricos que se han escuchado de sus comunidades, que no tuvieron respuesta con la firma del “acuerdo regional de PAZ de Occidente” y que se deben traducir, hoy, en mayor inversión en obras, educación, conectividad, vías carreteables, inversión en el campo y protección de las reservas naturales y paisajísticas, únicas en Colombia.
2. Esta designación es importante porque el Occidente de Boyacá mantiene asiento en este Consejo Nacional de Paz en los últimos 10 años. Recordemos que, también, en esta función estuvo el anterior alcalde de Pauna, Eulises Augusto Caro, lamentablemente sin mayores aportes para la construcción de iniciativas alrededor de la paz.
Así que lo primero que debe entender Triana es que está representando a una de las regiones con más experiencias en la historia del conflicto colombiano y que al mantenerse como delegado de Occidente ante este Consejo, también es el resultado de la disciplina de la región en la conformación de los Consejos Municipales de Paz. Según una investigación de la Fundación “Ideas para la Paz” (2015), Boyacá es el departamento donde existe mayor número de Consejos Municipales de Paz creados por acuerdo municipal y con reglamentación propia. Y en esa estadística, la región del Occidente de Boyacá muestra el mejor comportamiento en ese indicador, dejando ver que en el 86% de los municipios de esta zona, existen Consejo Municipales de Paz.
En ese sentido, la designación del alcalde de Chiquinquirá, debe reflejarse en un mayor esfuerzo de las instituciones para dinamizar a los órganos municipales de paz, dándoles herramientas para su operación y mayores capacidades para la divulgación y la pedagogía de la importancia de la paz, en un país que mantiene aún modelos desacertados y obsoletos para explicar la conveniencia y la importancia de los procesos de paz.
3. El alcalde de Chiquinquirá, puede jugar un papel importante a partir de su testimonio personal. Recordemos que fue un hombre, cuya niñez y juventud, estuvo marcada por fenómenos crudos y trágicos derivados de las disputas violentas en los territorios de Occidente. Pero prefirió la educación, la democracia y la legalidad. Por eso, llegó a ser dos veces concejal de Chiquinquirá y más adelante, alcalde de la cuarta ciudad más importante de Boyacá, con una amplia mayoría en las urnas.
Esa vocería, de un “sobreviviente de las guerras” vividas en el Occidente y su entera convicción de hacer la paz, a partir de las voluntades y la generosidad de quienes quieren vivir de otra manera, le ha dado notable legitimidad en la región. Y en ese sentido, es importante su presencia en el Consejo Nacional de Paz, porque puede aportar elementos para propiciar nuevos canales de diálogo que permitan abrir caminos para la paz con los actores armados que se mantiene hoy. Particularmente, su testimonio estará centrado en la búsqueda inequívoca del “diálogo” como principio fundamental para ese avance.
Con estos tres elementos, el Alcalde de Chiquinquirá, gana un asiento a nombre de los municipios, en el Consejo Nacional de Paz y mantiene la importancia de Boyacá como “territorio de paz”. Seguramente sus acciones estarán monitoreadas por una región que se apresta a recordar la importancia de haber firmado la paz regional, hace 30 años, con la participación activa de la Iglesia y con la voluntad de sus voceros de regionales.